Elecciones argentinas: lo que pasó, lo que vendrá

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Políticamente queda por delante un 2012 donde tendrá una rotunda mayoría legislativa, con lo cual el Parlamento volverá a funcionar y lo hará según las necesidades y conveniencias del Ejecutivo, fortaleciendo su gestión. Resulta lógico que Cristina aspire a construir una fuerza política que no quede limitada al peronismo aunque sabe de la preeminencia social y electoral de esa fuerza.

Es por eso que lo que pase al interior del peronismo, particularmente del peronismo/gobierno, tendrá enorme gravitación sobre el conjunto. En ese sentido ya se vislumbran dos claras tendencias: El triunfal oficialismo cristinista, que ella encabeza y que –hoy- tiene a Amado Boudou como su lógica continuidad, sin descartar las posiblidades de otros, incluidos Alicia Kirchner y el propio Máximo.

Enfrente aparecen las figuras de los gobernadores más amarradas al PJ (entre ellos se destacan José Manuel de la Sota, Juan Manuel Urtubey, Daniel Scioli) junto a otras figuras más tradicionales que van desde el ya veterano Carlos Reutemann hasta el no mucho más joven Eduardo Duhalde, sin olvidar a otros variados –hoy decadentes- caudillos territoriales. Éstos seguramente irán construyendo sus acuerdos con vistas al 2013. La gran duda de unos y otros es el rol que tendrá la CGT, conducida por Hugo Moyano. Muchos consideran que son ellos los que pueden llegar a inclinar la balanza de la denominada gobernabilidad a cualquiera de las tendencias en pugna.

La figura política de esa fuerza es un joven que aún no tiene 30 años, ahora Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores de Peaje y Afines, futuro diputado nacional, se trata de Facundo Moyano. Hijo de las entrañas del poder sindical, tiene fuertes vínculos con algunas organizaciones sociales y un discurso kirchnerista, con diferentes críticas. Esa síntesis le da una perspectiva que muchos miran, algunos admiran, no pocos temen, sin faltar los que desconfían.

La situación económico-social estará estrechamente vinculada a lo que ocurra en el escenario internacional. Nuestro país y los países del UNASUR están tomando medidas para evitar que la tormenta procedente de las economías centrales barra con las conquistas alcanzadas. Estamos transcurriendo un momento histórico, para transformar la “crisis” en “oportunidad”.

Puede ser el tiempo de “nuestra américa”. Fortalecer nuestra autonomía y soberanía política construyendo un importante mercado interno de toda la región, con moneda y Banco propio, rompiendo lazos con las políticas imperiales, son posibilidades que están a la vuelta de la esquina y pueden transformar suramérica. Hasta ahora, el gobierno nacional y los países de la región, con no pocas dificultades, van recorriendo lentamente –demasiado lentamente- ese camino. Para impulsar esta perspectiva Cristina deberá convocar a mucho más que el 50% que hoy la acompaña. Solo así tendrá la fuerza suficiente para llevarla adelante y no fracasar en ese empeño.

En esta semana el gobierno bolivariano de Hugo Chávez tomó medidas que colocan algunas señales acerca del rumbo a seguir. Por un lado está derivando sus reservas -hasta ahora- mayoritariamente depositadas en bancos de las decadentes economías de los países centrales hacia otros lugares más “amigos” -los bancos de China, Rusia, Brasil y Sudáfrica-; trasladando el oro que estaba en Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Suiza a las bóvedas de su Banco Central. Por el otro nacionalizando las reservas de oro para que estén al servicio de la economía de su país y no de los grandes poderes trasnacionales.

Por lo visto, aunque la victoria es grande e importante, el “mundo sigue andando” y en la economía nacional se empiezan a manifestar los primeros efectos de la crisis internacional, la disminución del superávit comercial es una muestra de ello. La desaceleración de la economía en materia de crecimiento, generación de empleo, ventas minoristas, son otros tantos datos de la realidad.
 

Profundizar –aceleradamente- el intercambio y producción con los países del UNASUR es una de las pocas medidas que podrán evitar dificultades internas que podrían licuar, si la crisis internacional se acentúa y prolonga, el poder de la Presidenta.
 

Nadie puede descartar la -re- reelección de Cristina (2015), ahora negada. Pero ese es un tema demasiado lejano para pensarlo en estos tiempos. Tal vez cuando se preparen las fuerzas para el 2013 esa cuestión aparezca de la mano de una reforma constitucional.

*Analista de Question Latinoamérica

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