Elecciones: propuesta mía sobre el voto

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Juan Manuel Aragón*

La ciudadanía –"el soberano"– se expresa a través de procesos electorales; pero lo hace de un modo peculiar: en secreto, sigilosa y calladamente. Y luego debe seguir "agachada": no ha elegido mandatarios, ha ungido reyezuelos y burócratas. El voto secreto es una burla. He aquí una propuesta para cambiar las cosas.

Mal que nos pese, el acto de votar en secreto es un trance cobarde. En un mundo que reconoce que no habrá represalias por expresar el pensamiento de cada uno, el hecho de votar en secreto viene a desmentir esta suposición. Tan es así que se continúa votando en secreto en todos los países del mundo, incluso en aquellos que nadie se atrevería a catalogar como dictatoriales o tiránicos.

Por eso pienso que una eventual reforma del sistema electoral argentino debería permitir el voto cantado. Que uno diga "doy mi voto al doctor Fulánez" es lo mismo que hacerlo en secreto, porque si muchos ciudadanos hacen lo mismo, al final quienes lo hagan serán anónimos. Y por eso también mi propuesta va un poquito más allá: que el voto sea cantado y justificado.

Es decir que uno exprese a viva voz "voto al señor Mengánez porque me parece que es una garantía de que habrá un buen gobierno".

Mejor todavía, podría haber votos que digan "voto a Perengánez, pero si no cumple con tales y cuales cosas que prometió en la campaña, sepasé que en mí va a tener un acérrimo y fervoroso opositor".

De más está decir que estos votos y sus justificaciones deberían ser registrados, para mostrarle al ganador qué se espera de su gestión. Y, de paso, para que la patria tenga qué reclamarle una vez que se retire de su función.

Como en la sociedad sigue y seguirá habiendo ciudadanos cobardes y pusilánimes que no entienden que las ideas no se matan, se habilitarán urnas con el tradicional sistema del voto secreto para quienes no deseen dejar asentados sus deseos de un buen gobierno.

No tengo ningún diputado ni senador amigo, por eso te mando esta propuesta a vos, para que la circules, en una de esas por interpósitas manos le llega a alguno. Y cualquier día de estos se reforma nuestro sistema electoral para que finalmente nos libremos del yugo de votar en forma innominada, anónima, recelosa, escondiéndonos en un cuarto oscuro y encerrando la papeleta en un ridículo sobre.

Como si fuéramos ortibas, denunciando en secreto a un vecino.

* Ciudadano argentino.
 

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