En EEUU »los medios han fallado miserablemente»

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Casi 300 emisoras de radio y televisión conectan todas las mañanas con la voz templada e incisiva de Amy Goodman, adalid del periodismo independiente (en EEUU), que estos días dispara contra el poder por partida doble. Su libro, En la cama con el enemigo (Temas de Hoy), es una contundente diatriba contra los excesos de la administración Bush y la complacencia de los medios de comunicación.

-Usted habla a menudo del ejemplo de los periodistas españoles, cuando la muerte de José Couso, frente a la complacencia de los periodistas estadounidenses…

-Sí, y he aprovechado esa poderosísima imagen de los periodistas dejando sus cámaras en el suelo en un reciente documental. Me parece un gesto simbólico de gran valor, una manera de plantarse y decir: «No vamos a acatar las palabras de los poderosos».

Fíjate sin embargo cuan poca reacción hubo en Estados Unidos ante las muertes del hotel Palestine y tantos otros periodistas en Irak. Detrás de todo esto hubo el objetivo claro de matar al mensajero… Pero los grandes medios americanos decidieron ignorar el tema y dar por buena la versión oficial, como tantas otras veces.

-Su diagnóstico de los medios americanos (estadounidenses) es desolador.

-Los medios en ese país han fallado miserablemente y han tocado un mínimo histórico. Pero no lo digo yo, lo dice la gente, esa «mayoría silenciada» que desconfía cada vez más de lo ve, lee o escucha.
La mayor parte de los periodistas americanos (estadounidenses) actúa sólo como escenógrafos del poder. El Pentágono empotró a los periodistas en la Guerra de Irak y ahí siguen, encamados en todas las esferas del Gobierno, ofreciendo la versión de la realidad que da la elite del poder.
Y cuando digo elite, hablo tanto de los republicanos como de los demócratas.

-Usted fue muy combativa durante los años en el poder de Clinton.¿Qué opinión le merece John Kerry?

-A veces resulta difícil asumir que John Kerry y John Edwards son los candidatos de la oposición, como cuando votaron a favor de la invasión de Irak. Recordemos que hace unas semanas, cuando Bush le preguntó si «sabiendo lo que sabemos ahora, habría votado a favor de la invasión», Kerry respondió «sí»…
Fue un mazazo para millones de demócratas que llevaban tiempo reclamando una actitud más firme contra la guerra. En las manifestaciones contra la Convención Republicana en Nueva York había carteles a favor de Kerry, y eso es un indicio.

-¿Un pronóstico para el 2-N?

-Confío en que haya un cambio de poder y tengo las esperanzas puestas en una alta participación popular y en esos millones de americanos (estadounidenses) que votarán por primera vez.

-¿Y si gana Bush?

-Nixon también barrió en 1972, y tuvo que marcharse dos años después de una manera humillante. Todos lo achacan al Watergate, pero yo creo que su dimisión tuvo mucho más que ver con su impopularidad por la Guerra de Vietnam.

-¿Por qué cree usted que Bush sigue a estas alturas por encima del 50% de popularidad?

-Nunca podría haberlo hecho solo. Si los medios hubieran hecho su labor, las elecciones no estarían tan reñidas y Bush no estaría por delante en las encuestas. Pero los medios se han plegado, y los periodistas americanos se han dejado intimidar.
Mira lo que le ocurrió a Hellen Thomas, la decana de los corresponsales en la Casa Blanca, con esa fama de incisiva que llevaba arrastrando casi medio siglo… Ha sido humillada delante de sus compañeros; ya no la dejan preguntar.

-Usted arremete mucho en su libro contra el New York Times, pese a su fachada progresista.

R- En mi libro hay un capítulo dedicado a las mentiras del New York Times, y en especial a las informaciones de Judith Miller1, que ha ejercido de trompetista de la Administración Bush. Todas sus exclusivas alarmistas sobre las armas biológicas, químicas y nucleares de Sadam han resultado ser falsas. Pero su periódico no ha hecho una sola rectificación, ni siquiera una aclaración y sus historias siguen apareciendo en portada.

-¿Y cómo está el panorama en radio y televisión?

-El control de las corporaciones y las alianzas con el poder son cada vez mayores, pero asistimos a una auténtica eclosión de medios independientes.
Hace unos años, Democracy Now! empezó a emitirse en un par de cadenas de radio locales. Ahora estamos en casi 300 estaciones y nos escuchan millones de personas en todo el mundo. Y luego tenemos también esta avalancha de espléndidos documentales y libros muy críticos…
Creo que es un síntoma: los periodistas no pueden hablar libremente en sus medios y se buscan otras salidas.

-Usted habla en su libro de su experiencia como periodista en Timor Oriental y de las dos percepciones que existen en el mundo sobre EEUU: la espada y el escudo. ¿No cree que en este momento la espada es mucho más visible que el escudo?

-Sí, el mundo tiene miedo ante el uso que este país esta haciendo de su superpoder. Pero yo confío en que el poder último de EEUU no está en la fuerza militar, ni en su Gobierno, ni en las corporaciones, sino en manos de la gente. Y yo percibo un gran malestar en todas las esferas. Creo que estamos a las puertas de una gran oleada de cambios.

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* En el diarioEl Mundo el domingo 31 de octubre. Tomado de Periodista Digital. ( www.periodistadigital.com/boletin/object.php?o=34265.

1 Sobre el caso de Judith Miller, ver:
www.pieldeleopardo.com/modules.php?name=News&file=article&sid=451.

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