En el libro de la infamia
En el libro de la infamia hay páginas de todas las lunas. Páginas de todos los colores, de todos los grises, blancas y negras. Páginas en tablillas de cerámica, en cartón, en papel, digitales. Páginas en idiomas de pueblos que ya no existen, de pueblos cercanos y remotos, de pueblos elegidos, de pueblos olvidados, de todos los pueblos. Páginas de las religiones, de los imperios, de los grandes medios, de los ejércitos poderosos y débiles, de las trasnacionales, de los fondos monetarios, de los bancos nacionales y mundiales. Millones de muertos.
En las páginas de la infamia hay historias de todas los tiempos, de todas las tierras, de todos los cielos, de todos los mares. Desde Sumer hasta acá, hay guerras en cada rincón, más pequeñas o más grandes. Desde el antiguo Egipto hasta acá el hambre sigue siendo un arma de la muerte. Millones de muertes.
En las páginas de la infamia hay frases de señores-dioses de la guerra, hay historias de algún dios que pide quemar a todo un pueblo, hay conquistas y matanzas en nombre de Dios, hay bombas en Hiroshima y en cualquier lugar, hay barcos en el Mediterráneo, hay muros, muchos muros. Millones de muertos.
En el libro de la infamia, todos los días se escriben páginas: cientos de niños en jaulas que parecen ofrendas del sacerdote de la Casa Blanca para un dios de Wall Street, es una nueva página, una triste página, hiriente, de este libro sin fin…
En las páginas de la infamia hay historias de todas los tiempos, de todas las tierras, de todos los cielos, de todos los mares. Desde Sumer hasta acá, hay guerras en cada rincón, más pequeñas o más grandes. Desde el antiguo Egipto hasta acá el hambre sigue siendo un arma de la muerte. Millones de muertes.
En las páginas de la infamia hay frases de señores-dioses de la guerra, hay historias de algún dios que pide quemar a todo un pueblo, hay conquistas y matanzas en nombre de Dios, hay bombas en Hiroshima y en cualquier lugar, hay barcos en el Mediterráneo, hay muros, muchos muros. Millones de muertos.
En el libro de la infamia, todos los días se escriben páginas: cientos de niños en jaulas que parecen ofrendas del sacerdote de la Casa Blanca para un dios de Wall Street, es una nueva página, una triste página, hiriente, de este libro sin fin…
Kintto Lucas