En primer plano el campo de concentración de Guantánamo
El fallo de un tribunal federal estadounidense, a cuya cabeza se encuentra una mujer, dictaminó que constituye una ilegalidad la existencia en Guantánamo de unos 550 hombres -de alrededor de 40 nacionalidades diferentes-. Señaló la magistrada Joyce Hens Green que los procedimientos utilizados por el gobierno del señor Bush fueron inconstitucionales, que se recabaron pruebas mediante tortura y que en algunos casos el gobieno violó los Acuerdos de Ginebra sobre prisioneros de guerra.
El fallo se produjo sobre las demandas de medio centenar de recluidos en el campo de concentración de la base militar de Guantánamo que mantiene EEUU en territorio cubano. La importancia procesal de la resolución radica en que se destraba la situación jurídica de los detenidos, a quienes hasta ahora se les niega los derechos básicos de un inculpado: el de la defensa, examinar las prubas acumuladas en su contra y el conocimiento de la ley que permite su prisión y juicio.
Los presos en Guantánamo -y hay serias sospechas que en otros lugares secretos, dentro y fuera de EEUU- no han podido contar en estos años con un abogado, no se les ha formulado cargos y se los ha tenido encadenados por largos períodos de tiempo.
La Corte Suprema estadounidense habia acordado que estos presos sí tenían derecho a defenderse ante un tribunal imparcial, pronunciamiento que tiene pleno vigor legal, pero que la Casa Blanca y el Pentágono no acataron.
La magistrada Green determinó que algunos prisioneros son torturados.
Una figura jurídica ridícula y sin validez