Escrito hace tiempo y en otra parte – JOSÉ DONOSO: EL MISTERIO TRANSPARENTE

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

fotoDonoso escribió tres buenos libros. Uno de ellos muy bueno y los otros dos con la fuerza suficiente como para perdurar en la memoria de sus lectores. El primero El lugar sin límites, un libro sobre la desesperación y sobre la precisión. Los otros: El obsceno pájaro de la noche, una obra ambiciosa e irregular, y El jardín de al lado, que se ofrece como juego y testamento y que finalmente, y esa no es la menor de las paradojas en la obra de Donoso, fue su testamento literario.

En El jardín de al lado, entre otras cosas, se narra la historia de un escritor chileno fracasado que vive en Cataluña y que no quiere volver a Chile. El regreso es la perdición. Regresar, aceptarse, permitir que aquellos que son como tú te acepten, te reconozcan, con la única condición de que tú los aceptes a ellos y los reconozcas, se convierte en un acto tan amargo como el de un jugador de fútbol latinoamericano que juega en las ligas europeas y que en determinado momento descubre que allí ya no lo quieren o ya no lo necesitan y debe volver a jugar en la liga de su propio país.

Ya no recuerdo cuál es la opción que escoge el personaje de Donoso. No sé si vuelve o se queda en Europa. Tal vez se queda. A Donoso nunca lo abandonó el gusto por los perdedores combinado con una rara (y lúcida) resignación ante la suerte adversa. En cualquier caso la decisión, sea cual fuere, es irrelevante proque la derrota –y el humor, pues acaso ésta sea la novela más humorística de Donoso– lo aguarda al final de ambas opciones. Para el protagonista de El jardín de al lado ya no hay salida. Después de esta novela para el escritor José Donoso tampoco.

La herencia de Donoso es un cuarto oscuro. En el interior de ese cuarto oscuro pelean las bestias. Decir que él es el mejor novelista chileno del siglo es insultarlo. No creo que Donoso pretendiera tan poca cosa. Decir que está entre los mejores novelistas de lengua española de este siglo es una exageración, se lo mire como se lo mire. Chile no es un país de novelistas. Hay cuatro, tal vez cinco grandes poetas chilenos, y ningún novelista puede resistir una somera comparación con ellos. Prosistas sí que hay, no muchos, pero no novelistas. En un panorama dominado por Augusto D’Halmar y por Manuel Rojas, sin duda la obra de José Donoso resplandece. En el gran teatro de Lezama, Bioy, Rulfo, Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa, Sabato, Benet, Puig, Arenas, la obra de Donoso automáticamente se desplaza a un segundo plano y empalidece.

Sus seguidores, los que hoy portan la antorcha de Donoso, los donositos, pretenden escribir como Graham Greene, como Hemingway, como Conrad, como Vonnegut, como Douglas Coupland, con mayor o menor fortuna, con mayor o menor grado de abyección, y desde esas malas traducciones llevan a cabo la lectura de su maestro, la lectura pública del mayor novelista chileno.

Desde los neostalinistas hasta los opusdeístas, desde los matones de la derecha hasta los matones de la izquierda, desde las feministas hasta los tristes machitos de Santiago, en Chile todos, veladamente o no, se reclaman sus discípulos. Grave error. Mejor harían leyéndolo.

Mejor sería que dejaran de escribir y se pusieran a leer. Mucho mejor leer.

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Escritor, falleció en julio de 2003 tras vivir gran parte de su vida en el exilio. Tomado de Por la Libre (www.porlalibre.org.

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