Estados Unidos: ¿alguien dice la verdad?

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Craig Roberts.*

¿Qué debemos pensar del frustrado plan del saboteador de la ropa interior, de las acciones mañana del saboteadores del dentífrico, del champú, del agua embotellada o del zapato…? Estos planes idiotas e increíbles para derribar un avión de pasajeros parecen estar bien distantes de la pericia con que Al-Qaeda realizó el 11/9.

Si vamos a creer al gobierno de EEUU, el jeque Khalid Mohammed, supuesto autor intelectual tras el 11/9, burló a la CIA, la NSA –es más, a las 16 agencias de inteligencia–, así como las de todos los aliados de EE.UU., incluyendo al Mossad, al Consejo de Seguridad Nacional, NORAD, Control de Tráfico Aéreo, Seguridad de Aeropuertos –a esta última cuatro veces en una mañana–, y a Dick Cheney, y con pilotos sin entrenamiento ni experiencia logró realizar hábiles hazañas de pilotaje para estrellar  aviones secuestrados contra las torres del World Trade Center y el Pentágono, donde una batería de defensa antiaérea con tecnología de punta por alguna razón fue incapaz de funcionar.

Después de un éxito tan asombroso, Al-Qaeda debió haber atraído a las mentes más  brillantes en el negocio, pero en su lugar esto se ha reducido a intentos de aficionados. El plan del saboteador de la ropa interior se presenta hasta el desgaste en  TV, y especialmente en Noticias Fox. Después de leer recientemente que The Washington Post permitió a un cabildero escribir una noticia que presentaba los intereses del cabildero, me preguntaba si los fabricantes de los escáneres de cuerpo completo estaban tras la gran cobertura del saboteador de la ropa interior, o del plan mismo.

En Estados Unidos, todo está a la venta. La integridad es parte de los que el viento se llevó.

Recientemente leí una columna de un autor que tiene una “teoría de la conveniencia” acerca de que el saboteador de la ropa interior sea un nigeriano supuestamente entrenado en Yemen por Al-Qaeda. Como EE.UU. está implicado en una guerra no declarada contra Yemen –acerca de la cual ni el pueblo norteamericano ni el Congreso fueron informados o consultados– el plan del saboteador de la ropa interior brindó una excusa conveniente para la nueva guerra de Wshington, independientemente de si fue una ataque real o simulado.

Una vez que uno comienza a preguntarse acerca de quién se beneficia de los hechos y del manejo de la noticia, otras cosas vienen a la mente. Por ejemplo: en julio pasado se informó que el gobierno de Yemen había disuelto una célula terrorista que operaba bajo la supervisión de  los servicios israelíes de inteligencia.

Según la noticia, el presidente yemení Alí Abdullah Saleh dijo a la agencia de prensa Saba que una célula terrorista había sido arrestada y que el caso había sido puesto en mano de las autoridades judiciales “debido a sus vínculos con los servicios israelíes de inteligencia”.

¿Sería el saboteador de la ropa interior uno de los reclutas terroristas israelíes? Ciertamente Israel está interesado en mantener a EE.UU. militarmente enfrentado a todos los potenciales adversarios de su expansión territorial.

La idea me hizo recordar mis estudios rusos en la Universidad de Oxford, donde supe que la policía secreta zarista hacía detonar bombas para poder culpar a los que quería arrestar. Luego recordé que Francesco Cossiga, el presidente italiano ente 1985 y 1992, reveló la existencia de la Operación Gladio, un plan bajo auspicios de la OTAN que hizo estallar bombas en toda Europa en las décadas de 1960, 1970 y 1980. Se culparon a los comunistas de las acciones, que se hicieron para desacreditar a los partidos comunistas en tiempo de elecciones.

Una investigación parlamentaria italiana descubrió que los ataques fueron supervisados por la CIA. Vincenzo Vinciguerra, agente de Gladio, declaró bajo juramento que los ataques fueron dirigidos contra civiles inocentes, incluyendo a mujeres y niños, a fin de “forzar al público a dirigirse al Estado para pedir una mayor seguridad”.

¡Qué coincidencia! Eso fue exactamente lo que el 11/9 logró en EEUU.

Entre los bien intencionados y los crédulos de Occidente aún existe la suposición de que el gobierno representa al interés público. Los partidos políticos mantienen vivo este mito batallando por demostrar quién representa mejor los intereses del pueblo. En realidad, el gobierno representa a los intereses privados, los de los mismos que ocupan los cargos y los de los grupos de cabildeo que financian sus campañas políticas. El pueblo está en Babia en cuanto a sus planes verdaderos.

EEUU y los Estados aliados títeres fueron llevados a la guerra en el Oriente Medio y Afganistán sobre una base de mentiras y engaños. Las armas iraquíes de destrucción masiva nunca existieron y los gobiernos de EEUU y Gran Bretaña sabían que no existían. Documentos falsificados, como los “documentos de la torta amarilla”, fueron filtrados a los periódicos a fin de crear noticias que hicieran al público apoyar los planes gubernamentales de guerra.

Ahora sucede lo mismo en relación con el inexistente programa de armas nucleares iraníes. Se ha demostrado que son falsos los documentos filtrados a The Times de Londres que indicaban que Irán desarrollaba un "mecanismo nuclear de disparo”.

¿Quién se beneficia? Claramente, el ataque a Irán está en los planes israelíes-estadounidnses y alguien está creando “evidencia” para justificarlo, igual que el secreto y filtrado a la prensa Memo de Downing Street al gabinete británico, el cual informaba al gobierno del Primer Ministro Tony Blair que el Presidente Bush ya había tomado la decisión de invadir a Iraq y que “la inteligencia y los hechos se estaban adecuando a la política”.

La disposición del pueblo a creer en sus gobernantes y a los ministerios de propaganda que sirven a los gobernantes son asombrosos. Muchos estadounidenses creen que Irán tiene un programa de armas nucleares, a pesar de la conclusión unánime de 16 agencias norteamericanas de inteligencia en contrario.

El vice presidente Dick Cheney y los neoconservadores lucharon duramente con poco éxito por cambiar el papel de la CIA, de agencia de inteligencia a agencia política que fabricara hechos en apoyo a los planes neoconservadores. Para el régimen de Bush, la creación de “nuevas realidades” era más importante que conocer los hechos.

Recientemente leí una propuesta proveniente de una persona  a favor de unos medios independientes, la cual decía que debemos salvar a los medios impresos del fracaso financiero por medio de un subsidio del gobierno. Tal subsidio completaría la sumisión de los medios al gobierno.

En la Rusia estalinista, un sistema político totalitario donde todos sabían que no había prensa libre, un público crédulo o intimidado y el Partido Comunista permitieron a Stalin enjuiciar a los héroes de la revolución bolchevique y ejecutarlos después como espías capitalistas.

En EEUU.estamos desarrollando nuestros propios juicios de propaganda. El del jeque Mohammed será uno grande. Como señaló recientemente Chris Hedges, una vez que el gobierno utilice a los satanizados musulmanes para poner a funcionar el nuevo sistema de justicia (sic), nosotros estaremos en capilla.

*Ex subsecretario de la Tesorería de EE.UU. y ex editor asociado de The Wall Street Journal.
En http://progreso-semanal.com, que cita como fuente a OpEdNews.com

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