Estados Unidos: hay que decir No a la guerra global permanente

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Dennis Kucinich.*

Se espera que la Cámara de Representantes pronto someta a votación un proyecto de ley que entrega al presidente la autoridad constitucional del Congreso para declarar y autorizar la guerra, lo cual altera de manera sustancial el delicado balance de poderes que los Padres Fundadores previeron. La re-autorización anual del Departamento de Defensa contiene un lenguaje peligroso y sin precedentes que da al presidente un poder casi ilimitado para llevar al país a la guerra y mantenerlo allí.

Ese proyecto de ley socava la Constitución, la institución del Congreso y coloca a Estados Unidos en el camino de la guerra permanente.

La Ley de Defensa Nacional (NDAA) del Año Fiscal de 2012 declara que Estados Unidos se encuentra en un conflicto armado no solo con Al Qaeda y el Talibán, sino con “fuerzas asociadas” e individuos, organizaciones y naciones que apoyan tales fuerzas. El presidente podría tener toda la autoridad legal para enviar a tropas norteamericanas a realizar actos de guerra en cualquier parte —Yemen, Somalia, Irán, incluso en el propio Estados Unidos— sin la autorización del Congreso, requerida por la Constitución, sin restricción alguna o supervisión por parte del pueblo estadounidense o del Congreso.

Esta ley también haría permanente la degradación de la ley y de los derechos humanos en que se ha convertido Guantánamo. Impone una prohibición al traslado de cualquier detenido que se encuentre en Guantánamo, incluyendo a los que han sido exonerados de cargos. Esto significa que Estados Unidos estaría obligado a mantener en prisión a hombres que se sabe que son inocentes o que no son una amenaza.

Este proyecto de ley no solo permite el encarcelamiento de personas inocentes, sino que podría ordenarlo.

El proyecto también impide el uso del Artículo III en tribunales federales para el juicio de la mayoría de los sospechosos de terrorismo. Esto burla nuestro sistema de justicia y nuestras protecciones bajo la Constitución, lo que muestra una falta de confianza en las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley y en los tribunales, que son las vías constitucionales para detener el terrorismo.

Nuestros tribunales federales tienen una larga historia juzgando a sospechosos de terrorismo, mientras que los tribunales militares no han sido probados, carecen de legitimidad y su eficiencia es cuestionable. Desde el 11/9, los tribunales federales han procesado más de 400 casos relaciones con el terrorismo, mientras que los tribunales militares han condenado solo a seis.

Es como si la guerra en Irak y Afganistán nunca hubiera sucedido. Estas guerras cuestan miles de vidas de nuestros hombres y mujeres en uniforme, y quizás un millón de vidas civiles, con costos a largo plazo que alcanzan casi cinco mil millones de dólares. Sin embargo, ante el intento por tratar de hacer permanente una autorización para la guerra, es como si las consecuencias de las guerras que estamos librando no hubieran ocurrido.

Es como si nuestra intervención militar “humanitaria” en Libia, que ha ayudado a crear una total guerra civil y que nos ha atrapado en otro impasse militar en la región, nunca hubiera sucedido. Es como si siglos de evidencia de las ramificaciones del exagerado alcance militar de los imperios nunca hubiera sucedido. Es como si la Constitución, que requiere que el Congreso tenga voz en cuanto a cuándo y dónde vamos a la guerra, y que garantiza a los ciudadanos norteamericanos el derecho a un juicio justo y rápido, nunca se hubiera escrito.

El Congreso debe proteger al pueblo de Estados Unidos de los excesos de cualquier jefe del Ejecutivo que esté enamorado del unilateralismo, del derecho preferente, del primer ataque y del poder para realizar la guerra sin prohibiciones constitucionales o legales.

La guerra global permanente no es la respuesta. No aumentará nuestra seguridad nacional. Lejos de eliminar al terrorismo del mundo, se convertirá en un programa de reclutamiento terrorista.

* Representante federal por el 10o. Distrito Congresional de Ohio, y candidato a la postulación demócrata para la presidencia de EE.UU. en las elecciones de 2004 y 2008.
En http://progreso-semanal.com — que indica como fuente a Reader Supported News.

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