Estados Unidos. – REMEMBER McCARTHY

Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El Macarthismo, que comenzó siendo el componente ideológico de la llamada Doctrina Truman, término por constituir una cruzada para represar la evolución del pensamiento liberal, progresista y de izquierda, haciendo peligrar libertades básicas, asentadas en la doctrina jurídica vigente en los Estados Unidos desde los días de su independencia.

La constitución del campo socialista, la explosión nuclear soviética y la fundación de la Republica Popular China en 1949, así como la Guerra de Corea en 1950, fueron hechos utilizados para echar leña al fuego de la histeria anticomunista e incentivar la «cacería de brujas·. Como hoy intentan ser las comisiones militares, el instrumento ejecutivo del Macarthismo fue el Comité de Actividades Antiamericanas que, al margen del derecho y de la tradición judicial norteamericana, se constituyó en un virtual tribunal inquisidor.

Víctimas del Comité de Actividades Antiamericanas, fueron simpatizantes del partido comunista, activistas sindicales, intelectuales, profesores, periodistas y artistas progresistas, liberales o de izquierda. Para asegurar la pureza de la estructura de poder, McCarthy investigó a los trabajadores de las industrias de armamento y nucleares, así como a relevantes intelectuales, entre otros: Charles Chaplin, Arthur Miller, Bertold Brecht, Thomas Mann, John Garfield, Orson Welles e incluso Robert Oppenheimer, padre de la bomba atómica norteamericana.

Por insólito que parezca, los militares norteamericanos que habían estado prisioneros durante la guerra y compartieron el cautiverio con ciudadanos soviéticos, fueron considerados contaminados e investigados; en el mismo caso estaban las personas que hubieran viajado a cualquier país detrás de la «cortina de hierro», incluso europeos, que había emigrado a Estados Unidos huyendo del fascismo o del comunismo. La principal fuente de información del Comité eran los delatores.

Cuando en su delirio McCarthy intentó investigar a la CIA y el ejército, así como trasmitir las sesiones del Comité por televisión, el presidente Eisenhower consideró colmada la copa y encabezó la cruzada contra el temible senador, a lo que se sumó el Congreso, la diplomacia, el servicio secreto, la prensa, la intelectualidad y la opinión pública.

En 1954 el Comité fue disuelto y McCarthy olvidado, hasta ahora que Bush lo revive.

La aprobación de la ley de Comisiones Militares me ha hecho recordar este triste episodio y desear que sea buena la afirmación de que: «segundas partes, nunca fueron buenas».

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* Profesor universitario, investigador y periodista cubano.

En Altercom, agencia de prensa ecuatoriana. Comunicación para la Libertad (www.altercom.org).

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