Estados Unidos y Venezuela: sobre libertad de prensa

923

Mark Weisbrot.*

"Es una mala ley", dice el autor refiriéndose a la ley de prensa que impulsa el gobierno bolivariano de Venezuela; pero acto seguido procura situarla en contexto y precisa los alcances políticos de la prensa venezolana. Un debate que contribuye a hacer más claro los  conceptos de libertad de expresion y responsabilidad del periodismo.

Denis MacShane ataca a la izquierda británica por defender al presidente venezolano Hugo Chávez contra la arremetida de los medios, “nuevos guerreros fríos” y demagogos derechistas de todo el mundo. Su truco retórico es embestir a la izquierda con la nueva ley de medios que se discute en el Congreso venezolano, la cual dice él que “condenaría a prisión por cuatro años a los periodistas cuyos escritos pudieran divulgar información contra ‘la estabilidad de las instituciones del Estado.”

Por supuesto que es una mala ley. Hay un número de malas leyes en Venezuela y en realidad en numerosos países de la región existen leyes de desacato por insultar al presidente. ¿Apoyan tales leyes los objetivos de MacShane (él menciona a Ken Livingstone y Richard Gott)? Me atrevería a apostar una cantidad seria que ellos no lo hacen. Así que su principal línea de ataque es engañosa, o peor aún: totalmente deshonesta.

MacShane también presenta de manera equivocada la realidad de la libertad de prensa en Venezuela. Es más, hay muchos más medios opositores en Venezuela que en EEUU y una mayor amplitud de debate en los medios principales. Esto puede verse sencillamente examinando los medios más importantes de ambos países. En EEUU, por ejemplo, ni siquiera los comentaristas de derecha más agresivos, como Rush Limbaugh o Sean Hannity, presentarían la idea de que el presidente debe ser linchado. Pero Globovisión, una de las cadenas de TV de mayor audiencia, hizo un programa donde un invitado dijo eso precisamente.

Esto no es un ejemplo aislado en Venezuela. De manera rutinaria sus medios emiten y comentan cosas que no se permitirían bajo las reglas de la FCC en EEUU. Y la inmensa mayoría de los medios en Venezuela aún está controlada por la oposición de derecha. Este hecho fue enterrado en una nota al pie en un informe de 230 páginas, muy prejuiciado y engañoso, por parte de Human Rights Watch (Vigilancia de Derechos Humanos).

La nota al pie reconocía que RCTV –que perdió su licencia de transmisión debido a una larga lista de ofensas que en EEUU hubieran llevado a sus propietarios a la cárcel– aún tiene una audiencia por cable que es mayor que toda la televisión estatal venezolana en su conjunto.

Si EEUU tuviera medios como los venezolanos. Barack Obama nunca hubiera ganado las elecciones. Eso es porque la mayoría de los norteamericanos hubieran creído, como creen los comprometidos con algunas fuentes derechistas, que es un musulmán que no nació en EEUU. Piensen en Noticias Fox y The Washington Times como la gran mayoría de los medios de EEUU –esa es la realidad de Venezuela– solo que más politizados y menos precisos que los mayores medios derechistas de Estados Unidos.

¿Qué sucede cuando un medio importante amenaza con pasarse de la raya y convertirse en un actor político? Casi nunca lo hacen, pero en 2004, dos semanas antes de las elecciones, el Sinclair Broadcast Group de Maryland, propietario de la más grande cadena de estaciones de TV en EEUU, decidió transmitir un filme que acusaba al candidato John Kerry de traicionar a prisioneros norteamericanos en Viet Nam.

Diecinueve senadores demócratas enviaron una carta a la FCC pidiendo una investigación, y algunos declararon públicamente que la licencia de Sterling podría estar en peligro si llevaba a cabo sus planes. Sinclair dio marcha atrás y no transmitió el filme.

Los medios venezolanos no están tan restringidos. Por supuesto, eso no justifica la nueva ley propuesta, que es terrible. Pero tampoco justifica la interpretación generalizada acerca de la libertad de prensa en Venezuela. (Aún si se aprobara esta nueva ley, tendría poca o ninguna consecuencia, ya que no sería puesta en vigor y probablemente sería declarada inconstitucional por el Tribunal Supremo del país.) Venezuela no es Colombia, donde los periodistas tienen que huir del país temiendo por sus vidas si el presidente los denuncia.

MacShane se está aprovechando del hecho de que después de 10 años de distorsiones en los medios sin ninguna fuerza compensatoria, cualquiera puede decir cualquier cosa acerca de Venezuela y Chávez y no será cuestionado. Un grupo de estudiosos latinoamericanos recientemente compró un anuncio a página completa en la Columbia Journalism Review para llamar la atención acerca de mentiras manifiestas por parte de la Associated Press.

Mis felicitaciones a la izquierda británica por no ceder antes este grosero macartismo. Se necesita más valentía como esa en el mundo.

(Denis MacShane, del Partido Laborista, fue ministro y ocupa una banca en la Camara de los comunes).

* Co-director del Centro para la Investigación Económica y Política en Washington, DC. Es también presidente de Just Foreign Policy.
En inglés esta nota puede leerse en The Guardian, aquí.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.