Europa recuerda las relaciones tormentosas con Trump
Algunos políticos y analistas europeos alertan que no sólo está en juego el futuro de la democracia en Estados Unidos, sino posiblemente el futuro del orden internacional posterior a la segunda guerra mundial. Las relaciones transatlánticas son el corazón de este orden y se vieron significativamente debiltadas en el primer gobierno de Trump, algo reforzadas luego con Joe Biden.
La política exterior y de defensa de Trump se caracterizó desde 2021 por la confrontación con Rusia y China, el cierre de filas con Israel, haciendo oídos sordos a su genocidio de Gaza y a la invasión del Líbano, y el impulso de la OTAN como bloque militar global liderado por Estados Unidos.
Y, ahora, nuevamente, será puesta a prueba con el segundo mandato de Trump, que amenaza con conducir a un debilitamiento potencialmente irreversible de las relaciones transatlánticas, dado su apoyo a los gobiernos autocráticos de Europa, como el partido Fidesz de Viktor Orban en Hungría y el previsible financiamiento de los partidos de extrema derecha del continente europeo y latinoamericano, a través de la Red Atlas.
El triunfo electoral de Donald Trump trae malos presagios para Ucrania, ahoga la esperanza palestina de sobrevivir al genocidio israelí, abrirá brechas en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), plantea muchas incógnitas en la relación con Rusia y levanta inquietud en China, el mayor rival del hegemonismo estadounidense y donde se confía en que el pragmatismo económico acabe marcando los pasos de Trump.
Pero el carácter impredecible de Trump no acaba de gustar a todos los extremistas en el gobierno en Israel. Prometió que, en caso de guerra entre Israel e Irán, sin dudarlo protegería a Israel.
En cuanto a Irán, fue Trump como presidente quien denunció el acuerdo nuclear con este país y sacó del mismo a Estados Unidos, al tiempo que aumentaba las sanciones sobre Teherán. También mandó asesinar al militar más prestigioso de Irán, Qasem Soleimani en Bagdad, en enero de 2020. Ese asesinato fue para «detener una guerra, no para comenzar una guerra», dijo Trump entonces.
La pesadilla esperada recomenzó en Europa con la reelección de Trump. La guerra en Ucrania, la desprotección militar, el debilitamiento de la OTAN y la consecuente inseguridad son la inmediata secuela de su llegada a la Casa Blanca el 20 de enero. La Unión Europea afronta muy debilitada los retos que implica la victoria de Trump en vilo por Ucrania y con su mayor socio, Alemania, en crisis tras romperse la coalición de gobierno.
«Donald Trump defenderá los intereses de los estadounidenses. La cuestión es si estamos dispuestos a defender los intereses de los europeos», declaró el presidente francés Emmanuel Macron. Y agregó: “Los europeos no pueden delegar su seguridad a los estadounidenses para toda la eternidad”, instando así a la creación de una Europa de la Defensa, sin perjudicar el funcionamiento de la OTAN.
«Ha habido un despertar estratégico que debemos asumir: nosotros, los europeos, no tenemos que delegar nuestra seguridad a los estadounidenses para la eternidad», dijo Macron sobre este tema. “El mundo está formado por herbívoros y carnívoros. Si decidimos seguir siendo herbívoros, los carnívoros nos comerán. No quiero ser agresivo, pero no quiero dejar Europa en manos de carnívoros que vendrán y se comerán a los herbívoros”, concluyó.
Macron no es el mismo, debilitado por las elecciones legislativas, su falta de mayoría y las divisiones en su propio partido y su gobierno de derecha. Entre enero de 2017 y enero de 2025, mantuvo con Trump unas relaciones inicialmente cálidas, antes de volverse francamente tormentosas.
Es una pesadilla que comienza de nuevo. La única diferencia con respecto a 2016 es que esta vez los europeos no están realmente sorprendidos por la victoria de Trump. Las instituciones y capitales europeas incluso lo anticipaban desde hace meses. La elección de Trump no es una buena noticia para Europa: significa una acentuación del proteccionismo, con un aumento considerable de los aranceles.
Ucrania
Trump afirmó que podría poner fin a la guerra en Ucrania en 24 horas, aunque hay poca confianza en que un plan de paz con Rusia negociado por Trump proteja la integridad territorial y la soberanía de Ucrania. Cuando era presidente, Trump incluso amenazó con abandonar la OTAN.
Hasta ahora, Trump ha hecho gala de mayor pragmatismo que sus adversarios demócratas en asuntos internacionales, sin jugárselo todo a la baza de un conflicto armado, ni en Oriente Medio ni en Europa. El presidente ucraniano Volodimir Zelenski, pese a sus felicitaciones a Trump por la victoria, es seguramente quien más ha lamentado que vuelva a la Casa Blanca.
Había afirmado que, si retornaba al poder, acabaría en 24 horas con la guerra de Ucrania. Con 54.000 millones de dólares de ayuda ya entregada, principalmente en armas, EU es el principal donante de Ucrania. El siguiente es Alemania, con apenas 11.000 millones de dólares. El recorte de esta ayuda militar (hay muchos miles de millones más comprometidos) es una de las promesas de Trump a sus votantes.
Ucrania está perdiendo la guerra en el Donetsk, fracasa en su ofensiva en la región rusa de Kursk, tiene demasiadas bajas en sus filas por agotamiento y deserciones, y vive momentos muy bajos en su moral ante la destrucción de su capacidad energética por las bombas rusas, que hará muy duro este invierno. No se descarta que Trump presione a Zelenski y a sus aliados europeos para que se sienten a negociar con los rusos, aunque eso signifique la pérdida de los territorios anexionados ya por Moscú.
«Zelenski es el mejor vendedor de la historia. Cada vez que viene a Estados Unidos se va con un acuerdo de 60.000 millones de dólares», dijo Trump en un acto electoral. Y de sus planes con Ucrania dependerá la relación con Rusia, cuyo presidente sin duda aprovechará la vuelta de Trump para poner en evidencia a la OTAN y debilitarla más si se reduce el apoyo estadounidense a Kiev.
La mayor incógnita será China, que en los últimos meses de Biden ha sido incluso incorporada al nuevo eje del mal junto a Rusia, Irán y Corea del Norte, por el apoyo implícito a Moscú en Ucrania. Pero, la llegada de Trump al poder, pese a la idea de una rivalidad imparable, no parece que vaya a redundar en una confrontación militar directa.
La defensa a ultranza de Taiwán frente a China, adelantada por Biden, tampoco parece que vaya a ser el centro de la estrategia asiática de Trump, quien llegó a decir en campaña que Taiwán debería pagar a EU por defenderla ante China.
La economía seguirá enfrentando a EU y China: Trump llegó a proponer aranceles del 60% para todos los productos chinos importados, lo que llevaría a una debacle comercial mundial y sobre todo de la propia economía estadounidense.
*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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