Europeización de bases militares inglesas: el Hemisferio Sur en riesgo y Las Malvinas en el ojo de la tormenta

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Grupo Ulises*

En el mes de marzo del 2009 la Subcomisión de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo hace público un documento, en idioma ingles, terminado el 19/2/2009, titulado “The status and location of the Military Instalations of de Members States of the European Union and their potential role for the Eurpean Security and Defense Policy (ESDP)”. Se ha conocido un reciente informe que analiza el documento presentado al parlamento europeo para la europeización de las bases militares inglesas y de otros países, principalmente en el Atlántico Sur.

Figuran como sus autores James Rogers y Louis Simon, profesores especializados en temas de seguridad de las Universidades de Cambridge y Londres, respectivamente. Figura asimismo como funcionario responsable del document o el Dr. Gerrard Quille, Director General para Política Exterior del departamento Político de la Unión Europea.

Aclara expresamente el primer párrafo del documento que este ha sido producido a requerimiento del subcomité de Seguridad y Defensa del Parlamen to Europeo. Es también significativo que en la portada se aclara que las opiniones contenidas en el documento son de exclusiva responsabilidad del autor y que no representa “necesariamente” la posición oficial del Parlamento Europeo. Es decir que definitiva podría ser el caso que el Parlamento Europeo podría aceptar dicho documento.

No se trata pues de una mera presentación académica u oficiosa, sino de un documento de status superior, avalado naturalmente por las autoridades británicas solicitado a sus autores por el subcomité de Seguridad y Defensa del mismo Parlamento Europeo y supervisado por el Directorio de Políticas Externas.

El documento en síntesis sienta y explicita en forma detallada tesis y propuestas alarmantes y francamente agresivas para la Argentina y para otros países del Hemisferio Sur. Es particularmente riesgoso para América Latina y también afecta y compromete al resto de los océanos y mares del mundo.

En el mes de marzo del 2009 la Subcomisión de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo hace público un documento, en idioma ingles, terminado el 19/2/2009, titulado “The status and location of the Military Instalations of de Members States of the European Union and their potyenti al role for the Eurpean Security and Defense Policy (ESDP)”. Figuran como sus autores James Rogers y Louis Simon, profesores especializados en temas de seguridad de las Universidades de Cambridge y Londres, respectivamente. Figura asimismo como funcionario responsable del document o el Dr. Gerrard Quille, Director General para Política Exterior del departamento Político de la Unión Europea.

Aclara expresamente el primer párrafo del documento que este ha sido producido a requerimiento del subcomité de Seguridad y Defensa del Parlamen to Europeo. Es también significativo que en la portada se aclara que las opiniones contenidas en el documento son de exclusiva responsabilidad del autor y que no representa “necesariamente” la posición oficial del Parlamento Europeo. Es decir que definitiva podría ser el caso que el Parlamento Europeo podría aceptar dicho documento.

No se trata pues de una mera presentación académica u oficiosa, sino de un documento de status superior, avalado naturalmente por las autoridades británicas solicitado a sus autores por el subcomité de Seguridad y Defensa del mismo Parlamento Europeo y supervisado por el Directorio de Políticas Externas.

El documento en síntesis sienta y explicita en forma detallada tesis y propuestas alarmantes y francamente agre ivas para la Argentina y para otros países del Hemisferio Sur. Es particularmente riesgoso para América Latina y también afecta y compromete al resto de los océanos y mares del mundo.

La mera propuesta de esta oferta británica debiera preocupar hondamente a la dirigencia responsable de la Unión Europea, en cuanto cuestiona valores y principios básicos de la mejor tradición humanista de Occidente.

Inglaterra ofrece a sus socios europeos fortificar y consolidar un enorme poder marítimo sobre todos los océanos y en especial sobre el Atlántico Sur utilizando como punto de apoyo un conjunto de enclaves coloniales. Incluye en su oferta bases francesas y españolas. No aclara si cuenta con mandato o autorización suficiente para tamaña osadía. En el caso particular de España es de destacar que ese país –tan próximo a nosotros– siempre apoyo los derechos soberanos argentinos sobre Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur.

El tono general del documento trasluce un inesperado renacimiento de viejas y peligrosas teorías geopolíticas generadas en pleno auge del colonialismo y del eurocentrismo más duro y dogmático. Recuerda a Hausshoffer, Chamberlain y toda una estirpe de belicistas e hiperimperialistas del siglo pasado, incluído Rudyard Kipling; cuyas posiciones desembocaron en dos devastadoras guerras mundiales. Y sobre la base de su corolario el “lebensraum” llevaron a los ejércitos nazis hasta Moscú y los Pirineos.

El nuevo “espacio vital” que el documento británico propone se trata nada menos que de la apropiación y/o dominio de la cuasi totalidad del Atlántico Sur y del Indico. Desde las nuevas bases militares propuestas parten desde Malvinas tres flechas que apuntan a:

a) Patagonia y sur de la Provincia de Buenos Aires,abr /> b) Antártida e Islas del Atlántico sur,
c) Pasaje interocéanico Drake y estrecho de Magallanes.

Se trata de una clara violación del TIAR, del tratado de Tlathelolco, y de otros acuerdos regionales e internacionales reconocidos por el derecho vigente. Además colisiona con la zona de Paz y cooperación en el mar austral contenida en el documento que por inspiración consejo y mediación de SS Juan Pablo II, acordaran solemnemente Argentina y Chile.

El amenazante mapa incluye también el Caribe, atribuido a bases francesas. Se completa así una propuesta que sustituye la doctrina Monroe, al proponer desenfadadamente un Atlántico Sur y Caribe para la Unión Europea, básicamente bajo soberanía británica.

Dicha soberanía naturalmente no sería compartida por los ingleses con sus socios europeos.

Los socios europeos sin posesiones coloniales o territorios de ultramar no serían convocados a compartir derechos soberanos o recursos naturales que la potencia ocupante se reserva para sí.

En realidad estos “socios menores” o sea aquellos sin proyecciones oceánicas contribuirían a la defensa de las joyas de la Corona británica, es claro que el mayor tesoro para el ex imperio británico ya no es la populosa India sino el vasto Atlántico Sur habitado por recursos naturales.

Resulta sugestiva también la coyuntura en la cual este do cumento fue presentado y difundido. Fue en marzo de este año en medio de la más colosal crisis padecida por Europa desde el final de la 2ª guerra mundial. Con el mismo sentido de la oportunidad una “selecta” mini delegación británica se reunió con el novel canciller Cavallo en julio 1989, todavía caliente el sillón presidencial dejado por el Dr Alfonsín, a fin de imponer a las nuevas autoridades la Pax Britannica de los desastrosos acuerdos de Madrid, completados poco después, siempre en medio de la hiperinflación.

O sea parece que la diplomacia británica sabe perfectamente encontrar los momentos de debilidad para hacer propicia la presentación de propuestas que hubiesen sido rechazadas de plano en momentos de normalidad. Saben convertir las crisis en verdaderas oportunidades.

Por último debemos destacar la utilización reiterada en el documento del peligrosísimo y agresivo concepto de “forward presence”, que significa presencia expansiva y que también puede ser definido en términos militares como vanguardia o punto de apoyo para proyectar el poder angloeuropeo a escala global y sin limitaciones de ningún tipo.

Una arriesgada apuesta al poder militar puro y duro

A nuestro entender se caen varias máscaras, pero la más importante es la referida a la máscara de los isleños de Las Malvinas y sus deseos y autodeterminaciones; en cuanto el documento no los menciona ni se refiere a ellos ni siquiera tangencialmente, pese a la relevancia central asignada a las Islas Malvinas.

A mayor abundamiento y como prueba del desdén manifestado por los deseos de otros isleños la oferta incluye desenfadadamente a la isla de Diego Garcia. Esta colonia británica fue sede de un virtual genocidio a mediados de la década de los 60, cuyos efectos continúa sufriendo la expulsada población local, cuyos deseos jamás fueron tenidos en cuenta, comunidad que agoniza en el desarraigo y cuya situación se ha ventilado en los tribunales británicos. Se trataba de una población hondamente arraigada desde el siglo XVIII en Diego García y étnicamente compuesta por no europeos (africanos, hindúes, etc).

El más brutal episodio de colonialismo tardío acontecido en plena época de auge humanista y emancipador al deportar a toda una población hacia distantes refugios, donde solo los esperaba la desesperación. Este hecho histórico contradice también la máscara de la proyección de superiores valores humanistas y democrático a menudo meneados por las metrópolis en auxilio de sus intereses.

El imperio británico se ha mudado al Atlántico Sur, su Majestad ya no es emperatriz de la India y hoy la mayor joya de la corona, el Koh-i-Noor del siglo XXI es el Atlántico sur.

La usurpadora presencia británica en el Atlántico Sur nos ocasiona como mínimo un triple daño:

a) nos despoja de nuestros recursos naturales renovables y no renovables en la zona,

b) facilita la depredación de dichos recursos y el uso de estas vastas áreas para sumidero vertedero de desechos (traslado y hundimiento del Shefield con armamento nuclear a una fosa oceánica por la Royal Navy, peligrosísimas experimentaciones aparentemente científicas que incluyen el bombardeo de aguas próximas a la Georgias con 40.000 kg de sulfato de plomo, experiencias misilísticas desde la base militar de Malvinas).

Es claro que a los países altamente industrializados y geográficamente pequeños (donde la cuestión de los residuos es cada vez más dramática) les resulta indispensable obtener un lugar remoto del hemisferio sur como emplazamiento ideal para facilitar el goce de impunidad ambiental. Tanto el problema de la capa de ozono como el del calentamiento global proceden de emisiones y contaminación generadas en más de un 90% por el Hemisferio Norte a expensas del padecimiento del Hemisferio Sur. Ver notas periodísticas recientes sobre enormes derretimientos de placas de hielo de la Antártica.

c) La instalación de una sofisticada instalación militar en el Atlántico Sur con centro de gravedad en Malvinas y en segundo lugar en la Isla Ascensión y la invitación formulada por el documento al resto de los 27 estados de la UE de integrarse a dichas bases, convierte a Malvinas en el epicentro del conflicto desatado por el poder mundial.

Como señala el documento se trata la Grand Strategy para disputar no ya el territorio continental sino el marítimo. Los fríos mares del Atlántico Sur se están convirtiendo en los mares calientes donde se disputará el dominio geopolítico y geoeconomico. La militarización y consiguiente nuclearización del Atlántico Sur constituye una clara violación del derecho internacional y regional (Tlathelolco y TIAR) y una amenaza para todo el continente sudamericano, que vale la pena destacar y recordar que ha sido históricamente y lo es hoy la región más pacífica del planeta.

Inglaterra propone a Europa en este documento ignorar intencionalmente esta tradición pacifista y exportar la tradición belicista del hemisferio Norte a los mares del Sur.

Debemos adoptar de inmediato un enfoque precautorio tal como lo hacen todos los Estados responsables frente a los graves riesgos arriba reseñados, teniendo en cuenta el viejo principio que es mejor prevenir que curar. Estamos frente a un proyecto de exportación de políticas belicistas en el Atlántico Sur. Esto nos colocaría en el ojo de tormentas globales que no condicen con la tradición pacífica de Argentina y de América del Sur.

En 1982, la única guerra en la Argentina del siglo XX, fue decidida por una desahuciada dictadura militar, que para intentar perpetuarse en el poder usó la auténtica reivindicación nacional de recuperar las Malvinas, en ambiguas circunstancias internacionales nunca suficientemente aclaradas, Como así tampoco aún se han esclarecido los sustantivos apoyos, que esa dictadura contó en su momento, por parte de países declaradamente democráticos.

La necesidad de honrar esa justa reivindicación histórica llevó a 649 oficiales y soldados de las fuerza armadas argentinas a dar su vida combatiendo en la guerra de Malvinas. Al dolor de lo irreparable de ayer, los familiares de los caídos deben sumar el dolor que hoy el gobierno británico les inflige, cuando les niega su derecho a visitar a sus deudos. Este derecho no puede ser moneda de cambio de ninguna negociación. El Reino Unido debe respetar los principios del derecho humanitario.

La politica argentina suele estar preñada de gestos y actitudes muy valientes, heroicas, pero lamentablemente con relación a hechos del pasado. Nunca se obra de la misma manera con relación al presente. Fal ta contemporaneidad en las acciones y actitudes. Las reacciones extemporáneas traen resultados inconducentes.

Ya han pasado varios días de la publicación de este agresivo documento. La reacción de la totalidad de la dirigencia política y del ambiente académico, diplomático e intelectual ha sido nula. No se registra comunicado alguno de la Cancillería, no hay declaración al respecto, no hay consulta al embajador en la UE, no ha habido debate ni comentario alguno en las cámaras legislativas, no hay nada de nada. Como si aquí no hubiera pasado nada.

Es la política del avestruz, debemos cambiarla. Aquí también hay que romper el hermetismo para que surja con claridad un debate serio sobre un tema que por ser de interés nacional es doblemente transversal. Atraviesa toda nuestra historia y atañe a todos los sectores de la sociedad.

Como propuestas concretas, a analizar y debatir, la Argentina debería:

– Solicitar un análisis exhaustivo de la situación planteada por este documento en el seno del TIAR, teniendo especialmente en cuenta su artículo 6º y efectuar las debidas consultas a fin de actuar de manera coordinada, eficaz y oportuna con los países de nuestra región.

– Reconsiderar críticamente el sta tus de observador en la OEA que el Reino Unido asumió en la década de los 90 como consecuencia de una inexplicada pasividad de la delegación argentina.

– Iniciar una enérgica campaña de difusión en la Unión Europea a los efectos de informar a todos sus miembros que la Argentina no consentirá las peligrosas intenciones de quienes impulsan esta europeización de las bases militares inglesas.
Buenos Aires, 15 de abril del 2009.

* Grupo de estudios interdisciplinarios argentino cuya cabeza visible sería el ex diputado Mario Cafiero.
La información fue publicada originalmente en el periódico 4 Semanas
(www.4semanas.com.ar).

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