Evolución de las exportaciones netas de petróleo mundiales

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He utilizado los datos del Energy Institute, que sustituye a British Petroleum en su clásico Statistical Review of World Energy 2023. Son del informe de 2023, con datos de 2022, ya con la guerra de Ucrania con 9 meses de duración al cierre de este ejercicio. Los datos seguramente no son de los más fiables, pero si de los más completos accesibles a los legos como yo, que no se pueden permitir informes de pago muy costosos.

Me he centrado en analizar no las producciones (en realidad, extracciones, pero utilizaremos los términos de la industria, que domina la semántica) y consumos, sino el resultado que los países productores declaran producir. En las tablas aparecen los volúmenes de crudo y condensado (crude & condensate) y líquidos del gas natural (Gas Natural Liquids o NGLs), que generalmente suman el dato de la pestaña denominada Producción de Petróleo (Oil Production).

Y luego tomo los consumos de cada país productor, para lo que el Energy Institute (EI en adelante) ofrece dos tablas: el propio consumo de petróleo (Oil Consumption) y los denominados todos los líquidos combustibles (Total Liquids), que muchas veces coincide con el consumo de petróleo y otras veces es ligeramente superior. Del consumo he tomado los datos de la hoja de Total Liquids.

Así extraigo el neto del petróleo que le puede quedar potencialmente a cada país productor para exportar; el que teóricamente puede exportar, si lo desea o programa, restando la producción al consumo. A este resultado lo denomino «Oil Balance» o resultado del neto de petróleo que le queda a cada país productor. Sigue aproximadamente la metodología del «Export Land Model». Este ejercicio me ha venido como necesidad de verificar por mi cuenta el trabajo reciente que un colega de Petrocenitales ha traído de un trabajo del sueco Lars Larsen, titulado «The End of Global Net Oil Exports«, que es de libre acceso y me permito enlazar aquí. Larsen cita y dedica su libro de Jeffrey J. Brown como el principal impulsor del «Export Land Model». Larsen parece muy preocupado porque algunas estanterías de tiendas en Suecia puedan quedarse vacías tan pronto como 2026 ó 2027, por falta de diésel en el mundo.

Ofrecer fechas tan precisas para este tipo de eventos tan dramáticos, suele ser peligroso. Yo mismo hice un trabajo como el actual, que ahora reviso, en sendos artículos publicados en 2018, hace casi un lustro, titulados «Propuesta de ejercicio práctico para escépticos del Peak Oil«, seguido del titulado «Ejercicio práctico para escépticos del Peak Oil: 2ª parte (propuesta de solución)«.

En el segundo, ofrecía una visión de que si las cosas seguían como iban cayendo las extracciones y aumentando en muchos casos los consumos, se alcanzaría un punto entre 2023 y 2024 en el que habría luchas feroces por estos recursos entre países con armamento atómico, pues incluso a ellos, les empezaría a afectar la escasez para sus previstos desarrollos de la economía capitalista siempre creciente.

Como quiera que se acercan las fechas, conviene revisar lo escrito y dicho y disculparse y recular donde uno haya podido cometer errores. No es que en 2022 no haya empezado una lucha muy peligrosa entre potencias nucleares (Rusia y la OTAN por Ucrania), que se está agudizando bastante en 2023 o se empiecen a entrever otras como el conflicto entre EU y China con el trasfondo de Taiwán. Obviamente, en ningún caso se está hablando directamente de que esos posibles conflictos, que sin duda podrían derivar en un enfrentamiento nuclear, sean debidos a la escasez de petróleo disponible, pero es evidente que el asunto de la energía es fundamental como trasfondo.

Empezaré por admitir que pensé en 2018 que la caída de las exportaciones posibles de petróleo caería más rápido de lo que está sucediendo en los últimos cinco años. El gráfico muestra que podríamos caer de 45 millones de barriles diarios de petróleo disponibles para exportar en 2018 a unos 37 millones de barriles en 2023. Utilicé para ello (se puede ver en el artículo y hoja de cálculo adjunta), los datos del maestro Jean Laherrère sobre posibles llegadas al cenit de los diferentes países extractores o productores y sus previsibles tasas anuales posteriores de caída. Por supuesto, jamás culparía a Laherrère de un error o desviación de cálculo que solo me corresponde a mi. Pero lo cierto, es que si hago la gráfica de la producción disponible de petróleo para exportación de los países productores/exportadores, la situación muestra mi error de cálculo:

He tomado los datos para este nuevo estudio revisado, de todos los países productores de los últimos 22 años (periodo 2000-2022). Después de caer a 41 Mbpd en 2020 previsiblemente por el parón de la pandemia mundial, estamos ahora en 42 Mbpd, todavía unos 5 Mbpd más que los que calculé en 2018 para el 2023. Mea culpa, aunque haya razones que pueden explicar esta diferencia. Siendo, no la menos relevante, el aumento incesante de la producción de petróleo de esquisto (shale oil) en EU, que ha venido a subir la producción de petróleo en el periodo 2018-2022 en cerca de 3 millones de barriles, mientras su previsible aumento de consumo no se ha verificado e incluso ha disminuido en algo. Si a eso sumamos que el consumo de petróleo de toda la Unión Europea ha caído en ese periodo cerca de otro millón de barriles diarios, sigue habiendo errores por no haberlo previsto, pero son más razonables.

¿Significa esto que los cálculos anteriores eran tan erróneos y el ingenio humano y su tecnología pueden seguir resolviendo los problemas de suministro de petróleo en adelante para la exportación a los 170 países del mundo que seguimos viviendo y moviendo nuestras economías y sobre todo, nuestro transporte de las importaciones de los productores, pues no tenemos petróleo alguno? Yo diría que no, que debemos seguir alerta y posiblemente más alerta que hace 5 años.

Para aquellos convencidos de que la transición energética hacia las renovables y a la economía del hidrógeno puede estar detrás de las reducciones del consumo de combustibles fósiles, aporto el gráfio reciente de Art Berman y Labyrinth Consulting, que es autoexplicativo.

Veamos que el crecimiento, ya aparente de la aportación de energía de las llamadas renovables, no ha servido en absoluto, para reducir los consumos de fósiles que ha sido posible seguir quemando. Lo que hace este voraz sistema, mientras no se cambie totalmente, como la camisa de una serpiente, es seguir consumiendo todo lo que de de sí. Las renovables serían solo «aditivas» a los consumos habituales.

Así pues, volvamos a la actualización de los trabajos que permiten las hojas de cálculo del Energy Institute.

Para ello, he volcado en la hoja de cálculo que adjunto, en la primera pestaña denominada Energy Institute List, una información muy resumida para el petróleo de los países que extraen o producen petróleo.

Y así, salen dos tipos de países:

1. Los países que llamaremos productores/exportadores de petróleo, que son los que producen, consumen lo que producen y les queda para exportar (la realidad es mucho más compleja, puesto que hay exportadores de crudo que luego importan grandes cantidades de refinado y otras variantes), pero sirve para obtener una imagen aproximada de la situación. La tabla de la hoja 1 la simplifico llevándola a la tabla de la pestaña 2 llamada «Net Oil Exports» (exportaciones netas de petróleo). En 2022 había 28 países productores/exportadores.

2. De la lista de la pestaña 1 salen también 27 países que aunque son productores (algunos grandes productores como EU) todavía consumen más de lo que producen. Los llamo productores/importadores. En la lista se puede observar como 15 de estos 27 países fueron en los últimos 22 años productores exportadores, pero ahora por sus declives productivos y su aumento de consumo interno (doméstico), se han convertido en productores que también deben importar para satisfacer sus propias necesidades. Hay casos paradigmáticos como Indonesia o el Reino Unido. Y casos curiosos como el de México que el 2022 parece haberse convertido en productor/importador en el cálculo del neto.

3. Después y para concluir, he añadido una corta lista de cuatro países (Francia, dentro de la Unión Europea (Ue), Pakistán, Japón y Corea del Sur, además del bloque de Europa de la que he extraído al Reino Unido y Francia), que son solo importadores y no producen petróleo, pero tienen todos o poder nuclear bélico o tienen, a mi juicio, la posibilidad de disponer de ese armamento nuclear en muy breve plazo si se vieran forzados por algún evento extremo.

En las dos primeras grandes clasificaciones de productores/exportadores y productores importadores, hay una serie de países que producen y el Energy Institute los cataloga y calcula muy bien sus producciones, pero no detalla sus consumos, seguramente por parecerles no significativos. Están marcados con una «x» y con ** las cantidades que consumían internamente en 2019, y que ofrece el CIA World Factbook, que da datos de consumos de 2019 en la mayoría de los casos. He deducido, solo para el último año, el 2022, ese consumo interno nacional para limpiar algo más el neto real que les quedaría para exportar. Llama poderosamente la atención, por ejemplo, cómo el Energy Institute no se preocupa de calcular el consumo de un país como Nigeria, con 224 millones de habitantes, que exporta cerca de un millón y medio de barriles diarios, que sí parecen interesar, pero no los 483.000 barriles diarios que consumen para sus 224 millones de habitantes, y seguramente la mayoría de ellos para autoconsumo de la propia industria del petróleo. Un país que tiene 5 veces más habitantes que España, no merece que el Energy Institute le dedique ni una línea para saber que apenas consume, según la CIA, la tercera parte que España de su propio petróleo (y hay derivados del petróleo que debe importar) Es una muestra evidente de las políticas brutalmente neocolonialistas occidentales para con África. Se supone que este es uno de los países africanos (prooccidentales, por supuesto), que se podría sentir autorizado con otros países de de la CEDEAO o ECOWAS por sus siglas en inglés, para entrar militarmente en Níger, porque los actuales dirigentes no son democráticos y han dado un golpe.

Otro ejemplo bastante bochornoso, se produce en 2011, cuando la intervención militar en Sudán, cuyos pozos petrolíferos habían estado desarrollando los chinos y habían llegado a producir cerca de medio millón de barriles diarios, básicamente en el sur, aunque salían por el Mar Rojo desde Port Sudan al norte. La división en dos del país se basó en que las minorías cristianas del sur estaban oprimidas por los musulmanes del norte. Desde 2011, se puede observar en el cuadro, el espantoso declive productivo de Sudán (el del norte), paria que ya necesita importar, si consideramos su autoconsumo y cómo Sudán del Sur empieza a exportar petróleo.

Ello, por no hablar de Siria, donde la producción que certifica el Energy Institute, que obviamente solo se preocupa de la producción y no del consumo es de apenas 93.000 barriles diarios, por el desastre de la guerra. Pero si se usan los informes públicos de la CIA, que calculan un consumo nacional sirio de 138.000 barriles diarios, resulta que Siria es una país importador en unos 45.000 barriles diarios (seguramente de Rusia), mientras se desconoce el petróleo que Turquía  pueda estar robando en los campos cercanos a su frontera, con la ayuda y aquiescencia de los EU y sus bases militares en la zona.

Y ya, entre las conclusiones, me siguen quedando dudas, pero detallaré algunas de ellas:

1. Lo primero, es poner de relieve una duda sobre las crecientes diferencias entre producción y consumo mundial, que reporta el Energy Institute (antes BP), como sigue:

Total World Crude &Condensate 81157
NGL’s 12690
Oil Production 93848
Oil Consumption 97309
Total Liquids Consump 100255
Oil Balance -6407

Es decir,  el mundo está produciendo 93,8 millones de barriles diarios, pero consume líquidos combustibles que han llegado a 100 millones de barriles diarios. Hay una diferencia inexplicable en 2022, de 6,4 millones de barriles que no logro explicar. Si se utiliza el concepto de consumo de petróleo, el total mundial se queda en 97,3 Mbpd y eso reduce la diferencia entre producción y consumo a 3,7 Mbpd pero todavía más de consumo que de producción.

Esa diferencia que hace que la producción sea inferior al consumo, se viene repitiendo desde al menos el año 2000, en que era de 2,5 millones de barriles diarios, para alcanzar ahora los 6 millones.
Las explicaciones del Energy Institute en la  producción mundial son:
Includes crude oil, shale oil, oil sands, condensates (lease condensate or gas condensates that require further refining) and NGLs (natural gas liquids – ethane, LPG and naphtha separated from the production of natural gas). 
Excludes liquid fuels from other sources such as biofuels and synthetic derivatives of coal and natural gas. This also excludes liquid fuel adjustment factors such as refinery processing gain. Excludes oil shales/kerogen extracted in solid form.
Las explicaciones sobre la producción de crudo y condensado son:
* Includes crude oil, shale/tight oil, oil sands, lease condensate or gas condensates that require further refining. Excludes liquid fuels from other sources such as biomass and synthetic derivatives of coal and natural gas.
Y las explicaciones de consumo de todos los líquidos combustibles son:
* Inland demand plus international aviation and marine bunkers and refinery fuel and loss. Consumption of biogasoline (such as ethanol), biodiesel and derivatives of coal and natural gas are also included.
Así que entiendo que todo el consumo incluye cualquier cosa que se pueda quemar. Y por tanto, los datos los he reflejado sobre los 100 millones de barriles diarios de consumo de 2022.
2. Por todo lo anterior, el petróleo disponible para exportar a los que no tenemos ninguno, es de unos 42 millones de barriles diarios. Un 42% de lo que el mundo extrae o produce. El resto lo fagocitan los propios países productores.
3. Latinoamérica ha pasado a ser un área importadora de petróleo por primera vez, como ya nos había informado Demián en el blog de OilCrash, en su artículo titulado «Energía en Latinoamérica: de exportadores a importadores endeudados«. Curiosa y entiendo que interesadamente, tanto BP como ahora el Energy Institute siguen metiendo a México en el grupo de «Norteamérica». Ciertamente México es en parte el norte de América, pero la agrupación tenía su porqué ideológico, energético y estratégico. Pues bien, México este año entra oficialmente en el grupo de productores/importadores. Le deseamos lo mejor a ese país hermano.
4. Europa, la decadente y cada vez más irrelevante Europa, ha caído en los últimos 22 años de consumir 16,20 Mbpd a consumir 14,56 Mbpd; esto es 1,6 millones de barriles diarios menos. Y desde luego, parece que las renovables no han sido la principal causa de esta caída.
5. Y ya yendo a los bifes, como dicen los argentinos, los seis países que tienen armamento nuclear y son importadores de petróleo (China, India, EU, Reino Unido, Francia y Pakistán), están importando, para satisfacer sus necesidades, el 50% de todo el petróleo mundial disponible para exportación.
6. Pero si a esos países, les sumamos algunos que aunque no tengan hoy armas nucleares, tienen la tecnología y el material fisible para hacerlas en un muy corto periodo de tiempo (incluyo a Japón, Corea del Sur o a la propia Unión europea no nuclear hoy -p.e. Alemania-, entonces resulta que esos países, a los que resultará extremadamente difícil decirles que no van a tener el petróleo que hoy consumen, alcanzamos el 85% del petróleo mundial que queda disponible para exportación.
7. Si además, para seguir complicando más las cosas (los colapsistas, es lo que tenemos), consideramos el petróleo que tienen que importar los países que todavía producen algo, para que sigan produciendo ese algo, entonces la suma nos dice que nos excedemos en cerca de 4 millones de barriles diarios sobre las exportaciones mundiales de petróleo hoy disponibles.
8. Esta vez, he decidido no proyectar evoluciones desde el 2022 al 2030 y mucho menos al 2050, pero invito a los que lo deseen a realizarlas.
9. Por supuesto, estos cálculos son muy simples y no consideran multitud de variables, que podrían mitigar, pero también podrían agravar la situación, como por ejemplo, que aquí estamos considerando petróleo crudo y condensado y algunos líquidos combustibles, pero no consideramos los entresijos y las dificultades de toda la red mundial para refinar y obtener los productos derivados, como el queroseno para la aviación mundial o sobre todo, el diésel, o el fuel oil para todo el transporte pesado terrestre y marítimo, que tanto preocupa a Larsen y también mantiene preocupado a otro colapsista famoso y cercano como Antonio Turiel.
Agradeceré a los lectores cualquier comentario o corrección que puedan encontrar en los datos sobre los que he estado trabajando. Después de este trabajo, creo que se entienden mucho mejor casi todos los conflictos que en el mundo han sido, que están siendo y que previsiblemente serán y nos ayuda a entender (eso espero) los movimientos de nuestros propios gobiernos y ejércitos, pongan la excusa que pongan.
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