Engañan. Son intrusos y peligrosos. Carecen de moral. Miran con inocencia, pero saben muy bien lo que quieren. Conforman una banda internacional. No hay manera de combatirlos.
Operan a alta velocidad, carecen de límites. Roen y raen todo. Una vez que llegan no se van jamás. Si encuentra uno en su casa, ojo con sus documentos: los devorará.
En realidad los conocemos desde niños. No se engañe por su aparente ternura: son fríos, astutos, metódicos. Y, lo peor de todo, tan porfiados como indefensos. Véalos en acción en estas imágenes difundidas desde Europa por la policía especializada francesa en materia de identidad. Aquí.
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