EXPOSICIÓN: ARTE Y MEMORIA DE LOS MÁRGENES

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Entre otras cosas condenados a vivir –gozosos– la marginalidad porque su trabajo surge y se debe a la memoria colectiva. «La construcción de la memoria colectiva, nuestra relación con el pasado, define lo que somos como sociedad. Esta(s) memoria(s) van dejando huellas que constituyen el patrimonio social y cultural de las comunidades a través de múltiples expresiones de identidad, y la expresividad del arte, forma parte de esta memoria colectiva», dice Juan Carlos Mege, uno de los integrantes de Camahueto.

Y agrega: «El arte como lugar de inscripción de la memoria y objeto que nos permite recordar quienes hemos sido y quienes somos. El arte no como una manifestación escindida de la realidad de la cual emerge, y tampoco como reflejo directo de ésta (…) más bien (como) la pieza relevante en la lectura de las sensibilidades y subjetividades que se juegan en nuestro tiempo y lugar. En este acontecer se reúne el objeto matizado que busca salir y expulsarse por el aire ante toda vista, sin mediar sino transparentando su deseo.

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La memoria como crimen de lesa sociedad

Se sabe: los procesos sociales, llámense «industrialización», «modernización», «ubicarse en el mundo», «regreso a la democracia», etc… obligan a pagar un precio; sólo que nunca como antes en Chile ese precio ha estado constituido por la lobotomización de la memoria colectiva.

«Entonces el juego de la desmemoria y la memoria comienzan ser asaltados secuestrados por algo que quiere decir que quiere contar, por algo que quiere callar algo que quiere ocultar. El arte –como proceso, no como fin– deambula buscando ese lugar…», dice el sociólogo y artista pintor Juan Carlos Mege.

Rodrigo Rubilar, Carlos Ovalle, Mario Vergara, Mege y Radolslav Rakela forman Camahueto, en ellos vive el arte «como entorno y retorno, el arte como encuentro, el arte como pasadizo, el arte como cueva, el arte como puente, el arte como conjuro, el arte como magia, el arte como hechizo, el arte, el arte, como lo que no sabemos, el arte como lo que no conocemos, el arte, el arte en suma».

Que se convierte en y explora como voluptuosidad, enigma, acontecimiento, cohesión, concepción del mundo, puro conocimiento que si bien exige un razonar afilado, porque en él confluyen los saberes humanos y es en ese fluir donde el intelecto, la razón, es uno de esos saberes, pero no el único.

En el acto de hacer la obra de arte hay una pulsión subjetiva que es donde emerge todo el acontecer humano, los instintos, la razón, el erotismo, la conciencia de la muerte, la conciencia de sí, la leyenda y el mito, lo épico, y es en ese desconcierto del espíritu que se desencadenan posibilidades: el ahí de la obra de arte, el ahí del ser. Y es en esta constitución. afirma el colectivo donde se dinamiza la función del arte: objetivo en el fin y subjetivo en su estructura.

La exposición estará abierta hasta el 31 de diciembre, frente a la Plaza Municipal de Maipú.

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