Feminismo y misoginia literaturescos: escritor entre la nulidad y un salvavidas de plomo
Irene González Chen*
Arden –de ira– las mujeres que, apoyadas por el Centro de Investigación de la Mujer de la Universidad de Costa Rica, piden se anule un Premio Nacional conferido a Carlos Morales (en la imagen) por ser ofensivo el libro que lo mereció; un colega, mientras, asegura que La rebelión de las avispas no es una novela inteligente, ni es una novela importante, es, simplemente, "una novela que resulta a ratos ingeniosa y a ratos divertida –y hasta eso es discutible".
La presidenta del Consejo Universitario de la UCR y posible candidata a la diputación del Frente Amplio, Montserrat Sagot,sostiene que la obra de Carlos Morales "violenta dos principios fundamentales" debido al carácter satírico con que trata una denuncia por acoso sexual, de la cual el autor y ex director del Semanario Universidad fue protagonista hace al menos cinco años.
"Primero, nosotras tenemos claro que él puede publicar lo que quiera; sin embargo, creemos que una obra con un discurso tan misógino no puede ser merecedor de un premio nacional y menos si está incumpliendo una convención nacional" –expresó Sagot, refiriéndose a la Convención Belém Do Pará, la cual busca prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
"Segundo, uno de los principales jueces debió excusarse del jurado, al ser amigo íntimo de Morales y haber hecho pública, hace unos años, una carta en la que prometió estar con él para siempre, apoyarlo para siempre", agregó la feminista acerca de Claudio Monge.
Sagot aseveró que el grupo de mujeres está actuando en varios frentes; uno desde el Centro de Investigación, el cual se encargó de enviar una carta a la ministra de Cultura, María Elena Carballo, pidiendo la nulidad del premio; y otro por medio de una misiva para que todas la mujeres firmen en contra de la novela premiada.
"Estamos pidiendo que se declare la nulidad del premio, debido al conflicto de intereses que representa el mismo", indicó la vocera del movimiento feminista.
Sagot aseguró que, si las autoridades del ministerio de Cultura no toman cartas en el asunto, recurrirán a denunciar el galardón dado a Morales ante el Organización de los Estado Americanos (OEA).
"Enviamos una copia de la carta al Instituto Nacional de las Mujeres y, si en tres o cuatro días la ministra no nos responde, intentaremos activar los mecanismos internacionales… Pero esto no lo vamos a dejar pasar", enfatizó la feminista.
"Es una burla contra la mujer que lo denunció"
Sagot declaró que, tras leer algunos extractos del libro (¡qué diría si lo leyera completo!), su conclusión es que es "ofensivo" y "una burla contra la mujer que lo denunció".
"Llama a las mujeres "tortis", de "tortilleras", y zapatonas… Se burla de cualquier persona que se haya pronunciado en contra de la situación de acoso sexual (…) Es una obra que solamente demuestra una masculinidad exacerbada… Y, con mucha tranquilidad lo digo: el señor Morales tiene una masculinidad muy debilitada", .
"Para sacarse el clavo"
En una publicación reciente en su "blog" el escritor Juan Murillo(1) afirma que La rebelión de las avispas es una obra de "corte cómico satírico que retrata una universidad en la que el conflicto de género es llevado al extremo de una guerra entre sexos". Y agrega: "El único tema que tiene algún cabal desarrollo es el de los conflictos de género, específicamente entre las feministas y los académicos varones.
"La novela no pretende hacer una evaluación equilibrada de este conflicto, como tampoco se recogen comentarios inteligentes sobre el tema. Lo que si abunda es el comentario sarcástico, el ataque ad hominem, la parodia, la caricatura y la descalificación por medio de la burla", escribe.
"Sangre en el ojo"
"No es difícil adivinar que aquí no se pretende un abordaje serio del tema y que hay la proverbial ‘sangre en el ojo’. La anécdota con la que abre el libro, el enjuiciamiento por acoso sexual de un académico, tiene evidente paralelo con la persecución que sufrió el autor antes de su salida de la Universidad de Costa Rica, en la cual fungió como catedrático y dirigió el diario Semanario Universidad y la estación Radio Universidad", explica Murillo en su publicación.
El escritor también hace referencia a que, en "una reciente entrevista para Club de Libros, Morales no tuvo inconveniente en aceptar que la novela era una ‘sacada de clavo’". Murillo agrega que "no necesita el lector adentrarse mucho en el texto para darse cuenta que el propósito central de la obra no es el aporte a la discusión sobre el género, la representatividad y la justicia, sino el simple afán de venganza y desquite".
"En ese sentido, Morales sabe lo que hace y escoge bien sus armas, optando exclusivamente por el humor. La rebelión de las avispas no es una novela inteligente, ni es una novela importante; es, simplemente, una novela que resulta a ratos ingeniosa y a ratos divertida (y hasta eso es discutible)", dice el escritor.
"No es, en fin, la novela que se debía premiar este año, y el jurado, hay que decirlo, cometió un grave error de juicio al otorgarle el Premio Nacional de Novela 2008 a La rebelión de las avispas", concluye Murillo.
(1) La reseña completa se lee aquí
* Periodista.
En http://informa-tico.com
Addenda
Enrevistado por Evelyn Ugalde, directora de la organización Club de Libros de Costa Rica, Carlos Morales dice en respuesta a ¿Qué es exactamente La rebelión de las avispas?:
–Se trata de una novela muy moderna y ambiciosa. Quizás la primera novela interactiva en la región. Está compuesta de un cierto modo fractal, es decir con pedazos similares que convergen, y la estructura la ideé pensando en un espectador de cine que entra a ver una misma película muchas veces en tiempos distintos, de tal modo que debe reconstruirla en su memoria para tener una idea completa.
"Además, es polifónica y multi-temática. Los personajes-narradores son muy diversos e incluso se ocultan para evitar represalias, y los temas abarcados son muchos; en resumen: una visión casi testimonial de nuestro tiempo.
"Creo que es una denuncia fuerte contra la corrupción política, la hipocresía, la ambición de poder, las luchas sexistas, el sectarismo intolerante, la mediocridad general, la educación mercantilizada, la desnaturalización del idioma, el burocratismo, en fin, como ha dicho Carlos Catania: contra toda Estupidez Exitosa.
"No hay una sola línea argumental a la manera siglo XIX…"
(www.clubdelibros.com)
Tal vez valga la pena informar que el escritor ha obtenido cuatro veces el premio que hoy se pìde anular por otras tantas obras. Puede que el enojo de sus detractoras se justifique, por ejemplo, con el mismo comienzo de la novela:
La Güirra
A la güirra nadie la hubiera conocido nunca, ni por el escote ni por los aretes en la lengua ni por los guindajos del ombligo, si no es por el escándalo que le armaron sus amigas del movimiento Las Arrobas, quienes se encargaron de pasearla por aulas y televisoras con tal de liquidar al Renco y halar agua para su molino.
Oriunda de un barrio triste de Cartago, donde a las nueve de la noche apagaban todas las luces de la calle mayor, Kattia Yorleni se crió en los pasillos de un claustro conventual, disimulado como kindergarden, bajo las rígidas normas de las madres oblatas.
En su colegio, La Inmaculada, ganó dócilmente los grados y no fue sino en la UPA –cuando matriculó clases de danza y se decoró toda con piercings– que se lanzó de bruces a la vida con un afán devorador que la condujo al desastre por todos conocido.
Ya de joven tenía serios conflictos con sus padres y con sus hermanos, y con los vecinos de su nueva barriada tibaseña, por lo que pasaba todo el tiempo fuera en labores de voluntariado, en actividades de la bohemia o en cursos libres de alguna vaina.
Su falsa imagen dominguera, de misa de cinco, de novicia cartuja, era sólo de exportación, de apariencia, pues se daba muchos gustos en secreto. Ya con escritorio de Oficinista Dos en la UPA, alquiló un departamento en Sabanilla y allí pegaba gritos estentóreos cuando la completaban sus amigos, y muchas veces las amigas. Cuando le llegaban tales visitas, casi siempre en día de pago, los condóminos debían desalojar el lugar y retirar a los niños del entorno, porque la muchacha era demasiado expresiva y se excitaba tanto en sus regodeos sexuales, que solía pegar alaridos y externar, con todo detalle, cuanta diablura estuviera haciendo con su pareja. Perdía los controles vocales y cantaba, o contaba, la canción completa.
–Hay que tener cuidado con esa chavala –le advirtió Perro e’rico al Partiquino, que siempre jugaba de vivo– porque es de las que narran el partido. A mi casi me jode la carrera judicial con sus explicaciones para la gradería una noche que la metí en la office del Rectórum.
(En fin, dura es la vida de los libros y sus autores. N. de la R).