Fin de semana en Iraq

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Días de violencia devastadora: bombardeos sobre Faluja, coches bomba como respuesta en Samara, presuntamente «recuperada» por los invasores, y atisbos de descomposición en el gobierno títere iraquí ante las acciones de las fuerzas estadounidenses.

En la ruta de las críticas de Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, importantes figuras del gobierno de Iyad Allawi advirtieron que el ataque a Faluja significará más vioencia en el baño de sangre en que se ha convertido Iraq y pondrá en peligro las elecciones nacionales, programadas para el próximo mes de enero.

El presidente interino Ghazi Yawar se cuenta entre quienes creen que el resultado sería desencadenar una rebelión generalizada en este país ocupado. No fue oído.

Aviones de combate estadunidenses insistieron en la tarea de destruir Faluja con el peor bombardeo en seis meses. Quedó destruído el hospital, un depósito médico y docenas de casas. Mientras, en Samara, se dio una prueba de las posibles respuestas de los independientistas. En un lapso de tres horas, el pasado viernes, un atacante suicida se lanzó en un vehículo contra una estación de policía; otros tres coches bombas estallaron en distintos puntos de la ciudad y se dispararon morteros a otras tres estaciones de policía.

Según testigos los soldados estadunidenses abrieron fuego contra los vehículos que pasaban. Fue un caos.

En la ciudad de Samara, otrora bastión rebelde ubicado cien kilómetros al norte de Bagdad, que había sido «recapturada» por fuerzas estadunidenses en octubre -en una operación vista como ensayo general para Faluja- las muertes del sábado, en una bien coordinada serie de ataques con bombas y morteros, mostraron lo lejos que se están EEUU y el gobierno interino iraquí de tenerla bajo control efectivo.

No fueeon las únicas acciones. fuerzas estadunidenses se enfrentaron en sangrientos combates cerca de Ramadi, que es, como Faluja, un centro de resistencia sunita; en estos hechos fueron heridos unos 20 «marines».

En el camino al aeropuerto de Bagdad estalló un coche bomba, causando heridas a otros tres soldados yla muerte de un civil iraquí, mientras el destacamento polaco fue atacado con morteros. Dos de sus helicópteros fueron dañados.

Como mal augurio para Washington y Bagdad, más soldados estadunidenses fueron atacados en Ciudad Sadr, vasto enclave sunita en los suburbios de Bagdad, lo que debe leerse como un aumento de la temida posibilidad de que se forme una alianza operativa sunita-chiíta en represalia por el asalto a Faluja, en cuyos alrededores hay no menos de 10.000 soldados de EEUU concentrados.

Estados Unidos y el gobierno interino intentaron en días pasados un acercamiento con los chiítas, ofreciendo una amnistía al ejército del Mehdi si entrega las armas; su líder, Moqtada Sadr, ha expresado en varias oportunidades estar interesado en el proceso político, pero -afirma- no es escuchado con la debida atención por los invasores.

Finalizó el fin de semana con la evidencia de que las fuerzas opositoras a la invasión eludieron el cerco tendido por el ejército de ocupación en torno de Faluja reagrupándose para lcontinuar sus ataques en otras partes. Los militares estadunidenses, que afirmaban que había más de 5.000 combatientes en la ciudad, hoy revisaron su estimación, rebajando el número a unos 1.200.

Al mismo tiempo trascendió que muchos de los soldados estadunidenses que los enfrentan jamás habían participado en combates de importancia. «Alrededor del 95 por ciento de mis hombres no tienen mayor experiencia de combate y muchos no tienen ninguna», dijo el sargento Michael Edwards. «Su desempeño se basará en su adiestramiento, no en experiencia de combate».

La ciudad mártir

La perspectiva del asalto a Faluja genera fuertes discusiones en el gobierno interino -títere-. El presidente Yawar acusó Allawi y a sus patrocinadores de reaccionar con exageración y los responsabilizó por el fracaso de las negociaciones. «Es incorrecto el manejo de esta crisis por parte de la coalición», declaró en fecha reciente. «Es como aquel que dio de balazos en la cabeza a su caballo porque se le paró una mosca. El caballo murió y la mosca voló».

Los habitantes de Faluja relatan que una bola de fuego provocada por los bombardeos iluminó el cielo y estremeció la ciudad. El hospital de Nazzal sufrió graves daños, y un complejo cercano utilizado para almacenar medicamentos e instrumental médico quedó totalmente destruido.

Las autoridades militares estdaounidenses sostienen que los ataques son a «posiciones de combate tras barricadas» y centros de acopio de municiones. En el noreste de Faluja una división blindada disparó contra los defensores de la ciudad.

Ahmed Rahim Mohammed, que salió de la ciudad antes del cerco tendido por el ejército de EEUU, dijo a la prensa el sábado:»Casi no quedan mujeres y niños, sólo hombres. Nosotros nos vinimos primero de los suburbios al centro, pero ya ningún lugar es seguro. Hay mujaidines en la ciudad, bien armados. Pero tampoco es un secreto que muchos, quizá miles, lograron escapar».

Por su parte los combatientes dirigidos por el jordano Abu Musab Zarqawi se atribuyeron la muerte de tres soldados del cuerpo de elite británico Guardia Negra en una emboscada.

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* Publicado en el diario inglés The Independent. La traducción al castellano de Jorge Anaya se ha seguido en esta versión.

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