Francisco Javier Mojica Mendieta / La política del mercado total y su teologización

1.418

En el marco de la discusión que articular crisis global y búsqueda de sentidos a través de la región, comento un artículo de Franz Hinkelammer escrito en 1985. En éste, el teólogo y economista alemán, radicado en Costa Rica después de dejar Chile a raíz del inicio de la dictadura de Augusto Pinochet en 1972, analiza la relación entre la política del mercado total y su teologización.

Además de destacar la vigencia del pensamiento crítico de Hinkelammert respecto del espíritu del capital, planteo algunos desafíos del pensamiento y la acción desde y para nuestra América Latina y el Caribe.

Franz Hinkelammert escribió en 1985 sobre los elementos ideológicos de la guerra antisubversiva total que enfrentó en Nicaragua posterior a la revolución sandinista. Ellos mezclan la ideología cristiana de agresión, teoría secularizada de la democracia y creación del mito dualista y maniqueo que caracterizó esa guerra antisubversiva.

Su trabajo analiza los mecanismos de agresión religiosos y liberal democráticos después de un sonado incidente. Durante la misa del papa Juan Pablo segundo en Managua, el pueblo nicaragüense esperaba una toma de posición en contra de la intervención militar extranjera en favor de la paz, y una oración para los muertos en la guerra. Como el Papa evadió autoritariamente cualquier referencia a eso, la gente reclamó con voz alta, y reforzó una politización con el lema: “poder popular”.

Aquel incidente fue el inicio de toda una acción de propaganda política que empezó a legitimar la intervención militar en Nicaragua como Guerra Santa, una cruzada con los siguientes momentos:

Primero, el incidente fue declarado por el secretario episcopal de América Central como blasfemia, sacrilegio, ultraje a Jesús sacramentado. Así, se organizaron misas de desagravio en la región.

Segundo, la de interpretación de estar supuesta blasfemia como nueva crucifixión de Cristo. Con la declaración del incidente de Managua como blasfemia, se le transformó también en un acto mítico de crucifixión de Cristo. En aquel caso, los míticos crucificadores fueron los hombres que pedían una “falsa justicia social” y una paz falsa y que “obligaron” a la autoridad a actuar en contra de su voluntad, tal y como fuera “obligado” Pilatos por la tribuna en la crucifixión de Jesús. Ello evidenció el anti-mesianismo cristiano clásico, implícitamente antisemita.

Tercero, la exigencia de la reparación y del desagravio de la majestad ofendida por Dios debería ser resarcida a través de la derrota definitiva de los sandinistas.

Hinkelammert analiza cómo el arzobispo de Managua declaró la guerra justa, al descartar que Nicaragua tuviese plena libertad de expresión. Con eso la iglesia jerárquica se alió a la intervención armada en Nicaragua y le dio el carácter de única solución posible. Ello coincidió con el recrudecimiento de la intervención extranjera a ese país.

Nuestro autor señala que se tratará del arquetipo central de la agresividad cristiana usado contra distintos pueblos, como en el caso de los pueblos nativos de América. El esquema determina a priori como agresor, a aquel a quien se quiere agredir en nombre del cristianismo.

El asesinato del arzobispo de San Salvador Monseñor Romero a manos de los escuadrones de la muerte, habría sido también una profanación de la Eucaristía pues ocurrió cuando oficiaba misa. Sin embargo no fue analizada en esos términos. Monseñor Romero también había sido cuestionado por la jerarquía católica a raíz de su labor a favor de los pobres, los violentados de la dictadura.

Todo este esquema de agresión seudocristiano fue complementado por otro elemento que actuaba en nombre de la propiedad capitalista y de la democracia, siendo básicamente una secularización del esquema anterior:

Uno, cualquier  agresión a la propiedad privada es declarada como una agresión a la libertad humana. El incidente es transformado en una agresión a la propia humanidad.

Dos, esta agresión en contra de la humanidad, cuya libertad es estar en la sociedad capitalista, es declarada como una agresión en contra de todos los derechos humanos —inversión de los derechos humanos.

Tres, cada hombre, como representante de la humanidad tiene el derecho de castigar al agresor, al igual que el estado, cuando se defiende la propiedad privada capitalista. El castigo repararía la injusticia.

En su forma original este esquema de agresión viene de John Locke, señala Hinkelammert. Sólo tomando en cuenta ese esquema liberal de agresión, se puede entender la intervención política de los Estados Unidos en América Central. Así, aquel país se transformó, a priori, en defensor; al tiempo que la revolución sandinista fue declarada como agresión a la humanidad.

Esta tampoco es una apología al régimen sandinista. Para nuestro autor, ambos esquematismo se refuerzan mutuamente y se orientan hacia una teologización de la política (“Una teología de la corporación” de Novak). Tal teologización del mercado total desemboca en un irracionalismo absoluto de esta agresividad.

En la historia, esa visión maniquea del mundo se ha convertido en la apología del genocidio: la destrucción del “otro” se convierte en el destino, aunque está lleve a la postre a la destrucción de sí mismo –autoinmolación-, concluye Hinkelammert. Esto es el suicidio colectivo de la humanidad que está en el trasfondo de ese tipo de agresividad.

En el contexto histórico, la lucha en contra de la teología de la liberación fue declarada como un problema de seguridad nacional en los Estados Unidos, incluso, se la ha visto como milenarismo, a lado de otros movimientos teológicos conservadores, que no desafían la crisis provocada por el mercado total y sus aliados institucionales que subordinan las exigencias de toda forma de vida al espíritu neoliberal y neoconservador.

Por tanto, el análisis de la articulación entre crisis económica y religión puede ser apoyado por aquel principio crítico y reflexivo de que “no hay camino hacia Dios que no pase por las relaciones entre hombres concretos, que se reconocen mutuamente como sujetos de de sus necesidades”. La analítica de la región en el contexto de la crisis, implica también la responsabilidad frente a Dios hecho hombre, de terciar a través del pensamiento y la acción  por una política de justicia social, por la paz, por la vida, el  bienestar y la dignidad humana, incluida la naturaleza.

Bibliografía
Hinkelammert, Franz (1985) “La política del mercado total, teologización y en nuestra respuesta” San José, Revista Pasos. Número 1. Junio 1985.

* En Por la libre.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.