Gabriel Boric, entre la esperanza y los desafíos
El exlíder estudiantil Gabriel Boric asumió la Presidencia de Chile en medio de enormes expectativas de cambio y con una lista apabullante de desafíos por delante. Puso en marcha un gobierno progresista, joven, feminista, inclusivo; prometió su apoyo para enterrar la constitución pinochetista y rescató la figura del presidente Salvador Allende. Puso la redistribución de la riqueza en el centro de sus objetivos y resaltó su pertenencia latinoamericana: La voz del sur se vuelve a escuchar, señaló.
El reto que asume este joven de 36 años es el de revertir los daños infligidos por casi medio siglo de neoliberalismo en la nación que fue usada como laboratorio para implantar este modelo económico profundamente inhumano y antisocial, reformar el sistema educativo mercantilista y excluyente; acabar con un esquema de pensiones diseñado para la extracción de ganancias, no para un retiro digno a los trabajadores.
Una multitud lo acompañó en su día. Un mosaico movilizado sin organizaciones visibles que lo convocaran, que le ofrendó consignas de apoyo, pero también le recordó que el ya expresidente Sebastián Piñera debe ser enjuiciado, que el patriarcado tiene que caer y que el pueblo está dispuesto a seguirlo si cumple con sus promesas de campaña.
Además, deberá reducir el severo déficit de vivienda para las clases populares, y resolver las demandas del pueblo mapuche, que clama por la restitución de sus tierras ancestrales entregadas por el Estado chileno al expolio de los latifundistas, y al que hasta ahora se le ha respondido con indiferencia, en el mejor de los casos, y con una verdadera saña represiva, en el peor.
La tarea no será fácil, máxime cuando no cuenta con mayoría parlamentaria, en medio del sabotaje permanente de la derecha –incluido el sector que se autocalifica como de centroizquierda– y el golpeteo y terror mediático con que nuestras oligarquías intentan descarrilar todo proyecto orientado al bienestar de los pueblos.
A priori, su gestión marca distancia con los partidos, coaliciones y la clase política que se alternaron en el poder desde el regreso formal a la democracia hace tres décadas: con gestos simbólicos como la ausencia de corbata, pero también con diferencias sustantivas como la mayoría de mujeres en el gabinete, la presencia en el mismo de luchadores sociales habituados a ser oposición o el anuncio de que se desistirá en la persecución judicial contra las personas arrestadas en las grandes protestas sociales de 2019.
No todo será cambio inmediato, el propio Boric promete no un giro radical sino reformas graduales. El nombramiento del ex presidente del Banco Central, Mario Marcel, al frente del Ministerio de Hacienda es una señal más alentadora para los grandes capitales que para quienes votaron con la esperanza de poner fin a la pesadilla neoliberal impuesta por el dictador Augusto Pinochet y los grupos económicos.
Marcel anunció que en el primer semestre del año enviará al Congreso un proyecto para una amplia reforma tributaria enfocada en personas, recursos naturales e impuestos verdes, pero según él no hay mucho espacio para aumentar la carga tributaria de las empresas sin que haya un efecto sobre la competitividad, lo cual apunta a que los cambios se impulsarán sin romper con la ortodoxia vigente.
Es obvio que una política fiscal progresiva puede ser una herramienta importante para reducir la desigualdad y llevar los beneficios a quienes no encontraron sino despojo y pauperización en las lógicas del libre mercado.
En su discurso desde el balcón del palacio presidencial de La Moneda, admitió que su gobierno no habría sido posible sin las movilizaciones masivas que remecieron al país y que cuyo primer gran triunfo fue la convocatoria a un proceso constituyente para redactar una nueva Carta magna que reemplace a la heredada de la dictadura .
“No llegamos aquí para llenar cargos, solazarnos entre nosotros y generar distancias inalcanzables; llegamos para entregarnos en cuerpo y alma al compromiso de hacer mejor la vida en nuestra patria”, dijo, y transmitió el sueño de que cuando termine su mandato “podamos sentir que hay un país que nos protege, nos acoge y nos cuida, que garantiza derechos y retribuye con justicia el aporte y el sacrificio que cada uno de los habitantes hace para el desarrollo de nuestra sociedad”.
Boric mantuvo la carga simbólica en su primer discurso oficial, con un tono cercano, con un detallado diagnóstico de los problemas urgentes que vive el país por mensajes con orientación política para enfrentar algunos, gestos políticos a los centristas y también a la ahora oposición.
Comprometió a la ciudadanía en la misión de alcanzar juntos los objetivos, e instó a escuchar y trabajar con quienes piensan distinto, además de dar un poderoso respaldo a la Convención Constitucional. Sus mensajes incluyeron el reconocimiento a la movilización social, y resaltó su compromiso con los humildes. “Queremos ministros en la calle, no estar escondidos, la relación con las autoridades no debe ser de consumidores, sino de reciprocidad, trabajando juntos para que este sea el gobierno del pueblo y que ustedes lo sientan de todos”, señaló.
“Los invito a que nos escuchemos de buena fe, sin caricaturas, tomémonoslo en serio, de todos los bandos. Nos lo digo a nosotros mismos también, escuchemos de buena fe, sin caricaturas, para que el plebiscito de salida sea un punto de encuentro y no de división», recalcó. Reafirmó la base política de Apruebo Dignidad.
Su primera alocución desde La Moneda estuvo marcada por la figura del asesinado exmandatario Salvador Allende, a quien rindió honores previo al discurso, la que concluyó con una de sus frases más populares: “Como pronosticara hace casi 50 años Salvador Allende, estamos de nuevo, compatriotas, abriendo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, el hombre y la mujer libre, para construir una sociedad mejor”, cerró.
Oportunidad para la izquierda
El dirigente comunista, excandidato presidencial y actual alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (derrotado por Boric en las internas) señaló que “Se termina hoy el oscuro régimen de Piñera y se inicia un trayecto lleno de esperanza para llevar adelante las transformaciones que la ciudadanía demanda. Felicitaciones Presidente”.
La presidenta de la Convención Constituyente, María Elisa Quinteros, señaló: “Celebramos la llegada del Presidente y de toda una generación, que al igual que muchos de nosotras y nosotros, han decidido sacar la voz de las injusticias sociales”.
Manuel Cabieses, luchador social y director de la mítica revista Punto Final, señala que se inicia un período favorable para acometer –por fin- la reestructuración de la Izquierda social y política de Chile. Una oportunidad que puede ser pasajera, por lo que es deber de la izquierda dispersa y atomizada no dejar pasar la ocasión que brinda la historia para rehacerse en la dimensión ideológica, política y social del siglo XXI. La acción revolucionaria actual consiste en volver a cabalgar la lucha de clases en marcha.
Las fuerzas conservadoras (la alternativa fascista logró el 44% de los votos en la elección presidencial) se están reorganizando con el objetivo de frustrar la apertura democratizadora que significan la Convención Constitucional, el gobierno del presidente Boric y -sobre todo- el movimiento de masas independiente destinado a protagonizar este período. El eje central del enfrentamiento entre el conservadurismo y las fuerzas del cambio será la Constitución Política democrática, señala Cabieses.
La Convención Constitucional está ahora a merced del bombardeo de la artillería mediática. La desinformación y la mentira disfrazadas de «periodismo» tratan de que Chile perdure como una nación de borregos.
Antes de asumir, el país ha podido comprobar desacuerdos entre los propios integrantes de su primer gabinete, como con la posibilidad de extender el estado de emergencia en la zona de la Araucanía.
En los nombramientos presidenciales hubo muchas tensiones derivadas de los apetitos de poder de las agrupaciones boricistas, especialmente por el fenómeno del cuoteo, lo que en este caso no solo impone conciliar la representación de todos sus partidos pactos y subpactos, sino darles satisfacción también a las demandas de equidad de género cuanto a la representación de nuestras empoderadas etnias.
Desafíos
El Presidente sabe que el cumplimento de sus metas no será fácil: «enfrentaremos crisis externas e internas, nos equivocaremos y rectificaremos. La pandemia sigue su curso y nos va a seguir acompañando por mucho tiempo. Sabemos que la economía sigue resentida y que el país necesita ponerse de pie, crecer y repartir de manera justa los frutos del crecimiento, porque cuando no hay distribución de la riqueza cuando se concentra en unos pocos, la paz es muy difícil», señaló al asumir.
Uno de los mayores desafíos es alcanzar una nueva Constitución de amplio consenso en la Convención Constituyente. El analista Juan Pablo Cárdenas no quiere pensar en un resultado adverso ni apenas favorable para los que esperan que un nuevo ordenamiento institucional pueda impedir mantener en su sitio a los actuales parlamentarios o, incluso, al propio gobierno. Y no estemos en los próximos meses exigiendo nuevas elecciones, con nuevas expresiones y coaliciones políticas, agrega.
Las nuevas autoridades deberán demostrar su capacidad para avanzar hacia la paz social en la macro zona sur del país, ahora realmente convulsionada por la violencia, el sabotaje y la inclaudicable resolución mapuche de alcanzar sus demandas quienquiera esté en La Moneda. Otro desafío que deben enfrentar Boric y su equipo son las masivas inmigraciones a través del desierto, además de hacerle frente a la corrupción masiva de la oficialidad castrense y mitigar el enorme poder consolidado por el narcotráfico.
Su gestión inmediata está condicionada, también, por la realidad mundial. Una economía que seguramente va a tambalear por causa de la guerra en el este de Europa, las sanciones impuestas por las potencias y la incapacidad hasta aquí de que las naciones tercermundistas y en especial las latinoamericano-caribeñas para poder enfrentar la crisis que está inspirando una nueva demarcación de las fronteras y zonas de influencia entre los países y continentes.
* Periodista chilena, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)