Grandes empresas: renovarse o morir en el intento

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JA / LN*

La mentada crisis pega duro, pero al revés de los pobres, las corporaciones están llenas de ideas; a muchas la situación las dejó desnudas ("en pelotas", dice la expresión popular), pero –ya se sabe– la formación capitalista agudiza el ingenio. Todo sea por evitar que se deje de consumir: el consumo es el gran motor de la libertad puesto que, si no se consume, ¿qué se puede elegir? Y si no se elige, pues vendrá el totalitarismo del siglo XXI.

Nuestros informantes alrededor del mundo –calladamente, a veces con riesgo de su reputación– nos permiten en esta edición de SyS brindar un panorama de cómo algunas grandes empresas se preparan para seguir activas y sobrevivir a la crisis.

Ferrari, por ejemplo –como se ve en la apertura– dejará el estruendoso color rojo para imponer un más modesto amarillo (que además evita la envidia); se desprende del nuevo logotipo que también serán carros menos veloces: todo sea para preservar la vida.

Dow Jones, sin mayores e innecesarias declaraciones, se pone al día con los tiempos: a la baja.

En el terreno de las tecnologías digitales y de impresión, Xerox –siempre a la cabeza– opta por reflejar la desdibujada realidad que nos oprime a la espera de pasar "por debajo de la mesa" estos tiempos aciagos; para ello nada mejor que contribuir a hacer invisibles esos documentos incriminadores que tanto se han firmado.

Y cuando muchos están hartos de recibir llamadas –gente que probablemente quiera cobrar, inquirir qué pasó con su dinero e inversiones, ahorros, expectativas, en fin– Nokia, la más grande– apunta a nuevos teléfonos: sólo para no conectar.

Sobre un campo de tecnología "verde" –no contaminante–, la oriental LG reconoce que la vida es dura, que no es hora de sonreír como un estúpido "emoticón", y que es necesario sobreponerse a todo. Hubieran querido una sonrisa al estilo de Clark Gable, pero los sondeos indicaron que ya nadie se acuerda de los viejos ídolos del cine –y así quedó.

La orgullosa Renault francesa –¡el espíritu galo!– quiso ir más allá y reconocer públicamente que está, no sin dificultades, en la lucha por recibir ayuda para superar el momento; y si no, parece advertirnos en gruesas letras negras, eso es lo que pueden esperar. No creen necesario explicarse más: la palabra es terrible –aunque haga juego, delicadamente, con el nombre original.

Ford Motor fue más allá, más audaz; impregnándose del ejemplo pionero de su fundador aceptó el desafío de la crisis, y el fracaso de un sistema que –están seguros– nunca terminó de reconocer la sabiduría del viejo Henry. Hubieran agregado un candelabro de siete velas, pero algunos recuerdos dieron paso a la modestia…

Sobre un fondo asfalto oscuro y transitado, con destellos de azul que anticipan el vuelo a la muerte de los fieles automóviles, la cauchera Good Year anticipa que presentará batalla aunque no está segura si estará para darla. El viejo espíritu empresario no muere.

La ternura de la reconversión del mundo de los negocios corre por cuenta de la insondable "shit-burger" que hasta el día de hoy sirve para medir algo relacionados con los ingresos de "la gente". Ternura porque ¿ha visto usted a un millonario trabajar para comer?  ¿… Y hamburguesa?

No hay dudas, el capitalismo prevalecerá.

*Corresponsales en viaje.

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