Guerra mediática y desafíos para la democracia en América Latina

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Los medios de comunicación privados tienen un alto porcentaje de acción en los países. Relacionados con lo mercantil se encuentran alejados de los pueblos, pues la información que produce está alineada a una agenda mediática determinada que oculta o muestra temas acorde a intereses políticos, económicos que no están alineados con la constitución de una comunicación social, dialógica que refleje realidad, pero sobre todo, está distanciada de una democratización real.

Sobre estos puntos, tres pensadores latinoamericanos analizaron en el Foro Latioamericano y caribeño de Comunicaicón popular y Comunitaria, que se realiza en Quito, la situación de la comunicación y cómo se inserta el discurso de lo comunitario.

Aram Aharonian (FILA, Question, Surysur, Nodal)

La guerra mediática es conocida como terrorismo mediático. Los medios de comunicación reproducen información que no se asemeja a la realidad. Para él, el problema de la comunicación no está en crear leyes sino en su aplicación, pero sobre todo en la construcción de redes que posibiliten esa otra comunicación. Por la falta de eso, Aharonian asume como imposible en la actualidad tener mensajes de reproducción masiva, pero la apuesta se encuentra en este lugar, y las formas de hacerlo efectivo.

Por ello, la comunicación debe ser realizada desde abajo. Incluyendo la construcción de contenidos y de agendas mediáticas propias que no ameriten una relación con los medios privados. Ese cambio de contenido es vital  para cambiar las lógicas de organización y movilización. El autor considera necesario dejar de resistir, para empezar a construir una agenda que refleje nuestras propias realidades y necesidades. La democratización de la comunicación es base de una sociedad que construya sujetos hacedores de políticas.

La comunicación alternativa no tiene por qué ser marginal, debe buscar formas de masificación de sus mensajes. Una de las formas es la producción de nuevas estéticas, un cambio de semántica, pensando en las actuales generaciones y no pasadas. Entonces, el apostar por nuevos espacios y la masificación de mensaje conjuga diversas opciones que son necesarios en la búsqueda de una comunicación diferente.

Renata Mielli (FNDC- Foro Nacional de democratización de la Comunicación- Brasil)

El papel de los medios privados para Mielli es la concentración de votos e invisibilización de las luchas de grupos sociales. Desde la experiencia de Brasil, el linchamiento mediático es latente. Además de ser medios concentrados en pocas personas relacionadas con la política, la información que producen no se acerca a las necesidades de los pueblos y atacan a los gobiernos que no se alinean con sus intereses.  Para ella, es posible hacer frente a la guerra mediática.

Para analizar el problema de Brasil, mostró en las revistas los mensajes indirectos de desestabilización a los procesos políticos alternativos no neoliberales. La guerra mediática contra los medios comunitarios es desigual desde la falta de inversión hasta en los espacios que se difunden. A esta perspectiva se asocian medios y periodistas que mantienen lógicas de mercado y mantienen discursos hegemónicos.

Para Mielli, los medios privados ejercen censura en los ciudadanos, eliminando la libertad de expresión. Sobre todo, al criminalizar a los movimientos sociales. Los gobiernos no comprenden que para cambiar el proyecto político es necesario realizar una lucha por la democratización que debe ser en toda Nuestra América.

Para ella, la libertad de expresión y el derecho a la comunicación son fundamentales en una comunicación más inclusiva y que debe ser una característica de los medios comunitarios y su papel como irruptores en el discurso hegemónico de los medios.

Osvaldo León (ALAI- Asociación Latinoamericana de Internet)

Para León, uno de los avances en la comunicación es la regulación de los medios, en favor de movimientos populares por la búsqueda de una comunicación inclusiva, que produce nuevos sentidos.

En todos los países se han constituido voces que están en contra del poder mediático. Las regulaciones son necesarias y se convierten en un problema por la lentitud de esas políticas y su aplicación. Por tanto, las correlaciones de fuerzas son fuertes cuando los procesos son largos. Frente a esto, se encuentra latente una campaña permanente de los medios con una agenda nacional y extranjera que actúan de forma conjunta y desmitifican discursos no alineados con sus intereses.

La comunicación vista desde lo mercantil y su reducción a medio masivo, se afirman como contrapuestos con la cultura, perdiendo el medio su aspecto dialógico. Para León, un problema de los medios populares es lo panfletario, que no genera una lucha masiva o un reconocimiento vasto. La guerra mediática en el plano de la cultura, las ideas se confrontan, pero al no tener esta característica los medios se vuelven panfletarios, es decir, su relación con un lugar se desvanece y al tener un discurso vacío de contenido, se aleja del reconocimiento de los sujetos y sus prácticas. En este sentido, lo fundamental de lo comunitario es producir otros ejes para pensar esa comunicación desde lo comunitario, que si tiene una relación con la cultura, y se fundamenta en el compartir y producir discursos dialógicos que toman relevancia en la reproducción y producción de sentido. Por esto, la opción es crear políticas y estrategias de comunicación desde El Estado  en colaboración con movimientos políticos y sociales.

Comunicación popular y comunitaria para democratizar nuestras sociedades latinoamericanas  Comunicacion popular16

Tamara Roselló| Sin perder su carácter de construcción de alternativas enrumbadas hacia “el otro mundo mejor posible” que el movimiento altermundista esgrimió como demanda y aspiración común de los pueblos, la comunicación popular y comunitaria la dialógica, es el centro de la atención de este Foro, no entendida como “la otra comunicación o la alternativa”, sino como la esencia misma de procesos de transformación, que está al servicio de los intereses de los pueblos y no de los intereses económicos hegemónicos, como aseguraron en la mesa inaugural, representantes del Comité Organizador.

Lo que implica el diálogo de saberes, entre los que tienen más la práctica cotidiana y los que miran estos procesos desde la academia y ese es un aporte que quiere hacer este Foro.

Esta concepción a debate durante esta semana incluye las luchas por el derecho a la comunicación, por reivindicar las voces populares como un espacio de construcción de identidades, de transformación colectiva y social. Al hablar de comunicación popular, para muchas y muchos es inevitable remitirse a lo local, porque ahí están los mayores acumulados y experiencias vitales, pero al mismo tiempo es imprescindible mirar la geopolítica. El momento que viven los pueblos latinoamericanos, los avances y retrocesos en términos políticos, sociales y económicos tienen un correlato comunicativo.

Si bien en varios países de América Latina el tema de comunicación ha estado en la agenda política y sobre todo el servicio público que ofrecen los medios de comunicación como actores que representan intereses, instalan o cuestionan valores y prácticas cotidianas o recrean los sucesos de interés; el debate sobre qué entender por comunicación popular y comunitaria ha sido todavía insuficiente.
Se han robado el escenario los medios de comunicación, de una parte los que actúan con lógicas comerciales, que asumen la información como mercancía generadora de ganancias para los de “arriba” y del otro, los que se sustentan sobre la participación popular, el diálogo, la horizontalidad y fundamentalmente, sobre proyectos políticos inclusivos, reivindicadores, humanizadores de los “de abajo”.

Este Foro, con sede en Quito hasta el 30 de junio próximo, busca abrir las puertas a las preguntas y a las respuestas que dialogan con las rutinas de los actores sociales y populares. Pone a debate nuevas matrices de pensamiento, nuevas propuestas para el desarrollo de un sistema diferente de comunicación, como una expresión otra de la vida en común que ya se ensaya en muchos territorios, comunidades, barrios, organizaciones y movimientos sociales y populares de la región.

Hacer comunicación desde otras lógicas, no comerciales, no banalizadas, y que genere una recepción crítica no solo de los contenidos de esa comunicación, sino de la realidad misma y con poder popular, es una manera de contribuir a que las personas, los colectivos y las comunidades desarrollen más capacidades para cortar de raíz la dominación, que desdeña a los pueblos y sus potencialidades para protagonizar procesos comunicativos y sobre todo, para tomar las riendas de sus propias vidas.

En el proceso organizativo de este encuentro se han juntado el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) y la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI). Estas dos últimas instituciones instaron a las y los participantes a pensar la integración de nuestros pueblos en clave comunicativa, para que desde disímiles medios, productos y espacios, se potencie lo que nos une y nos reta como región. Esa es la propuesta que impulsa el “Foro de Comunicación para la Integración” –presente en estas jornadas en CIESPAL- que reúne a alrededor de 35 medios y articulaciones regionales.

Reconstruir la comunicación popular en SuraméricaImprimir

Prensa Latina| Los participantes del II Congreso Internacional sobre Comunicología del Sur celebrado en Ecuador coincidieron hoy en la necesidad de reconstruir la comunicación popular y generar sólidos lazos de integración regional.

La directora de Comunicación del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos Mercosur, Corina Leguizamón, observó que los grandes medios de prensa son la voz del proyecto político hegemónico, de carácter excluyente, y que desvirtúa el rol de los Estados y de los movimientos sociales.

Al mismo tiempo, la comunicadora paraguaya y Magister en Derechos Humanos, Estado de Derecho y Democracia en Iberoamérica por la Universidad Alcalá de Henares, advirtió sobre el uso en los medios de la seguridad como elemento de miedo y excusa para aprobar normas invasivas de la privacidad social.

Nos encontramos ante un renovado intento de neocolonización del continente, apuntó el investigador argentino de la Agencia Internacional de Noticias Pressenza, Javier Tolcachier.
A su criterio, el imperialismo estadounidense quiere arrasar con cualquier mecanismo de integración que defienda la soberanía y apela a campañas mediáticas financiadas por ellos mismos, entre otros recursos, pues ven la integración regional como una insubordinación.

Tolcachier abogó por colocar a la comunicación popular en su justa dimensión creativa en función de aunar esfuerzos, superar diferencias y favorecer un modelo de construcción colectiva para no sucumbir a las nuevas dominaciones.

La directora de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), Sally Burch, recordó que una de las nuevas dimensiones de la comunicación es internet, espacio digital que ha revolucionado las maneras de relacionarse y comunicar.

Para la periodista británica, con internet la globalización se hizo parte de la vida cotidiana, mientras las amistades y los públicos ya no se limitan por la geografía.
Burch consideró superada la creencia inicial de internet como espacio de libertades y criticó su monopolización a escala mundial por grandes empresas norteamericanas.

La concentración del poder en internet abarca tantas áreas que constituye una verdadera amenaza para la democracia y la soberanía, señaló en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

En opinión de esta investigadora, la neocolonización de América Latina es una realidad cuyas carabelas han llegado con los nombres de Google, Facebook y Microsoft, sus armas son los algoritmos y su oro los datos que extraen, con o sin permiso, y luego venden a empresas u organismos de diversa índole.

Al decir de Burch, una lucha determinante en los próximos años será la de cómo recuperar una internet ciudadana.

Por su parte, el exsecretario general de la Comunidad Andina, Adalid Contreras, destacó como tarea de la comunicación popular el construir proyectos populares, y llamó a preocuparse por la desacreditación de la integración regional por parte de los medios comerciales que solo muestran sus accidentes y nunca las conquistas.

El periodista boliviano recalcó que la integración es un hecho intencionado y la voluntad política en torno a un proyecto común funciona como elemento dinamizador esencial, por eso consideró importante luchar contra su descrédito desde la comunicación popular y de una manera creativa.

León: la comunicación popular hoy es una bandera socialcomunicacion popular ciespal1

Para el comunicador social ecuatoriano de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), Osvaldo León, la comunicación popular “hoy es una bandera social de los movimientos populares que han asumido la causa de la lucha por la democratización de la comunicación”.

Durante su participación en el conversatorio Guerra mediática y desafíos para la democracia en América Latina, desarrollado en el marco del Foro Latinoamericano y Caribeño de Comunicación Popular y Comunitaria – II Congreso Internacional sobre Comunicología del Sur, León remarcó que la comunicación popular “es un logro significativo cuando se trata de disputas de sentido en el plano cultural”.

A juicio del comunicador popular, los vientos de cambio que han soplado en la región durante la última década han posibilitado el escenario de la democratización de la comunicación: “antes hablar de regulación de medios de comunicación estaba circunscrito a un pequeño número de periodistas o personas involucradas en el  campo del periodismo”.

En la actualidad “tenemos movimientos sociales que protestan contra el monopolio y concentración de los medios”, dijo al resaltar que esta acción ha logrado que en “muchos países se apliquen normativas para establecer regulaciones en los medios de comunicación”. No obstante, cuestionó la lentitud y demora en avanzar hacia la reorganización definitiva del campo de la comunicación.

“Esa fragilidad puede verse Argentina, que con un simple decreto ilegal se violente una decisión parlamentaria y esa lentitud también se debilita porque asistimos a una campaña permanente por parte de los poderes mediáticos. Ellos están sincronizados, tienen definidos ejes estratégicos, actúan de manera conjunta articulada, no es únicamente acción aislada de los medios por el poder”, refirió.

León detalló que la región asiste a una “campaña debidamente probado en otras latitudes, cada vez mejor sistematizada, donde el pilar de la ofensiva lo cumplen los medios”.

Para León uno de los principales problemas es la prevalencia de la visión instrumental de la comunicación, la cual es “reducida a ver la herramienta de manera unidireccional centrada en información y diversión, preservando mismos patrones y formatos comunicacionales informativos definidos por el poder del sistema dominante”.

Detalló que esta situación “redunda en el divorcio entre comunicación y cultura. Esta visión instrumental deja de lado el aspecto relacional que tiene la comunicación, el aspecto dialógico. El resultado es que la persistencia de actitudes reactivas, que son las priman ancladas en las matrices de los oponentes y de respuestas dispersas y fragmentadas, por lo general en tono panfletario, terminan por no tener capacidad real de impacto”.

Bajo este panorama, el comunicador popular resaltó el papel de las dinámicas organizativas y de movilización importantes para los cambios sociales: “pensar en redes es fundamental”.

 

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