Guerrilleros y represores triunfantes en Nicaragua y Guatemala

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Otto Pérez Molina es un general guatemalteco que ganó con el 54% de los votos, en segunda vuelta, las elecciones de su país. El próximo 14 de enero asumirá como Presidente, sucediendo al social demócrata Álvaro Colom. Lo llamativo del caso es que es acusado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad cometidos en la década de los 80, cuando tuvo a su cargo tareas de represión a los movimientos guerrilleros que actuaban en ese país.

Su oponente era un empresario neoliberal cuyo mensaje iba desde la propuesta de instaurar la pena de muerte hasta el compromiso que lograría que el equipo guatemalteco clasificara para el próximo Mundial de Fútbol.

El mensaje del próximo Presidente fue de “mano dura” frente a una violencia que no cesa. Ésta deja un saldo de muertos 6 veces mayor al promedio mundial. En estas cifras tienen bastante influencia los hechos producidos por “los maras”, grupos de pandilleros guatemaltecos expulsados de los Estados Unidos.Esta cuestión encubre la dramática situación social, con el 50% de la población por debajo de la línea de pobreza y el 15 % de niños desnutridos.

La derrota social demócrata tiene que ver con la ineficacia de ese gobierno. Éste fue tan incapaz de dominar la violencia reinante como de combatir los carteles de droga o reducir el desempleo y la pobreza.

*Änalista de Question Latinoamérica

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