HABRÍA QUE ENTRAR A PICAR, PRESIDENTA
Durante la campaña decía que era muy difícil que el país aceptara a una mujer. A la candidata le encontraba todos los defectos cada vez que hablaba. El viejo Anselmo encontró eco en la vecina, madre de tres hijos varones educados para el machismo, que se sumaba al coro las mujeres no están preparadas En realidad, la vecina no era la única, había muchas mujeres del barrio pensando lo mismo. Y educando a sus hijos en lo mismo.
Así, en el ser interno de muchos chilenos y chilenas, Anselmo siente rabia, con esto de que la Presidenta electa ya comience a mandar. Se la imagina decidiendo quiénes serán su equipo de gobierno y se altera.
La resistencia al cambio, personificada en este viejo chico, tradicional, machista, que ve todo negativo, está formada por tres tipos de barreras:
La barrera de las percepciones, la barrera de las emociones y la barrera de la cultura.
Michelle Bachelet tendrá que enfrentar durante sus cuatro años de gobierno estas tres resistencias, en cada uno de sus actos. Tal vez, muchas veces, la resistencia a medidas de gobierno o iniciativas políticas, aparentemente inocentes, serán manifestaciones de la resistencia más profunda que opondrá el machismo de mujeres y hombres a su persona y a lo que representa.
Desde la expriencia
Durante varios años, mientras Soledad Alvear fue ministra del SERNAM (Servicio Nacional de la Mujer) tuve el privilegio de trabajar con las mujeres en sus estrategias de comunicación y en sus campañas. En el Plan de Igualdad de Oportunidades, en la Ley de Violencia Intrafamiliar, y en los programas: Trabajadoras Temporeras, Jefas de Hogar, Embarazo Adolescente, entre otros asuntos.
Como hombre, reconozco que me costó –y aún me cuesta– comprender aspectos del pensamiento femenino y sus formas de abordar problemas, construir estrategias, argumentar, trabajar, tomar decisiones. Muchas veces conversamos de los hemisferios cerebrales y los dominios masculino-femenino. Reconozco que las mujeres del SERNAM fueron muy pacientes y generosas conmigo.
Les decía muchas veces que si ellas lograban convencernos a los hombres, y no solamente a las mujeres, de los beneficios de la igualdad de oportunidades, entonces habríamos dado un gran paso. Porque yo podría transmitir esto en la comunicación.
Durante ese período, se lograron grandes avances en materia de igualdad para la mujer y por sobretodo, se abrió la conversación sobre sus derechos. Sin embargo todas y todos concluíamos cada vez que teníamos un debate de género, que esto es mucho más profundo.
Que se requiere un cambio cultural de fondo.
Entre otras cosas, los hombres debíamos comprender y aceptar nuestro ser femenino interior. Difícil tarea que se confunde frecuentemente con los delicados temas de la sexualidad y por ende, produce un rechazo inmediato de las huestes machistas más recalcitrantes.
Hace pocos días, observando cómo opinaban los votantes de la derecha de sectores populares, me di cuenta que el disco duro machista – reitero de hombres y mujeres – está muy fuertemente instalado.
Y si sumamos que el machismo de la Concertación ha debido guardarse por ahora sus resistencias, porque cayo rendido ante la evidencia de Michelle Presidenta – por decisión de los ciudadanos y no de los partidos- entonces, podemos predecir que para las mujeres recién comienza la batalla.
El ser femenino tendrá que desarmar las percepciones, emociones y cultura machista en los hechos.
Cambios de fondo
En este período vamos a vivir cotidianamente el proceso de cambio cultural profundo. Si las mujeres al final del gobierno se sienten más mujeres y mejores personas, y si los hombres nos sentimos más masculinos y mejores seres humanos, y todos nos sentimos más integrados, más queridos y más respetados, “reconocidos como legítimos y válidos en la convivencia”, creo que Chile habrá ganado de verdad. Tal vez el viejo Anselmo también sienta que todo fue al final para mejor.
El problema de comunicación siempre es una oportunidad. Tal vez aquí esté la clave para iniciar y terminar el primer gobierno de una mujer-gobierno con pleno éxito.
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* Escritor y publicista. Su libro ¿Qué pasó papá (en el 73)? fue publicado conjuntamente a fines de 2005 por Ediciones del Leopardo y la revista Punto Final.
Este artículo se publica también en la revista El Periodista (www.elperiodista.cl).