Hamburgo se ha propuesto ser una ciudad sin autos en dos décadas.

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Hamburgo, la segunda ciudad más grande de Alemania, está trabajando en un plan que eliminaría los carros particulares dentro de 20 años. Con tal fin, planea construir una ‘red verde’ de aceras y ciclorrutas que conecte sus zonas verdes y ofrezca así caminos libres de automóviles para quienes que no deseen usar el transporte público.

El plan Green Network (Red Verde) cubriría el 40 por ciento de la ciudad y sería único en el mundo al vincular los barrios de las afueras con el centro, lo que permitiría explorar toda la ciudad en bicicleta o caminando.

Aunque aún se encuentra en estado preliminar, está idea no es nueva en el país creador del Mercedes Benz y de la Autobahn (autopistas sin límites de velocidad). En el vecindario de Vauban, pensado como un distrito sostenible, en la ciudad de Friburgo, los carros están casi completamente prohibidos. Se permite que transiten en algunos casos, pero no se les ofrece un solo espacio de parqueadero. Como alternativa, sus habitantes pueden alquilar carros municipales para viajes de fin de semana o para ir de compras.

Este giro ideológico obedece, según Mauricio Cuéllar, especialista en transporte del Banco Mundial, “a que la propagación de carros está poniendo en peligro la viabilidad de las ciudades”. En esa materia hay que destacar que en países como Colombia el índice de carros por mil habitantes es aún muy bajo en comparación con otras naciones. Sin embargo, este número va en ascenso y, si no se toman medidas, los problemas de congestión y de contaminación en las zonas urbanas tenderían a agravarse.

Calentamiento global

Lo que es particular de este proyecto, en contraste con otras ciudades (o sectores de ellas) que han sido peatonalizadas para facilitar la circulación de los turistas o para conservar edificaciones antiguas, es que estas medidas se están tomando principalmente para enfrentar el cambio climático. Según el diario The Independent, en el caso de Hamburgo, además del deseo de hacer de la ciudad un lugar más tranquilo para vivir, el principal objetivo de este plan es ayudar a esta urbe a absorber las emisiones de carbono y prevenir así inundaciones que se prevén por el calentamiento global.

“A pesar de que Hamburgo está en un puerto del mar del Norte, la temperatura media se ha incrementado en 1,2 grados centígrados en los últimos 60 años. Así mismo, el nivel del mar ha aumentado 20 centímetros en el mismo periodo”, dice el diario.ale hamburgo1

Angelika Fritsch, la vocera del Departamento de Planeación Urbana y Medioambiente de Hamburgo, explicó a The Guardian que este plan no solo comunicaría a los hamburgueses entre un punto y otro, sino que “también les permitirá hacer caminatas, nadar, practicar deportes de agua y disfrutar de día de campo, entre otras actividades. De esta manera, se reduciría la necesidad de usar los carros los fines de semana para salir de la ciudad y así se disminuiría el daño al medioambiente”.

De un modo similar, la ciudad de Copenhague (Dinamarca) también se está preparando para el calentamiento global con varias acciones, entre ellas, la construcción de 26 superautopistas para bicicletas, que pretenden que las personas que tienen que viajar más de 10 kilómetros para llegar a su trabajo se animen a tomar este medio de transporte.Tales superautopistas conectarán los suburbios con el centro de la ciudad, dispondrán de bombas de aire en el trayecto y semáforos programados para el promedio de velocidad de las bicicletas.

Paralelamente a estas ciudades, que ya se vislumbran sin carros particulares, en el mundo las medidas que desincentivan su uso son cada vez más severas. En Tokio, por ejemplo, si alguien quiere comprar un auto tiene que demostrar que tiene dónde estacionarlo. En Shanghái, los procedimientos para expedir una placa son cada vez más complejos. En Londres se cobra un peaje a los vehículos que entren al centro de la ciudad en las horas pico.

Aunque en Latinoamérica también se han tomado medidas similares, la prohibición de los carros todavía se ve lejana, ya que, como explica Cuéllar, “para lograr que la gente se baje del automóvil es necesario modernizar el trasporte público y en esto todavía hay muchos aspectos por mejorar”.

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