Heroína contra la guerra

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Bush no quiere oirla. Tiene pánico de enfrentarse a esta madre dolida que lo espera a la vuelta de su rancho de Texas.Y Bush, que no es precisamente conocido por saber dar la cara, se oculta de Cindy. Entretanto, la vigilia que ella hace se está convirtiendo en un tema noticioso nacional. Y, por momentos, ocupa más espacio en los medios que el propio Bush.

El presidente la recibió brevemente en la Casa Blanca el año pasado, cuando murió su hijo, y no le repondió a una pregunta y más bien cortó abruptamente la reunión –según explico Cindy–. Ella quería que le explicara cuál era la noble causa por la cual su hijo dio su vida.

Después de varias gestiones rechazadas, Cindy, enterada de que Bush se retiraba a su rancho de Crawford, en Texas, para unas largas vacaciones, se desplazó desde su vivienda en Vacaville, también en Texas. Se acercó a la entrada del custodiado rancho, pero fue rechazada una vez más. Entonces Cindy optó por establecer un pequeño campamento a la orilla del camino que lleva al rancho presidencial con la esperanza de poder ser vista o tal vez conseguir que hable con ella.

Ese pequeño campamento, pronto se convirtió en punto de atención del público solidario, de curiosos y por supuesto de la prensa que ha bautizado el sitio como Camp Casey. Casey era el nombre del soldado muerto en Iraq.

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Mucha gente solidaria que también perdió seres queridos en Iraq, tuvo la idea de plantar pequeñas cruces blancas con los nombres de los soldados fallecidos a la orilla del camino y como continuidad del humilde Camp Casey de Cindy. Vino un enorme camión  –¿de la escolta?– de Bush y arrolló varias cruces. Pero han vuelto a aparecer otras, con los nombres de recientes caídos en la guerra de Bush.

Es más, la organizacion “moveon.org” , vinculada al Partido Demócrata y muy activa en Internet, ya organizó en una de estas calurosas noches de agosto, una vigilia de apoyo a Cindy. En muchas ciudades del país se cumplió la vigilia, un fenómeno de opinión pública que algunos medios interpretaron como el comienzo de un movimiento antiguerra. Otros piensan que se trata de un fenómeno pasajero.

El comentarista conservador de televisión por cable, Joe Scarborough, comentó la situación y dijo en tono especulativo que esta protesta llega a extremos, como pensar que Bush es el “terrorista número uno del mundo”. Quiza Scarborough tiene razón. 

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Periodista, reside en EEUU.
El artículo fue publicado entre los Especiales de Paralelo 21, programa de la radio de la Universidad de Guadalajara, México-

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