¡Hola Mister Barak Obama! Usted debe ganar. Bienvenido. Pero basta

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Jean Araud

Una carta del Tercer Mundo.
Señor Barak Obama:
Usted debería y debe ganar. Parece que muchos le desean una sincera bienvenida en el "concierto de las naciones". Pero muchos también lo ven con puntos de interrogación, especialmente en nuestro continente sudamericano.

Pero señor Obama, primero es necesario ganar su primer desafío: vencer en un Estado que pretendiéndose un modelo democrático tiene un extraño sistema electoral donde 538 grandes electores deciden para casi 200 millones de ciudadanos. En caso de litigio, es el Tribunal Supremo que decide: nueve jueces nombrados por el Presidente y es así como Bush ha sido elegido con menos votos de los ciudadanos que su adversario. Entonces en su caso, si litigio hay, serán los jueces nombrados por Bush que decidirán.

Sorprendente, sabiendo que democracia viene de dêmos = pueblo" y de "krátos = soberanía, en consecuencia y por definición soberanía del pueblo en oposición al poder transmitido al seno de un pequeño grupo. Sorprendente de poder ver 9 decidir por 200 millones.

Como los Estados Unidos se pretenden también amos del mundo, lastima que no tengan en cuenta los votos de este mundo, porque entonces, señor Obama, usted ganaría sin duda alguna. Sea lo que sea, esperamos esta vez que para estas elecciones Wáshington no va a imponernos un "show" de dos meses para de nuevo recurrir a una maniobra fraudulenta.

A Bush escribí una carta de "good bye", con un "Hey George" y tuteo, porque el vulgar "vaquero" que demostró ser no merece el título del señor.

Señor Obama, muchos quieren depositar en usted una esperanza: la esperanza de un nuevo mundo posible. Los que creyeron en el sueño de Martin Luther King, los que están hartos de discriminaciones raciales, los que quieren poder dialogar de igual a igual con el verdadero pueblo de los Estados Unidos y no solamente con un imperio de yanquis, de gringos o peor: de halcones de Wáshington o marines.

Luther King dijo que tenía el sueño de que sus niños vivan un día en un país donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por su carácter.

Señor Obama, usted es este sueño de Luther King hecho realidad.

Señor Obama, quién sabe si usted no es la esperanza de una "revolución silenciosa" de su pueblo despertado por la estafa de una crisis económica y cansado de derramar su sangre para guerras a menudo inútiles y ni siquiera victoriosas.

Sus antecesores y adversarios, señor Obama, demuestran hasta los últimos minutos quienes son de verdad. Ante su derrota probable, le inventan repentinamente graves pecados, los de negro, musulmán o de socialista, o el que consideran lo peor de lo peor: comunista.

¿Señor Obama, usted no cree que llegó el tiempo de que el país que declara defender la libertad empiece por respetar la de los demás pueblos, sus etnias, sus creencias y sus modelos políticos, aunque no comparta las mismas opiniones o las mismas convicciones?

De ustedes puede depender de contradecir la teoría que "gringo es gringo, del Mayflower a nuestros días".  Para eso, señor Obama, basta. Basta:

–Basta de los supuestos daños colaterales de Wáshington en Iraq o en otros lugares, cuando en realidad la mayoría de las víctimas de sus soldados son civiles, a menudo mujeres, niños y ancianos.

– Basta de invasiones en nombre de la libertad para tomar los recursos ajenos y para destruir sus patrimonios culturales que a veces lo son de la humanidad.

– Basta de destrucciones premeditadas para fabricar para sus multinacionales multimillonarios contratos de reconstrucción.

– Basta en calificar siempre el adversario de terrorista porque aquél que lucha en el territorio de su país invadido no es forzosamente un terrorista sino a veces simplemente un resistente.

Y, señor Obama, de donde lo que Wáshington considera su "patio trasero", son un clamor también numerosos basta:

– Basta el ridículo bloqueo de Cuba, condenado por todas las naciones reunidas en la ONU, menos tres. Cada uno es libre de pensar lo que quiera del régimen castrista, pero eso pertenece sobre todo al pueblo cubano de Cuba y no a la minoría extremista de cubanos de Miami. Lo que si es seguro es que la peor de las cárceles en el territorio cubano es la de Guantánamo.

– Basta de que un Luis Posada Carriles esté libre y protegido en Miami por sus autoridades federales. En este caso se trata de un terrorista que, entre otros atentados, no solamente confesó, lo hizo con orgullo, el que cometió contra un avión de línea con 73 víctimas, todas civiles.

– Basta, una vez mas en Florida, de los programas de sus medios de comunicación que presentan y hacen los elogios de los campos de entrenamiento de mercenarios para asesinar a presidentes de nuestro Hemisferio.

– Basta del proyecto de invadir la Amazonia incluido en los textos escolares de su Junior High School bajo pretexto que "la región está habitada por pueblos crueles, primitivos, incultos e ignorantes de ocho naciones: Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa".

– Basta de la provocación del IV Flota con sus fuerzas de desembarco y programa de navegación en "aguas verdes" y "aguas marrones", es decir nuestras aguas territoriales y nuestros ríos.

Señor Obama, usted representa para muchos la esperanza de un nuevo mundo porque todos estos basta se refieren a situaciones con las cuales usted no ha sido cómplice.

Entonces señor Obama, "bienvenido".

Y, señor Obama, como es de Caracas que le escribo, también basta de:

– Basta en acusar a Venezuela de país narcotraficante cuando realmente sus solo pecado es de sert limítrofe del país más grande productor de droga, que es Colombia, y de encontrase sobre la vía de suministro del país más grande consumidor de droga, que es el suyo.

–Basta de las provocaciones de su embajada que, no contenta de financiar operaciones de desestabilización y golpes de Estado, fue capaz de la estupidez diplomática de organizar en su residencia un espectáculo con una marioneta para ridiculizar a nuestro presidente.

Señor Obama, sabemos que una oposición apátrida y medios de comunicación cómplices les presentaron al presidente Chávez como un vulgar dictador populista. Solo se trata de pitiyankees mentirosos, señor Obama, y no crea que tengan para usted el sentimiento de simpatía que buena parte del mundo le tiene. Estos pitiyankees son motivados sobre todo por sus dólares –financiados por sus conciudadanos– para abastecer sus ONG con falsos pretextos democráticos.    

Señor Obama, le mintieron. Chávez, con su estilo y su personalidad, es en el fondo un buen tipo con un corazón que desborda de humanismo que simplemente defiende a su pueblo. No es por casualidad que ha sido elegido democráticamente, que luego de ganar una decena de elecciones aumentando cada vez su porcentaje, goza después de diez años al poder de una mayor popularidad.

Le mintieron presentándoles a Chávez como agresivo hacia su país. Cada una de sus pretendidas agresiones, siempre ha sido una puntual legítima defensa a los ataques de Bush, Condoleezza, Negroponte y otros tristes personajes.

Por el contrario, señor Obama, cuando su pueblo sufrió de la catástrofe de Katrina, el supuesto antiyankee Chávez ordenó una ayuda financiera y la empresa venezolana CITGO fue en su territorio la única en no especular sobre sus tarifas de combustible, lo opuesto de todas sus multinacionales, sin excepción. Chávez también hizo subvencionar combustibles para algunas de sus comunidades indias y pobres del Bronx para que puedan enfrentar los rigores del frío invernal.

Señor Obama, al referirse a Venezuela, declaró que pensaba necesario para su país desarrollar nuevas fuentes energéticas para reducir su dependencia del petróleo. Tiene razón señor Obama y Chávez comparte su opinión. Expresó la misma idea de nuevas fuentes energéticas ante el petróleo por ser éste un recurso natural no renovable que se agotará. Ya en Venezuela existe un programa de economía energética en el sector eléctrico, no sólo para ahorrar petróleo sino también porque es una de las fuentes de contaminación de un planeta donde vivimos todos.

Señor Obama, usted debe saber que fue precisamente ese diablo de Fidel Castro quien primero incitó a Chávez en esta vía, mas o menos en estos términos "Cuidado Chávez, aunque Venezuela es productor de petróleo, debes hacer esfuerzos para reducir su derroche de consumo".

¿Señor Obama, será usted por fin el presidente de los Estados Unidos que reconocerá que su país es el que contamina más nuestro planeta y firmará el Protocolo de Kioto que desde 1998 espera que se adjunte la firma de Wáshington a las de 172 países?

Sabemos todos que las energías alternativas no funcionarán de la noche a la mañana. Entonces en la espera, señor Obama, trate con honestidad con Venezuela para comprar a un justo precio su petróleo, es un país que siempre se reveló como un productor fiable. No olvide que Chávez fue el primero en proponer una regulación de precios del barril, un mínimo justo para quienes pertenece el recurso, un máximo para no desestabilizar los países importadores.         

Señor  Obama, usted va a asumir la presidencia de un país con algunas desventajas. Fuera de algunos países amigos sinceros de los Estados Unidos, incluyendo los que necesitan sus dólares para tener el valor de expresarse, sin ninguna duda y por ahora los Estados Unidos de América inspiran a muchas naciones sentimientos de antipatía.

Usted va a asumir la presidencia de un país que acusa a otros de poseer armas nucleares, pero que es el único de la historia universal que utilizó un arma de destrucción masiva e indiscriminada contra poblaciones civiles, urbanas y completamente desarmadas.

Usted va asumir una presidencia que señala con el dedo a todos los países que usan sus fuerzas armadas para defender sus soberanías, pero que es la presidencia que posee más de la mitad del armamento existente en el mundo hoy por hoy.  

La crisis económica que actualmente sacude su país, a pesar de todo el mal que pueda causar es quizá también una oportunidad inesperada para un mejor mundo. La mayoría de sus ciudadanos ahora descubrieron las supercherías de sus banqueros y sus grandes grupos financieros.

Algunos piensan, señor Obama, que usted no podrá controlar un país que está entre las manos de unas potentes multinacionales, transnacionales y corporaciones.

Señor Obama, es quizá una revolución que se le propone en las urnas, la revolución silenciosa de la inmensa mayoría contra una pequeña minoría de potentados.     

Señor Obama, usted no conoce el continente sudamericano. Mc. Cain se limito a visitar México y Colombia… por supuesto. Venga a vernos, señor Obama. Encuentre los Hugo Chavez, Lula Da Silva, Cristina Kirchner, Rafael Correa, Fernando Lugo y Evo Morales. Si usted es sincero se encontrará con gente con la cual es fácil de entenderse, países que no aspiran a nada más que a la paz pero presidentes bien decididos también a que sus pueblos y sus territorios sean respetados.

Gane señor Obama, y bienvenido a un nuevo mejor mundo. ¿Por qué no?

Good Luck, Mister Barak Obama.

Caracas, octubre 2008.
 

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