Honduras: de la restauración conservadora a los migrantes
Los pueblos centroamericanos de Honduras, Guatemala y El Salvador están inmersos en una grave crisis de antigua data. En las décadas de los 70’ y 80’ fueron el escenario de una sangrienta guerra civil que dejó centenares de miles de muertos y muchas migraciones por el miedo imperante. En ese enfrentamiento EU apoyó a los ejércitos y políticos conservadores. Cuando diversos procesos de paz pusieron fin a esa guerra, el gobierno norteamericano deportó hacia esos países a jóvenes pandilleros. Ellos provenían de Los Ángeles y muchos de ellos estaban presos. Ese fue el origen del grupo la Mara Salvatrucha que asola a esas sociedades, donde reina una violencia que los tiene como uno de los principales protagonistas, junto a una miseria y desigualdad generalizada.
En el 2009 fue desplazado el gobierno legítimo de Honduras, ocupado por Manuel Zelaya. Esa fecha suele ser tomada como el inicio de la actual oleada conservadora que se está expandiendo por toda Nuestra América. A renglón seguido se impusieron políticas reaccionarias que dejan en la pobreza a 2/3 de la sociedad hondureña. Unas elecciones fraudulentas, realizadas el año pasado, ahondaron el drama de ese pueblo. Las movilizaciones posteriores a esa estafa electoral dejaron un saldo de más de 30 muertos.
Por ello no llama la atención el actual intento del gobierno hondureño para poner en marchar el Proyecto ZEDE (Zonas de Empleo y Desarrollo Económico). Se trata de una especie de “ciudades privadas” con un régimen especial donde los inversionistas tendrían a su cargo las políticas fiscales, de seguridad y resolución de conflictos. Con un sistema judicial privado, avalado por el Estado, que podría estar en manos de extranjeros y regirse por el derecho anglosajón (common law)
A los desplazamientos de poblaciones producidos durante la guerra civil se agregan las migraciones de “niños no acompañados” (2014) que presionaron sobre las fronteras de México y EU.
Esos antecedentes, en medio de la miseria existente y la inestabilidad política derivada de la última y fraudulenta elección presidencial están en la raíz del actual fenómeno migratorio.
Pero… ¿de qué se trata?
Miles de hondureños, con una importante presencia de guatemaltecos y salvadoreños, se han lanzado a la aventura de marchar en una caravana que pretende llegar a los EU. Arrancaron de San Pedro Sula, la segunda ciudad de Honduras, el 12 de octubre. Estiman llegar a su destino en la primera quincena de noviembre. Recordemos que el día 6 de ese mes se vota en los EU, en una elección crucial para la continuidad de Donald Trump.
La caravana, que está cruzando el territorio de México, transita dos fenómenos contradictorios. Una cantidad importante, más de mil migrantes, que están solicitando refugio a su paso por México; otros 134 migrantes, retrasados respecto a la columna principal, fueron detenidos en México en un control inmigratorio y un número importante abandona la caravana y regresan a sus países. Pero, -por otro lado- un número significativo se ha ido agregando en el camino. Un Informe de Naciones Unidas, refiere que la caravana suma unas 7 mil personas.
El Presidente Trump está blindando la frontera con México y está dispuesto a impedir su ingreso a los EU. El Pentágono ha desplegado otros 800 efectivos adicionales que se suman a los 2 mil de la Guardia Nacional, habitualmente asignados a esa zona. El Presidente advirtió que está dispuesto a convocar al Ejército para evitar el ingreso de esta caravana a su país.
Juan Guahán
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)