Angel Palacios*

Nada nuevo. La campaña demonizando a Venezuela, al presidente Hugo Chávez y al proceso bolivariano, ha sido la tónica del gobierno usurpador y sus aliados desde semanas antes del golpe de Estado. En las radios y televisoras controladas por los golpistas, es normal escuchar mencionar a Chávez y a Venezuela asociados a supuestas acciones de injerencia, invasión, ataques, conspiraciones.
Aquellos periódicos cuyos dueños son cómplices y parte fundamental del Golpe de Estado, contienen más noticias sobre Venezuela que sobre la realidad hondureña. Noticias, caricaturas, columnas de opinión que tergiversan lo que vive Venezuela con titulares que tienden a sembrar el miedo entre los hondureños.
En alguna parte de la población, incluso en sectores populares con poca organización, este bombardeo ha surtido efecto. Me ha sorprendido entrar a un abasto (pulpería) y encontrar a personas del pueblo alarmadas comentando sobre la necesidad de protegerse de los venezolanos, de la existencia de tropas venezolanas que estarían entrando por lugares de la frontera, de dinero que Chávez habría enviado para repartir armas.
Días atrás el temor en algunos habitantes es que al regresar Zelaya, a los jóvenes de este país se les enviaría a Venezuela y a Cuba para adoctrinarlos en comunismo. Toda una trama de guerra psicológica que la dictadura repite y repite por todos sus medios.Las pequeñas y uniformadas concentraciones que el gobierno de facto logra armar para su autocomplacencia, repiten el mensaje contra Venezuela.
Mientras una gigantesca movilización cruzaba la ciudad para reclamar ante la embajada estadounidense el retorno del Presidente y el repudio al golpe, en otro lugar de la ciudad unos cuantos manifestaban contra Zelaya y por supuesto contra Venezuela. El mismo discurso, la misma campaña que vimos en Venezuela contra Cuba en aquellos días del golpe de 2002.

El domingo cuando el avión que trasportaba al presidente Zelaya daba vueltas sobre el pueblo agolpado alrededor del aeropuerto, sin poder aterrizar, el Golpe de Estado dejó de existir por un momento, el dolor por los heridos y por el joven asesinado por la dictadura se transformaron en un solo grito de esperanza donde se confundían consignas como: “Viva Mel Zelaya”, “Viva Honduras”, “Gracias Chávez”, “Gracias Venezuela”.
Mientras el gobierno de facto sigue tratando de sembrar odio contra Venezuela, un amor de pueblo a pueblo se crece en la solidaridad y hace más comprensible el ideal de la integración latinoamericana.
*Cineasta y comunicador popular venezolano
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