Honduras: la consulta va pese a los golpistas

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Surysur

Quince mil urnas y materiales electorales reparten ciudadanos –campesinos, trabajadores, estudiantes y empleados de empresas privadas y del aparato gubernmental– convocados voluntariamente por todo el país atendiendo al llamado del gobierno de Manuel Zelaya: "la consulta se hará". En Tegucigalpa y San Pedro Sula, en tanto, elementos antizelayistas provocan desórdenes.

En la consulta popular, organizada por el Instituto Nacional de Estadística, a los hondureños se les preguntará si quieren o no, el 29 de noviembre cuando se celebran elecciones generales en el país, llamar a una Asamblea Constituyente para modificar la constitución política.

El ejército mantiene desde ayer fuerte –y amenazante– presencia en las calles. En lo que se estima el colmo del cinismo, Romeo Vasquez, jefe del Estado Mayor conjunto de las FFAA, que fuera destituido por el presidente, dijo que jamás se hizo efectiva la medida porque nunca entregó a un sucesor el bastón de mando, como lo señala el regalamento de las FFAA.

La Corte Suprema de Justicia, el Parlamento, el Ministerio Público y el Tribunal Superior de Cuentas, entre otros organismos estatales, y las cámaras que agrupan a los mayores empresarios, han declarado "ilegal" la consulta impulsada desde hace siete meses por Zelaya. Ésta no es vinculante y quienes se oponen a ella en realidad temen que el resultado signifique su ocaso en el poder del país que consideran un feudo privado.

En Wáshington, a petición de Honduras, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos se encuentra en un proceso de negociaciones con miras al envío de una comisión especial  al país centroamericano. Mientras, en Nueva York, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo que el organismo mundial no tiene intención de enviar observadores a la consulta del próximo domingo.

El gobierno de Venezuela encabeza en América la mayor solidaridad con el peblo de Honduras y por el respèeo a los marcos legales de su institucionalidad. Contrasta esa posición con el silencuio de las princuipàles figuras polìíicas chilenas, país que en 1973 fue escenario de un sangriento golpe de Estado ante una situación que guarda algunas semejanzas con el acoso al presidente Zelaya.

En Honduras, en todo caso, no está dicho todo.

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