Hugo Chávez limita pretensiones de Maduro y Jaua


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De un modo u otro los vaivenes de la política venezolana —en rigor la continuidad o no de Chávez y el movimiento bolivariano— ocupan también los ámbitos políticos suramericanos. Con o sin referencias serias los medios periodísticos emiten juicios y opiniones favorables y no al proceso institucional de ese país. El tiempo juzgará las intenciones, los aciertos y desaciertos de esas informaciones u opiniones. Ésta se emitió en Buenos Aires. | INFOBAE.*

El mandatario venezolano decidió que su canciller y su vicepresidente sean candidatos por las gobernaciones de Carabobo y Miranda, donde les espera una probable derrota. Ambos sonaban como presidenciables. Chávez comenzó a reagrupar la tropa para la que será la batalla electoral más reñida desde que está en el poder: los comicios por la Presidencia, en octubre de 2012.

Y para realizar esa tarea, el bolivariano decidió poner en la balanza los apoyos personales incondicionales, por un lado, y la fuerza de representatividad ante los chavistas, por el otro. De esa contraposición surgieron dos grandes perdedores: el canciller Nicolás Maduro y el vicepresidente Elías Jaua. Dos funcionarios con fuerte presencia dentro de los cuadros del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y con un protagonismo ascendente desde que el cáncer debilitó la omnipresencia del mandatario venezolano.

Se sabe que personalidades como la de Chávez no resisten la mínima posibilidad de opacidad por parte de otro dirigente. Mucho menos si ese «eclipse» es provocado por uno de los suyos.

Por eso, la broma que hizo el pasado miércoles durante el acto de lanzamiento de la Gran Misión Venezuela en Amor Mayor —un sistema de pensiones para personas de la tercera edad pobres— y que parecía destinada a una nueva pormenorización de la oposición tenía, en realidad, otros receptores.

«Que si Nicolás Maduro está listo para asumir, que si Elías (Jaua) está peleado, que Diosdado (Cabello) con los militares viene por la banda izquierda. Déjenlos a ellos, nosotros sigamos adelante, unidos pero no los perdamos de vista porque inventan golpe de Estado», dijo el presidente casi anticipando sus premios y castigos.

Un día después, cuando aún resonaban las molestías de Chávez por una ovación que interrumpió un discurso suyo al nombrar al canciller, anunció públicamente que el ministro de Relaciones Exteriores, figura en el restablecimiento de los vínculos con Colombia y en los organismos regionales desde la enfermedad del bolivariano, sería el candidato del oficialismo por la gobernación de Carabobo.

La limpieza entre feudos y figuras con luz propia prosiguió el viernes cuando, tras una reunión partidaria, aseguró que debía buscar un nuevo vicepresidente. «Tengo que empezar a buscar un vicepresidente para el primer trimestre o vicepresidenta de la República», dijo Chávez al afirmar que Jaua «tiene que ser gobernador de Miranda».

El jefe de Estado presentó la reubicación de los otros dos protagonistas del chavismo—además de él— como un intento por volver a gobernar estados estratégicos que quedaron en manos opositoras, algo que se presenta muy lejano según sondeos de intención de voto.
«En verdad tenemos que recuperar esos estados: Miranda, Carabobo, Zulia, Táchira, Nueva Esparta, Lara», señaló. «Lo importante es que quien esté ahí, esté comprometido con la revolución. No vaya a salir de ahí un majunche, un traidor», insistió.

Sin embargo, los analistas venezolanos coinciden en que la maniobra buscó establecer los límites de quienes se atrevan a poner en duda, aunque sea mínimamente, el liderazgo de Chávez. Es una primera advertencia para aquellos que se permiten dudar de la conveniencia o no de su permanecía en el poder.

* Periódico argentino (www.infobae.com)
En Boletín La opinión Mundial.

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