Imagen final

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Álvaro Cuadra.*

Los episodios históricos que quedan en nuestra memoria suelen ser tan trágicos como efímeros y fugaces. El único modo de atrapar ese tiempo fugitivo lo constituye el documento y el monumento que testimonia y afirma la historia. El cine documental es, precisamente, uno de los modos privilegiados en que registramos la memoria contemporánea.

Las imágenes de un otrora re-suscitan en un ahora aquellos acontecimientos que marcaron un instante en que se escenificó una tragedia, el límite abisal entre la vida y la muerte.

En junio de 1973, semanas antes del Golpe de Estado que depuso el gobierno de Salvador Allende, un camarógrafo argentino, Leonardo Henrichsen, caía ultimado por un anónimo disparo. La cámara guardó en sus entrañas tanto las circunstancias de su propio asesinato, como el rostro de sus verdugos.

Un documento que ha permanecido como un conmovedor relato visual de la insensata violencia política que anunciaba los tristes días de septiembre de aquel año. En este caso, el documento visual se convirtió, literalmente, en una imagen definitiva, literalmente, una imagen final.

Imagen Final es, justamente, el título del último documental dirigido por  el cineasta argentino Andrés Habegger, una excelente coproducción en la que participaron Chile, Argentina, Suecia y Dinamarca.

En esta cinta de 85 minutos se nos relata el trabajo detectivesco de un periodista e investigador chileno, Ernesto Carmona, que después de más de tres décadas descubre la identidad del asesino que disparó aquella mañana de junio en la esquina de calles Morandé con Agustinas, a pasos de La Moneda.

Este interesante documental ha sido estrenado la primera semana de agosto en Buenos Aires y se espera su arribo al medio nacional para el próximo mes de noviembre.

Imagen Final articula con gran calidad la imagen de archivo, la entrevista y la filmación en diversas locaciones. Las secuencias que componen este documental siguen los pasos de Ernesto Carmona, el periodista detective que va esclareciendo el caso hasta dejar muy en claro quien fue el homicida.

En uno de las escenas más conmovedoras y significativas de esta cinta, Carmona llega a la casa del culpable ubicada en los suburbios de Santiago y desde la calle lo interpela a viva voz con un grito que recoge treinta y tres años de espera: ¡Bustamante!. ¡Bustamante!.

Un filme como Imagen Final no sólo pone en el tapete un atroz crímen cometido hace tres décadas sino que denuncia la situación actual de nuestro país en que la “funa” ha sido la condena moral hecha pública por los ciudadanos ante la ausencia de una Justicia que esté a la altura de las circunstancias.

Hasta el presente, nadie ha respondido al desgarrador grito de este valiente investigador. El silencio en aquella casa resulta ser el mutismo de un país entero que ha preferido la amnesia y el silencio, como una manera de sobrevivir a la vergüenza.


* Académico, ensayista.

 

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