Indignación en Ecuador. – LA NUEVA SEDE »DIPLOMÁTICA» DE EEUU

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Insólito, inaudito, inadmisible, intolerable, hay tantos, pero tantos calificativos para definir lo que ha permitido el Partido Izquierda Democrática, con su alcalde Paco Moncayo y sus ediles socialdemócratas, al autorizar mediante ordenanza municipal la adjudicación de un enorme terreno en el norte de Quito, en el sector denominado San Isidro del Inca.

Son más de seis hectáreas donde se erigirán cuatro edificios destinados al funcionamiento de la cancillería de la embajada estadounidense en el país, la residencia de los marines encargados de la seguridad, espacio para bodegas y la ampliación del área consular, según datos de prensa recabados en estos días. Solo la construcción tiene un costo de 90 millones de dólares.

La fortaleza norteamericana quedará terminada –según estimaciones de sus constructores– en marzo de 2008, un año antes del fin del acuerdo de ocupación militar de la base de Manta. En la nueva sede castrense y diplomática se albergarán diez agencias de EEUU, entre otros secretos departamentos que por razones de seguridad los representantes de la embajada se niegan a revelar.

Lo sucedido con el presidente Hugo Chávez en Venezuela, cuando se demostró hasta la saciedad la ingerencia militar y el espionaje de la CIA en el planificado golpe de estado, pone en evidencia los alcances de la nueva sede diplomática en Quito.

En el caso venezolano –aplicando el principio internacional de la reciprocidad– el entonces ministro de defensa, José Vicente Rangel, emplazó al embajador de EEUU que se permitiría la permanencia en el país de misiones militares, ocupando dos pisos del edificio del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas en Caracas, siempre y cuando Venezuela tuviera el mismo derecho de instalar una misión militar en el Pentágono. La propuesta no fue aceptada, por lo que el gobierno soberano de Chávez ordenó la salida inmediata del país de la misión militar norteamericana. Y así se procedió.

El descomunal diseño y proporción de la obra que se construye en el corazón del territorio ecuatoriano, es un atentado a la soberanía del Ecuador. Aunque la embajadora Linda Jewel, con su sonrisa cándida intente hacernos creer que el objetivo de la millonaria inversión es brindar a «los amigos ecuatorianos» facilidades que mejoran los servicios de la sede diplomática, algo se oculta en una fortificación que si sumáramos todas las sedes diplomáticas de los países que mantienen su representación en el Ecuador, no alcanzarían a igualar en proporción al «búnker» norteamericano.

La memoria del asesinato del joven Carlos Jaramillo, por un criminal amparado con inmunidad diplomática, proveniente de esa embajada que responde al nombre de Peter Karmilovick, no ha sido olvidada y sigue impune. Asimismo, el recuerdo de Dominic Nixon, otro miembro consular que terminó atropellando a una pareja de ciudadanos en las calles de Quito, no son hechos aislados. El pueblo está cansado de la impunidad que reina en torno al abuso y prepotencia que caracteriza a ciertos miembros de la embajada de EEUU.

A juzgar por la profundidad de sus cimientos, es posible que en uno de los cuatro edificios, se haya planificado la construcción de cárceles de máxima seguridad para todos aquellos que osen demandar la salida de la embajada norteamericana del país o se opongan a la presencia de las tropas de EEUU en la base aérea de Manta. Todos seremos sospechosos de terrorismo o subversión y, sin duda, habrá suficiente espacio para instalar cuartos de tortura –o quién sabe si servirá de refugio para criminales sionistas o neo nazis, que se reciben en la sede diplomática cuya inmunidad que ya se ha hecho costumbre de impunidad.

Censura colectiva y rechazo a esta nueva base militar camuflada, es lo que causa a los ecuatorianos la mega-obra que avanza a ritmo acelerado. Estamos a tiempo de impedir que la bota del imperialismo se asiente una vez más en suelo ecuatoriano. Lo lamentable de este hecho es la sumisión y vasallaje de las fuerzas armadas, la policía nacional y las autoridades del Ecuador, que en nada se inmutan, peor aún: no tienen la intención de hacer respetar el suelo patrio. Tal parece que no quieren perder las canonjías de sus familiares que estudian, trabajan o viven en los EEUU. Para los vende patria más vale la visa de turista a Disneyland que la soberanía del Ecuador.

Los interrogantes que se generan van para el candidato Rafael Correa, pues plantearalos a Álvaro Noboa sería inoficioso. Si las organizaciones sociales, fuerzas políticas y comunidades indígenas no se pronuncian hoy sobre este espinoso asunto mañana será demasiado tarde. Una vez más la Patria sangra en la mitad del mundo.

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* Organización periodística independiente ecuatoriana.

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