Inmigrantes en EEUU: LOS SERES HUMANOS »ILEGALES»
«Esta lucha de los inmigrantes centenaria y universal; venimos desde todos los confines del mundo. En tiempos milenarios nuestros ancestros caminaban y viajaban sin tantas leyes que lo impedieran, sin fronteras racistas y antihumanas.
«Por eso ningún ser humanos es ilegal.«.
La Peña del Bronx de Nueva York asegura que la elite estadounidense no entiende nada «del mensaje de los millones de inmigrantes (…) Miran y analizan desde las alturas (…) No es fácil atravesar el Rio Bravo con nuestras familias, hijas e hijos a cuestas (…) Mientras otros inmigrantes atraviesan fronteras, mares y otros ríos en busca de la sobrevivencia económica, arrancando de la pobreza multiplicada, de las guerras, dictaduras y gobiernos corruptos (…) una historia resumida que se expresa en cada uno de los rostros de los que luchamos y nos movilizamos por una anmistía ahora».
Y agrega:
«La lucha recien comienza y el sentir del pueblo inmigrante necesita hacerse oír a plenitud y manifestar todas sus demandas y confiar sólo en sus organizaciones de base, comunitarias, en dirigentes y uniones sindicales combativos, tomar la conducción del movimiento en todos los niveles y empujar todas las formas de protesta, todas las formas de lucha: la huelga de brazos caídos, el trabajo a desgano, no lavar platos, ni cuidar los hijos de los ricos (…) el boicot a la produccion, la huelga general, el cierre de caminos, calles, puentes. Sentarse en las avenidas y calles, realizar festivales de protesta y solidaridad con los destacados artistas que nos apoyan».
Lo cierto es que los inmigrantes sin documentos de residencia auatorizada –y no sólo en Estados Unidos– luchan por un lugar bajo el sol sin otra ayuda que la solidaria de aquellos ya «legalizados» y aquella que les puede brindar la ciudadanía más conciente –o avergonzada– de los países en que habitan y trabajan.
El silencio de los no inocentes
Como corresponde, los gobiernos y grupos dirigentes de los Estados de los que provienen los migrantes hacen la vista gorda frente a una situación que engloba a millones de personas. Como si vivieran en otro planeta, como si no fueran colectivamente respsonsables por haber contribuido a generarla al entregar las riquezas de sus territorios y las fuentes de trabajo precisamente a aquellos países de los que zarpan las empresas y organismos que crean –sobre bases de pobreza y exclusión– la urgencia de emigrar.
«Entonces –dice un manifiesto– tenemos que apelar a nuestros hermanos de clase, a los que dicen que luchan sin fronteras, a los solidarios del mundo, a los bolivarianos y guevaristas del universo, a los pobres y marginados de la Tierra, para que nos apoyen, que este es el grano de maíz que aportamos a la siembra de la lucha de liberacion a toda escala».
Mientras las nuevas legiones de la Roma contemporánea –formadas por miles de hijos, hermanos, sobrinos de inmigrantes, basta leer los obituarios para darse cuenta de ello– se rompen los dientes, por ejemplo en Iraq, y se aprestan para nuevas invasiones y masacres, los mansos y oculta fuerza de trabajo de las metrópolis parecen haber decidido volver caras y mostrarse al mundo.
En EEUU se organizan para volver a desfilar este próximo Primero de Mayo. Promueven actos de resistencia para conmemorar –nada mejor– un Día del Trabajo sin inmigrantes. Intentan hacer conciencia para llegar, si necesario, hasta un llamado a la huelga general. Detrás una idea poderosa impensable desde la caaída del muro de Berlín y el desastre de los socialismos reales: constituirse en poder popular comunitario.
Ningún ser humano es ilegal
Refiriéndose a las protestas, las marchas, las acciones de los inmigrantes «sin papeles» programadas para el 1º de mayo Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, dijo: «No importa lo que uno piense sobre el asunto, no me parece que se logre nada con faltar al trabajo ese día». O sí, añadió: que pierdan su salario de la jornada.
Bloomberg es partidario de resolver el asunto de la inmigración de acuerdo con las necesidades del país. En cuanto a la idea de deportarlos precisó: «no tenemos un ejército lo suficientemente grande, y de todas maneras no debemos hacerlo», porque los inmigrantes tienen la ética de trabajo necesaria para EEUU.
La Comunidad Afroamericana de Nueva York se suma al boicot nacional convocado para el Primero de Mayo por organizaciones pro-inmigrantes. «Queremos que nuestros hermanos hispanos sepan que pueden contar con nosotros», dijo el asambleísta negro de la ciudad de Nueva York, Charles Barron, durante una rueda de prensa.
Barron apeló a la comunidad afroamericana a «hacer suyas las demandas» de los hispanos en muestra de solidaridad. La comunidad hispanoparlante cuenta más de once millones de inmigrantes sin documentos.
El boicot al que convocaron decenas de organismos civiles busca enviar una señal del poderío económico y político de la comunidad latina en todo el país; y esto es mucho más que reclamar la legalización de los indocumentados.
Más que luchar por un papel
Apoyan las movilizaciones de la masa de inmigrantes de México, Centroamérica, Suramérica, Asia y Africa, los explotados y trabajadores anglosajones, la juventud solidaria ens colegios y universidades, el movimiento antiguerra, organizaciones de mujeres, artistas populares, cada vez más intelectuales y sectores las capas medias progresistas.
Se abre paso entre quienes solidarizan con los indocumentados –y entre ellos– la idea de que el movimiento expresa la agitada e injusta situación social, política y económica mundial y que, en EEUU la lucha es también para reconquistar los derechos ciudadanos conculcados por el gobierno de Bush. «Nuestros enemigos vienen con todo y nosotros estamos obligados a responder con todo lo que tengamos a mano», señaló Víctor Toro, uno de los fundadores de la Peña del Bronx, que llegó a EEUU desde Chile en la década de 1971/80.
Dirigentes de diversas organizaciones sociales de la costa occidental de EEUU han viajado a Nueva York con el objeto de aunar esfuerzos y dar en conjunto la lucha iniciada.
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* Informe de Patricia Parga.