
Los argumentos no son tan diversos. Casi siempre insisten sobre los derechos de las mujeres y, sobre todo, la «defensa de nuestros valores» occidentales. El mismo presidente francés, Nicolás Sarkozy, dijo que «la burka no es bienvenida al territorio de la República Francesa». Consecuente, el estado francés le negó la ciudadanía a una mujer marrueca por usar velo. Faiza Silmi es una inmigrante casada con un ciudadano francés y madre de dos niños franceses.

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