Intrigas, intigrantes

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

fotoCon artimañas y medio verdades se intenta crear confusión en perjuicio de un individuo y para provecho de los aventureros, se le tiende una trampa y el que saca ventaja de la situación se mantiene oculto.

El problema es antiquísimo y, por desgracia, también muy actual; dondequiera que conviven seres humanos se encuentra casi siempre un intrigante entre ellos, en todos los ámbitos: el profesional, la esfera social, el círculo de los conocidos, los amigos y los familiares.

Es triste pero cierto que muchos notables –aquellos que menos lo merecen– son blancos de intrigas; en especial si son exitosos o bien estimados por sus relaciones: es que las criaturas inseguras tratan de destruir lo que les recuerda su mediocridad.

Gisela Ortega *
 

La intriga es el manejo secreto que se emplea para conseguir un fin. A la persona que se que vale de estas artimañas se le llama intrigante.

Los trapisondistas son seres que, a falta de conocimientos o capacidad profesional, arman embrollos y enredos con el objeto de adjudicar o atribuir algo negativo a otros. Sus motivos principales son, por ejemplo, la envidia, la vanidad, la frustración, los deseos de poder, la venganza… O incluso simple y sencillamente por la alegría del mal ajeno, o del gozo que sienten al producir problemas. Utilizan con gusto el descontento general para crear una atmósfera de recelo y se parecen mucho a los querelladores, quienes sin motivo alguno no están de acuerdo con nada y atacan constamente a otros.

Sobre todo en el ambiente profesional, nadie esta seguro ante los enredadores. Con la creciente competencia disminuye, casi hasta desaparecer, la imparcialidad y aumenta en grado desmedido la traición y muchos no se detienen ante nada en su afán de construir planes para derrocar a colegas exitosos.foto Resulta muy interesante observar de qué modo se expresan unos mortales de otros, cuando aquellos están ausentes.

Las posibilidades de tenderle una trampa a alguien son múltiples: van desde las cartas anónimas, indiscreciones con un fin determinado, calumnias, mentiras, o “un rumor lanzado al aire”, cuyas palabras se las "lleva el viento" –pues por algo se dice “cuando el río suena, piedras trae”.

¿Cómo se puede reconocer a un intrigante? Es muy difícil, pues este tipo de personaje posee un don especial para lanzar dardos desde el anonimato.

¿Quién saca provecho de esto? El entremetido que se alegra cuando alcanza su meta sin ser, algunas veces, consciente de que sus maniobras causan mucho daño y desdicha. Al poner al descubierto a un murmurador pierde el juego, terminando así de un golpe. Este tipo de personas envenena la atmósfera sembrando desconfianza, por eso hay que desenmascararlos.

Muchos tejemanejes tienen éxito porque es habitual apoyar –consciente o inconscientemente– a los chismosos, tomando por ciertas todas sus acusaciones, chismes y comentarios que sueltan, sin preocuparnos por constatar la verdad de las confabulaciones y divulgando, además, esas habladurías. Si tuviésemos conocimiento del daño injustificado que se puede causar a otros, haríamos caso omiso de los rumores y mucho menos los propagaríamos.

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foto
* Periodista.

giselaoo@cantv.net.
 

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