Lo que sí se sabe es que era pobre el ciudadano no identificado que murió de frío a pocos metros de un centro de atención de salud al que llegan urgencias.
Calificado como indigente, quiso refugierse en la sala de espera —y quizá buscar atención médica—; no pudo, los guardias del recinto lo echaron. Acabó sus días abrazado a sí mismo en un paradero de locomoción colectiva.
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