Isabel Ducca / A los 60 años de la muerte de Carmen Lyra: visibilizando a una pensadora

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Hay una ambigua imagen de María Isabel Carvajal, más conocida como Carmen Lyra. Ésta se construye alrededor de lo poco que la cultura oficial costarricense ha avalado y seleccionado de su amplio accionar social, político e intelectual. Se compone de una pincelada de su labor educativa, un trazo de su trabajo literario y una mancha grisácea de su vida política. Se estructura, como bien lo analiza Elizabeth Rosa Horan, comparándola con Gabriela Mistral, alrededor de la Tía Panchita y de una dulce y simpática maestrita de escuela que no merece mayor preocupación intelectual.
 

La dulzura y el candor de la Tía Panchita contrastan con la muerte en el destierro, pago que tuvo que cancelar la primera exilada política de la Suiza centroamericana por haber dedicado una vida a una labor social e intelectual consecuente con sus ideales. Pero a pesar de tan injusta e incompleta imagen, Carmen Lyra no ha dejado de resonar en la cultura nacional y su huella es indeleble.

La cultura hegemónica la recuerda, además, como la fundadora de la primera escuela maternal del país, la escritora de una novela de juventud, la iniciadora de la literatura folklórica y la temática de la explotación bananera, y la simpatizante de las filas del comunismo. Su vasta y compleja labor intelectual y política no ha sido asumida y valorada en su riqueza y variedad. Una mirada general a la misma permite acceder a la magnitud de su presencia en el ámbito nacional e internacional:

– Inicia su labor literaria en 1906, en los periódicos y revistas más importantes de la época: Páginas Ilustradas, Pandemonium, Ariel y Athenea.

– Participa con Omar Dengo y otros en "El Centro Germinal" para el estudio de los problemas del país.

– Asume la dirección de la revista artística y pedagógica Renovación en 1914.

– Participa en la manifestación de maestros contra el gobierno de Tinoco, que culmina con la quema del periódico La Información.

– Es becada por el gobierno de Julio Acosta para realizar estudios en Europa en 1920.

– Imparte la Cátedra de Literatura Infantil en la Escuela Normal en 1920.

– Colabora regularmente con el Repertorio Americano de 1920 a 1940.

– Forma parte de la dirección intelectual del Partido Comunista y de su órgano oficial, el periódico Trabajo, desde 1931 hasta 1948.

– Es seleccionada como la única narradora latinoamericana para una publicación del diario La Nación de Buenos Aires, junto a escritores de la talla de Jorge Luis Borges, Eduardo Mayea, Mariano Azuela, Horacio Quiroga y Rómulo Gallegos en 1940.

La mayor parte de sus escritos fueron publicados en diarios y revistas y no fue sino hasta 1977, con motivo de celebrar los 25 años de su muerte, que se pudo contar con publicaciones de una selección vasta de su trabajo literario. Dos antologías aparecieron para conmemorar dicha fecha. Una fue elaborada por Luisa González y Carlos Luis Sáenz. La otra es una selección de Alfonso Chase.

Su pensamiento se configura desde una percepción cristiana y espiritual desde la que observa y cuestiona su entorno social, pasa por un proceso de indagación y búsqueda de respuesta acerca de los problemas sociales y culmina con la asunción de una práctica y una visión de mundo marxista.

Asumir el marxismo fue trascendental pues tal y como lo explica:
"He de decir que en estos tres años he aprendido más que en todos los que fui estudiante y maestra. Ahora comprendo que todavía en 1928, cuando vino Haya de la Torre a Costa Rica, yo no sabía ciencia cierta lo que era el imperialismo ni en donde están las raíces de la injusticia social en que vivimos. La injusticia social y el egoísmo humano se agitaban sin forma definida entre mi conciencia, y mi rebeldía estaba hecha de ideas y sentimientos confusos, aun cuando tenía mi experiencia de mujer pobre que había conseguido mi título de maestra normal a través de muchas congojas y sacrificios." (Lyra 1977: 469).

En un estudio realizado acerca de la evolución de su trabajo literario y periodístico planteábamos que su obra se puede sintetizar como: A la búsqueda de la contradicción. Esa preocupación fundamental se desarrolla en tres momentos.

* Descubrimiento de la opresión.
* Observación y análisis de la opresión.
* Explicación de la opresión.

Los dos primeros corresponden a su obra literaria. En su ficción, combina hábilmente sus relatos con argumentaciones en las cuales, implícita o explícitamente, desliza determinadas premisas con el fin de llevar al lector a reflexionar precisamente acerca de la presencia de las injusticias sociales.

El tercero comprende toda su producción en el periódico Trabajo, en él se incluyen los textos con los que pretendió explicar racionalmente el origen de la explotación económica como eje central de la injusticia. Asume desde sus páginas la denuncia constante de las contradicciones económicas, políticas y sociales.

Sirva este escrito para rendir homenaje a la memoria de quien fue, quizás, la escritora más destacada del siglo XX en Costa Rica. Vive entre 1888, nace en San José, y 1949, muere en México; su obra amerita ser conocida y estudiada por su valor estético, la variedad de géneros que cultivó y la agudeza de su análisis. En ella, encontramos formulaciones o atisbos de lo que después se formularía como el bovarismo en la teoría feminista, la violencia doméstica y su agudización por las condiciones económicas, y la teología de la liberación.

Gravemente enferma, pidió permiso para volver y morir aquí, se le denegó y falleció añorando el regreso. Lo mínimo que podemos hacer es abrirle de par en par las puertas de la memoria costarricense. Pero esta vez sin mutilaciones y sin censuras.


Isabel Ducca Durán, es escritora y profesora de la Universidad Nacional de Costa Rica.
En:  http://informa–tico.com

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