Japón: Réplica, alerta de tsunami, nueva explosión y crisis financiera
surysur, agencias
Una fuerte réplica de 6,2 en la escala Richter volvió a poner en crisis a las centrales nucleares de Japón, en la mañana de hoy: produjo como consecuencia una explosión en el reactor 3 de la central Fukushima I, donde el sábado se había producido el estallido del reactor 1 y al cierre de esta edición, se desconocían las consecuencias.
La alarma nuclear se multiplicó ayer, cuando los técnicos tuvieron que enfrentar otros dos nuevos episodios en centrales atómicas. “Es la crisis más grave que enfrentamos en los últimos 65 años, después del fin de la Segunda Guerra Mundial”, admitió ayer el primer ministro japonés, Naoto Kan. El colapso de las centrales nucleares, afectadas por el sismo y el tsunami del viernes, se agrega a la devastación que produjo el fenómeno: las autoridades estiman que las víctimas fatales podrían llegar a diez mil (ver aparte).
Las autoridades agregaron una dosis de incertidumbre al alertar ayer sobre una posible fusión del núcleo en dos de los reactores de Fukushima, pero luego tuvieron que salir a desmentirlo, aunque no descartaron que la situación de riesgo continuaba y que la situación en la planta nuclear sigue siendo preocupante.
A eso se agregaron los problemas de refrigeración en la central de Tokai, en la prefectura de Ibaraki, donde dos bombas de refrigeración dejaron de funcionar. Más tarde, la compañía Japan Atomic Power, administradora de la planta, aseguró que la situación estaba bajo control: las bombas de agua auxiliares funcionaban y seguían enfriando el reactor. La central de Tokai, ubicada a unos 120 kilómetros al noreste de Tokio, se había desactivado automáticamente después del terremoto del viernes.
Las autoridades japonesas también decretaron el estado de emergencia en una tercera planta nuclear, la de Onagawa (noreste), “tras registrarse niveles de radiactividad que superaban los autorizados”, anunció desde Viena la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Allí se había producido un incendio en una sección de turbinas inmediatamente después del terremoto del viernes. Las autoridades informaron que el fuego pudo ser apagado algunas horas después y, según la compañía gestora, la planta no emitió radiactividad.
Los reportes sobre la posible fusión nuclear en los reactores 1 y 3 de Fukushima I hicieron aumentar el miedo a una tragedia mayor. Pero el portavoz del gobierno japonés, Yukio Edano, tuvo que retractarse sobre la una posible “fusión parcial del núcleo” en el reactor 3, pocas horas después de sus primeras declaraciones. Aclaró entonces que el sistema de refrigeración del reactor 3 de Fukushima I (la planta tiene seis reactores, de los cuales tres funcionaban en el momento del sismo) dejó de funcionar, como ya había ocurrido antes con el reactor 1. De todas maneras, el primer ministro japonés calificó como “alarmante” la situación en la planta.
En el reactor número 1, el sábado se produjo una explosión que mató a un técnico e hirió a once, según confirmaron ayer las autoridades. El gobierno japonés envió a unos 100 mil soldados para asistir a los rescatistas. Es febril la búsqueda de desaparecidos y la evacuación de afectados.
Entre las casas destruidas y las ruinas, están los sobrevivientes y las historias de milagro: como las personas rescatados del tejado de una escuela primaria en Watiri y los 81 náufragos de un barco arrastrado por las inmensas olas del tsunami que fueron encontrados sanos y salvos (ver aparte). En este escenario, más de 1400 refugios de emergencia se instalaron en las cinco provincias del país, muchos de ellos en colegios y locales municipales. En las últimas 24 horas, unos 400 médicos, enfermeras y otros expertos de la Cruz Roja de Japón acudieron en ayuda con “clínicas móviles”, anunció la Federación Internacional de la Cruz Roja.
Temblores que se sienten en el mercado financiero
El gobierno de Naoto Kan adelantó que hará todo lo posible para evitar que el temblor derive en un colapso financiero. El Banco Central inyectó 15 billones de yenes (unos 185.000 millones de dólares) para neutralizar una posible corrida bancaria. El primer ministro Naoto Kan adelantó que emprenderán una “lucha categórica contra los movimientos especulativos”. Pese a ello, en la apertura de la Bolsa de Tokio (al cierre de esta edición) el Nikkei cayó 5 puntos, anticipando el comienzo de un lunes negro.
No obstante la promesa de ayuda al rescate de EEUU, los costos que deberá afrontar Japón para recuperarse son enormes y se presentan en un momento de debilidad extrema debido a su alto nivel de endeudamiento (el doble de su producto bruto), el déficit fiscal del 10% del PIB y su bajo nivel de crecimiento.
Se estimó que podría haber daños por 100.000 millones de dólares, pero el cálculo es sumamente provisorio y, obviamente, no contabiliza los daños adicionales que están provocando las réplicas del temblor (anoche hubo otro sismo de 6,2 grados que generó una nueva alerta de tsunami). A los daños materiales, habrá que sumarle el freno en la economía interna que están produciendo esos destrozos.
Anoche amplias zonas del nordeste permanecían sin energía eléctrica ni comunicaciones y en algunos distritos con la población evacuada completamente por el riesgo de un accidente nuclear, lo que llevó a muchas multinacionales líderes del sector automotriz como Toyota, Suzuki y Nissan a descartar la apertura de las fábricas que tienen instaladas en el noreste. Cerca del 20 por ciento de las exportaciones niponas son generadas por el sector automotor.
La industria electrónica es otro talón de aquiles en este momento debido al cierre obligado de fábricas. Las acciones de Sony, por ejemplo, cayeron 12 por ciento anoche apenas abrió el Nikkei. El tercer punto débil lo conforman las compañías de seguros, que fueron sacudidas de lleno por el temblor.