Judaísmo, sionismo, antisemitismo – NUNCA ES LINDA LA VERDAD

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Por primera vez también, desde la fundación de Israel como Estado moderno, combatientes de origen árabe, y musulmanes, plantaron cara a las tropas israelíes y detuvieron una operación típica de la bliztkrieg –»guerra relámpago»– perfeccionada por la wehrmacht nazi al avanzar sobre Francia, Polonia y la URSS. Este sólo hecho cambiará el desarrollo de la política en esa área –y en otras partes del mundo–.

La invasión al Líbano, fracasada en sus objetivos de eliminar a Jezbolá, determinó otra realidad, no menos importante: alentar una visión crítica del rol que desempeña Israel, y fundamentalmente el sionismo, no sólo en Oriente Medio, sino en la formación de políticas de Estado de otros países tanto como su influencia sobre los grandes medios de comunicación de alcance universal.

Ya no bastará acusar de antisemitismo a los asomos críticos por las acciones israelíes sobre Palestina y Líbano, en especial porque al interior del Estado judío surgieron fuertes voces que desde el primer momento se opusieron a la carga militar y criticaron el racismo encubierto de Tel Aviv.

Bien podrían tanto el re despertar del orgullo árabe en la zona como la voluntad de paz expresada por sectores israelíes servir de puente para avanzar hacia futuras relaciones no conflictivas. En el supuesto de que en ambas partes existan fuerzas capaces de anular los fundamentalismos religiosos que en su interior estimulan el ánimo bélico.

Por ahora las críticas al Estado israelí pueden aparecer excesivamente agresivas; la fuerza desatada por Israel en el sur de Líbano –y su accionar cotidiano en Palestina– abrieron la caja de Pandora. La constitución del Estado judío en una tierra que objetivamente no pertenecía a los inmigrantes que allí se asentaron –y no pertenece a los que allí se asientan– originó un proceso canceroso que sólo podrá ser extirpado por la convivencia amistosa, no por una santabárbara atómica, entre dos pueblos que tienen, lejos en el tiempo, el mismo origen.

Por ahora Israel es más bien un trozo de Europa puesto por la fuerza en territorios tributarios de una cultura no europea. La gran pregunta –y duda– es si habrá tiempo para generar esa convivencia y si la población israelí, y sobre todo sus dirigentes, están dispuestos a dejar de considerarse superiores, «blancos y europeos» –lo que son por mestizaje de siglos, blancos y europeos, no superiores, por otra parte– y en vez de refocilarse por sus diferencias con sus primos árabes, busquen las raíces comunes que tienen con ellos.

Alejandro Tesa.

10 PREGUNTAS CLAVES PARA LOS SIONISTAS DE ISRAEL

Como se verá las cosas son complejas y requieren de un debate serio y profundo. Las descalificaciones gratuitas, y las argumentaciones transmitidas por herencia y tradición, sobran.

Adrián Salbuchi*

1) ¿Por qué insisten en confundir sionismo con judaísmo?

No todo sionista es judío y no todo judío es sionista. Bush, Cheney, C Rice, Rumsfeld, Blair, Aznar, Negroponte, John Bolton, para nombrar unos pocos encumbrados, no son judios pero sí son sionistas recalcitrantes.  Simétricamente, Noam Chomsky, Norman Finkelstein, Juan Gelman, Israel Shamir no son sionistas pero sin embargo sí son judíos.

2) ¿Por qué buscan dañar a sus propias comunidades en la diáspora?

Me preocupa que los sionistas y los israelíes quieran confundir ambas cosas y eso puede traer serias reacciones por parte de gente ignorante contra las comunidades judías (¿buscan eso? ¿se trata de la histórica ganancia, por parte de ambos grupos, de jugar a la víctima?).  Acusar de «antisemita» a cualquiera que critica a Israel y el sionismo es verdadero terrorismo intelectual.

3) ¿Por qué hablan de «antisemitismo»?

Hablar de «antisemitismo» es un absurdo, por cuanto «semita» es una categoría lingüística utilizada por el racista conde de Gobieneau en el siglo XIX.  Él contraponía «semitas» a «arios».  ¿También quieren hablar de «arios»?  ¡Por favor! Estamos en el siglo XXI. Pero si ustedes insisten en hablar de «antisemitismo», entonces, fíjense que los pueblos árabes son también descendientes de Shem y, por ende, «semitas», con lo que el verdadero «antisemitismo» que hoy sufre el mundo es la persecución de palestinos, iraquíes y libaneses, claramente semitas, por parte de las fuerzas de EEUU e Israel.

 4) ¿Por qué martirizan a Gaza?

En 1989 cae el Muro de Berlin.  Israel lo ha reemplazado por el oprobioso Muro en torno a Gaza de cientos de kilómetros de extensión y ocho metros de alto: con sus puestos de control, con soldados armados, con alambre de púas… Han transformado ustedes a Gaza en un campo de concentración.

 

5) ¿Esperan realmente que palestinos y libaneses no se defiendan de alguna manera?

Sólo un Estado soberano puede tener fuerzas armadas regulares (por ejemplo Israel y EEUU). Pero Palestina no tiene un Estado y a su población no le queda otra opción que tener un fuerza armada irregular (Hamas). El Líbano no ha logrado tener un Estado gracias a años de invasión por Israel con lo que no le queda otra opción que tener una milicia irregular Jezbolá). Por supuesto que reciben armas de Irán y Siria. ¿Acaso Israel no recibe armas de EEUU? ¿Acaso no es el Estado de Israel la única potencia que tiene «armas de destrucción masiva» en Oriente Medio, gracias a las alrededor de 400 bombas atómicas que Estados Unidos le ha cedido generosamente? Palestina y el Líbano tienen el derecho inalienable a defenderse del terrorismo de Estado de Israel.

6) ¿Por qué no permiten un estudio serio sobre el «Holocausto»?

Muchos académicos en Europa y Estados Unidos sostienen que no se ha hecho un estudio serio que demuestre que seis millones murieron durante la Segunda Guerra Mundial a manos de alemanes y austriacos. Estudiar este tema en serio está prohibido por ley en Francia, Canadá, Alemania y Austria. ¿A qué le tienen miedo?  Un judío no-sionista, Norman Finkelstein, en su libro La industria del Holocausto explica cómo el mito del holocausto lo usa Israel para conseguir apoyo financiero de EEUU y la Diáspora. En Auschwitz había una placa durante décadas –cuando estaba ocupado por la URSS– diciendo que ahí habían muerto cuatro de los «siempre-mencionados» seis millones.  Esa placa la sacaron y ahora se habla de 1.500.000 muertos.

7) ¿Cómo explican el apoyo irrestricto de Estados Unidos a favor del sionismo?

 

EEUU ha sido secuestrado por el sionismo internacional. Sólo así puede comprenderse el apoyo irrestricto que brinda a Israel. Este gravísimo problema mundial ha sido evaluado en un importante informe de la Universidad de Harvard de fines de marzo de 2006, en el que los profesores John Mearsheimer (Universidad de Chicago) y Stephen Walt (Facultad J. F. Kennedy de Gobierno de Harvard) describen La política exterior norteamericana y el lobby israelí, probando de manera contundente la influencia determinante y excesiva que ejercen organizaciones y lobbies como AIPAC –American Israeli Political Action Committee– que han logrado torcer la política exterior de EEUU en contra del propio interés nacional estadounidense y a favor del interés nacional de un Estado foráneo (Israel). Es una lectura recomendable.

8) ¿Está bien que el mundo sea dominado por una minoría?

El sitio oficial del gobierno israelí y de las organizaciones judías en EEUU hablan de una población judía total de 16.000.000 de personas –de las cuales unos 600.000 viven en la Argentina–.  O sea, numéricamente, los judíos representan el 0,2% de la población mundial y el 0,5% de la población de la Argentina.  ¿No es algo fascista, por no hablar de otras injusticias, que una minoría arrastre al planeta entero al borde de una Tercera Guerra Mundial como lo indica The Financial Times en la tapa de su edición del 24 de julio?

9) ¿Por qué mienten sistemáticamente?

La tragedia que hoy viven El Líbano y Palestina empezó porque ustedes dicen que les secuestraron a tres soldados. Los soldados no son secuestrados: sólo los civiles podemos ser secuestrados –como los centenares de políticos, ministros y gobernantes palestinos secuestrados sistemáticamente por Israel como una forma de ejercer cualquier tipo de presión o venganza–. Los soldados combatientes, a lo sumo son capturados por el enemigo, incluso muertos por el enemigo. Pero no secuestrados.  Sin embargo Israel, EEUU y los multimedios planetarios profusamente financiados por el capital usurario financiero mundial repiten una y otra vez que los tres soldados fueron «secuestrados». Como dice un viejo adagio: «La primera victima de la guerra es la verdad».

10) ¿Por qué no se investiga una pista israelí en torno a los atentados de la Embajada AMIA en Buenos Aires?

 

Según el periódico judío neoyorquino Forwards (anti-sionista), el gobierno de EEUU le sigue reclamando a gritos a la Argentina que le entregue una supuesta «pista iraní» en torno a estos dos terribles atentados en Buenos Aires de 1992 y 1994, pista que ni la CIA ni el Mossad han logrado aún fabricar (a pesar de que un juez argentino pro-sionista, Galeano, llegó al extremo de ofrecer una coima de us $ 400.000 a un preso –Telleldin– para que inculpara a la Policía de Buenos Aires y así configurar la pista que condujera a Jezbolá y, por extensión, a Siria e Irán). 

Si el gobierno de Néstor Kirchner cede a estas presiones y regala a EEUU/Israel otra «razón» más para atacar a Irán, entonces mi país, Argentina, se verá directamente involucrado en esta guerra del sionismo en contra del mundo.  ¡Esto no lo quiere el pueblo argentino! Creo que a esta altura de los acontecimientos hay que buscar una mucho más verosímil pista israelí en torno a ambos atentados que ocurrieron en momentos de grandes luchas intestinas dentro de Israel, que culminaron con el asesinato de un gran primer ministro israelí favorable a la paz: Ytzahk Rabin, asesinado en plena vía publica en Israel no por un terrorista musulmán, no por un neonazi, sino por Ygal Amir, un joven israelí estrechamente vinculado al movimiento ultra-derechista de los colonos y próximo al Shin-Beth, servicio de seguridad interna israelí.

La propia oficial «Comission Shamgar» que investigó en Israel el asesinato de Rabin concluyó que el Shin.Beth fue responsable, aunque más no sea por omisión. Muerto Rabin en Noviembre 1995, el camino quedó abierto para que vuestro gobierno fuera ocupado por los genocidas Netanyahu, Sharon y hoy, Olmert y sus partidos Likud/Kadima.

Como se verá las cosas son complejas y requieren de un debate serio y profundo. Las descalificaciones gratuitas, y las argumentaciones transmitidas por herencia y tradición, sobran.

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*Periodista, analista político.
A raíz de la publicación de estas preguntas –y de otros artículos sobre la situación en Palestina– en varios sitios de la red, Salbuchi ha sido calificado de antisemita, y pro nazi incluso, por residentes en Israel, como se puede leer, por ejemplo, aquí.

EL PELIGRO DE ANDAR REGALANDO ESTADOS NO PROPIOS

Siempre hay una definición pre construida al alcance de la mano para auxiliar la falta de fundamentos –o cuando se acaban los argumentos de la razón y el sentido común–. Esto sucede a cualquiera. Las relaciones entre los hombres se forman con ríos de palabras que arman trincheras de pensamientos que se utilizan para comunicarnos.

Luigi Lovecchio*

En este caso me refiero a la expresión antisemitismo clásico ¿Antisemitismo clásico? Revisemos los hechos y miremos las cosas con la simpleza del corazón de un niño, sin imaginar fuerzas sobrenaturales y otros hechos que nos hacen perder de vista la verdad y su esencia. 

Veamos: La historia del Estado de Israel se erige sobre razones insostenibles por la ética que rige las relaciones entres los seres humanos. A causa de la astuta alianza entre la Corona inglesa y los grandes capitales judíos, Inglaterra –sobre consejo y a instancia de estos últimos (Rothschild, etc.)– decide regalar un Estado a un pueblo que hasta entonces no tenía ninguno. Se aprovechó el triste escenario que dejó nazismo para encontrar razones que justificasen tal entrega. Para poner las cosas en perspectiva, es como si se quisiese regalar un Estado a los católicos por los 400 años de persecución que tuvieron durante el imperio romano, o a los protestantes, etc.

Sin embargo no había lugar físico para realizar esta entrega, un pedazo de tierra donde concretar la promesa. Fue entonces que eligieron el sitio más adecuado, rodeado de mares subterráneos de petróleo, con la «estúpida» excusa que era la «tierra prometida». De hecho Winston Churchill pronunció una frase histórica, donde se preguntaba y se respondía a la vez: ¿Qué tienen  los árabes? ¡Sólo producen estiércol de camello! Una buena razón para avanzar sobre ellos. ¿Qué respeto se le puede tener a un pueblo que sólo produce estiércol? ¡Ninguno!

La sentencia de Churchill pone al desnudo dos miramientos secretos de la Corona inglesa. El primero es aquel de hacerse con un espacio cercano a las fuentes de energía del mundo, el gas y el petróleo con todos sus derivados. El segundo es también la razón principal: ser poseedor de aquella energía administrada por los árabes que sólo producían «estiércol de camello», por tanto retrasados como indígenas «salvajes» y a los nativos se sabe qué tratamiento les reserva  (y siempre ha reservado) nuestra civilización judeo-cristiana.

El Estado de Israel –¿se puede erigir un Estado en tierra apropiada o expropiada que ha costado y sigue costando miles de muertos?– es un enclave, una cabeza de puente para generar revueltas contra las cuales debe reaccionar Occidente y así quedarse con los bienes energéticos de esas tierras. Naturalmente el flamante Estado de Israel como socio fiel tendría sus beneficios.

Buen invento para apropiaciones y buena plataforma para ser considerado una victima de las circunstancias

Lo que no pensaron –o quizá sí– la Corona inglesa y la Casa Blanca fue que las metas del Estado israelí, como sus fronteras, se ampliaron a lo largo de medio siglo y en la actualidad es confesa la intención de tener todo el Oriente Medio bajo control –y probablemente continuar hacia el cumplimiento de la promesa bíblica: someter al resto del mundo–. Los primeros libros de la Biblia son su guía eterna y las ambiciones futuras se multiplicarán.

La Biblia es esencialmente una historia del genocidio y la conquista judía y de sus tentativas para esclavizar y dominar a otras personas. El libro de Joshua, por ejemplo, es una celebración de la invasión, la violación, el asesinato, el botín y el genocidio.

¿Existe el antisemitismo? ¿En que se diferencia un judío de quienes no lo somos? En nada, yo no le veo diferencia, alguna. Los cristianos durante el imperio romano fueron masacrados y perseguidos por casi 400 años tanto o más que los judíos en el moderno holocausto, pero a los cristianos, a pesar de haber sido comidos por fieras feroces en espectáculos públicos, no los he visto llorar. Los rusos en la segunda guerra mundial tuvieron 22 millones de muertos y tampoco los he visto llorar ¿Y qué tal los africanos, los «pieles rojas» de EEUU, cazados como animales? ¿Que tal los métodos de torturas utilizados «legalmente» por Israel –y los que utiliza EEUU?

¿Porque este sentimiento inexistente –o crudamente marginal– de antisemitismo ensucia todas las razones a la hora de hablar sobre Israel? ¿Por qué el mismo “odio” no se palpa en los africanos ni en las otras las latitudes que han sufrido los embates de la espada «civilizadora» de Occidente?

Hasta tanto no veamos el círculo de los motivos verdaderos en toda su amplitud quedaremos atrapados en la visión «micro» del problema sin encontrar una explicación al mismo. Es necesario desviar la atención de la microvisión que es el antisemitismo y otras parodias para comprender que la finalidad real de toda la historia es para Estados Unidos y el imperio británico/judío entrar en posesión de las fuentes energéticas que rebosan en el subsuelo de las tierras en guerra, los mares subterráneos de petróleo. Ahí está la clave del problema.

Si por un motivo mágico, sobrenatural, se secaran los pozos de gas y petróleo del Oriente Medio, la realidad bélica cambiaría de inmediato. Piénselo. La historia siempre la escriben quienes ganan y las nuevas generaciones aprecian el escenario de gloria que se le presente. Las grandes conquistas han sido muy sanguinarias, se vuelve legítimo matar y matar para imponer las mentiras como verdades. Ellos, los jóvenes, sólo oirán de gestas heroicas que engrandecieron la flamante patria, como una vez David fue rey y grande, matando a Goliat y robándole luego a su gente.

Pena en nestra época un número. Seis millones: 6.000.000. Seis millones de muertos, seis millones de inocentes masacrados en calles, guetos, campos de concentración y exterminio. Seis millones. ¿Fueron seis millones los judíos muertos? Uno solo, un muerto asesinado con la frialdad que exige una política de Estado basta para estremecer. Nos estremecemos seis millones de veces. Es el holocausto.

¿Fueron seis millones? Otras fuentes reducen el número a dos millones ochocientos mil: 2.800.000. Afirman que seis millones se refiere a un cálculo muy aproximado que incluye a todos, a los caídos también en los bombardeos y otros actos de guerra en tierra Europea exceptuando a la Unión Soviética.

Las estimaciones en este caso no son mas de actos de usura de la mente. Uno solo fuera demasiado. Murieron judíos, comunistas, anarquistas, homosexuales, discapacitados, gitanos, eslavos… Horrendos crímenes contra la humanidad son aún hoy practicados, con la misma o semejante crueldad crueldad, en las cárceles de Abu Jraib en Iraq, en la de Guantámano, en Israel y en escondidos recintos donde, como en la oscura época del III Reich, la vida humana tiene poco valor y los prisioneros son sometidos a todo tipo de vejámenes. El estado de Israel ha institucionalizado la tortura, es legal y permitida; en sus prisiones padecen miles de adolescentes y muchachas imputados de terrorismo. Son rehenes, se los considera quizá más que animales, pero menos que humanos; son material de intercambio. ¿Decir esto es hacer antisemitismo?

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Periodista. Dirige en Buenos Aires el periódico digital Los buenos vecinos (www.losbuenosvencinos.com.ar).

 

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