Kintto Lucas/ Lunas
Yo no estoy loco. Yo los engañé, me hice pasar por loco. Dicen que la filosofía es de locos. Y a mi me gusta la filosofía. Aunque la filosofía no tiene nada que ver con Dios. Y no se porqué dicen que la autoridad superior es Dios, si no es filósofo. Para ser autoridad, y sobre todo superior hay que ser filósofo. Moisés decía que Dios filosofaba con él, pero filósofo, lo que se dice filósofo no era Dios. Creo que Moisés tampoco, aunque escribía bastante y a veces se ponía a mirar la luna, como hacían los filósofos de Atenas.
Ahora, me gusta observar la luna. Supongo que es la misma luna de otros lugares, no la luna gigante, no la luna roja, no la luna de lluvia, ni la luna de lobos, no, creo que no es la misma luna de otros lares, es la luna de aquí. Pero aquí y allá, y más allá hay muchas lunas. Ahora se me ocurre recorrer un mundo de lunas y voy a empezar con la luna blanca de fulgores y de ensueños a la cual le canta Bethania, que a veces nos visita.
Bueno visita a las amigas de acá al lado. No le dejan venir acá, creen que nosotros somos más locos. Pero la canción es una locura, o no?: Oh, lua branca de fulgores e de encanto, / Se é verdade que ao amor tu dás abrigo, / Ah, Vem tirar dos olhos meus, o pranto, / Ai, vem matar essa paixão que anda comigo. / Oh, por quem és, desce do céu, ó lua branca, / Essa amargura do meu peito, ó vem, arranca, / Dá-me o luar de tua compaixão, / Ah, vem, por Deus, iluminar meu coração. / E quantas vezes, lá no céu, me aparecias, / A brilhar em noite calma e constelada. / E em tua luz então me surpreendias / Ajoelhado junto aos pés da minha amada. / E ela, a chorar, a soluçar, cheia de pejo, / Vinha em seus lábios me ofertar um doce beijo. / Ela partiu, me abandonou assim, / Oh, lua branca, por quem és, tem dó de mim!
Toda locura tiene que ver con alguna pasión como la de Bethania. Que también puede ser roja, una pasión roja, como la luna, roja de fuego en la canción de Soda: “El salió y dejo la cama vacía / Se entrego al suave aire del desierto / Y entonces la vio / La luna roja / Sobre el mar negro / Luna roja / Primero león / Luego cordero / Ruega a Dios / Poder volver del desierto / Desde que vio / La luna roja / Sobre el mar negro / Luna roja / Cuídame / Yo te cuidaré / Yo también pagué placeres ciegos / Y no… No sé como habrá hecho para pagar placeres ciegos. Loquísimos estos muchachos, pagando placeres ciegos. Pero bueno ¿Qué crees vos que habrá hecho?
La luna también era buena amiga del alemán Beethoven, otro amigo de este lugar. A veces viene a visitarnos y se queda horas con la mirada fija en las palabras. Está un poco sordo y aunque no escucha las palabras, las mira pasar como si fueran notas musicales. Hay algunas que le hacen sonreír. Tal vez por eso dicen que está muy loco y que es mejor que no venga muy seguido. La luna, es en su música como mensaje del silencio, la luna es una poesía del silencio. Pensando en el silencio y en la luna, escribió una Sonata que se parece a un Claro de Luna, de la cual ahora podríamos escuchar un pedacito para ver si se callan todos un poco, y yo me callo también. Yo habló mucho desde que me vine a vivir acá, desde que me trajeron acá.
Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo, decía Beethoven. Y tal vez me lo decía a mi. No sé porque me lo decía. Aunque yo sé que hablo mucho. Pero el silencio a veces tiene sus propios sonidos. Hay dos que le cantaron a los sonidos del silencio. Entonces, de los sonidos del silencio, podemos irnos a escuchar los sonidos de otras lunas. Podemos ir a España en búsqueda de lunas nuevas, en busca de lunas viejas, de lunas tristes y alegres, republicanas, lunas de todos. Lunas que se reflejan en guitarras y poemas.
Pero esta luna que encuentro ahora es un luna triste de tristeza dulce, triste por la muerte de un niño. Esta la luna, en el Romance de Federico, es una señora de la muerte: La luna vino a la fragua / con su polisón de nardos. / El niño la mira mira. / El niño la está mirando. / En el aire conmovido / mueve la luna sus brazos / y enseña, lúbrica y pura, / sus senos de duro estaño. / Huye luna, luna, luna. / Si vinieran los gitanos, / harían con tu corazón / collares y anillos blancos. / Niño déjame que baile. / Cuando vengan los gitanos, / te encontrarán sobre el yunque / con los ojillos cerrados. / Huye luna, luna, luna, / que ya siento sus caballos. / Niño déjame, no pises, / mi blancor almidonado. / El jinete se acercaba / tocando el tambor del llano. / Dentro de la fragua el niño, / tiene los ojos cerrados. / Por el olivar venían, / bronce y sueño, los gitanos. / Las cabezas levantadas / y los ojos entornados. / ¡Cómo canta la zumaya, / ay como canta en el árbol! / Por el cielo va la luna / con el niño de la mano. / Dentro de la fragua lloran, / dando gritos, los gitanos. / El aire la vela, vela. / el aire la está velando.
Todos escuchan sorprendidos. Creen que me invento cuentos, que no son verdad. Entonces uno dice que prefiere irse a escuchar la radio porque yo les miento y la radio no miente. Los que nos quedamos, vamos y venimos de la luna. De la luz de la luna, de la sombra de la luna, del reflejo de la luna, de la oscuridad de la luna, de Miguel Hernández: A la luna venidera el mundo se vuelve a abrir dice parte del poema. A la luna venidera / te acostarás a parir / y tu vientre irradiará / la claridad sobre mí. / Alborada de tu vientre, / cada vez más claro en sí, / esclareciendo los pozos, / anocheciendo el marfil. / A la luna venidera / el mundo se vuelve a abrir.
Vamos y venimos de nuestra locura en la locura de la luna. De la luna a la vida, de la vida a la muerte. Luna de todo rincón. Luna de México. Luna del mexicano Sabines. Este si que está loco de adeveras. Nadie cree que sea un poeta de verdad, piensan que me lo inventé, se ríen acá. Mire que decir que la luna se puede tomar a cucharitas: La luna se puede tomar a cucharadas / o como una cápsula cada dos horas. / Es buena como hipnótico y sedante / y también alivia / a los que se han intoxicado de filosofía. / Un pedazo de luna en el bolsillo / es mejor amuleto que la pata de conejo: / sirve para encontrar a quien se ama, / para ser rico sin que lo sepa nadie / y para alejar a los médicos y las clínicas. / Se puede dar de postre a los niños / cuando no se han dormido, / y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos / ayudan a bien morir. / Pon una hoja tierna de la luna / debajo de tu almohada / y mirarás lo que quieras ver. / Lleva siempre un frasquito del aire de la luna / para cuando te ahogues, / y dale la llave de la luna / a los presos y a los desencantados. / Para los condenados a muerte / y para los condenados a vida / no hay mejor estimulante que la luna / en dosis precisas y controladas.
Luna, luna… Luz de Luna, cantada por Solis. También por Chavela. La escuchamos en esta noche de insomnio y tristeza, noche de soledad, mirando alguna luna: Yo quiero luz de luna / Para mi noche triste / Para cantar divina / La ilusión que me trajiste / Para sentirte mía / Mía tú como ninguna /Pues desde que te fuiste / No he tenido luz de luna / Yo siento tus amarras / Como garfios como garras /Que me ahogan en la playa / De la farra y del dolor / Y siento tus cadenas arrastrar / En la noche callada / Que sea plenilunada / Azul como ninguna / Pues desde que te fuiste / No he tenido luz de luna / Pues desde que te fuiste / No he tenido luz de luna / Si ya no vuelves nunca / Provincianita mía / A mi celda querida / Que esta triste y esta fría / Que al menos tu recuerdo / Ponga luz sobre mi bruma / Pues desde que te fuiste / No he tenido luz de luna…
Yo qué sé. ¿Qué más les puedo decir? ¿Puede un loco llegar a cuerdo? No sé. ¿Qué les puedo decir? Tenemos que cambiar el mundo antes. Todos queremos cambiar el mundo acá, pero los cuerdos no cambian el mundo. Se necesita mucha locura para cambiar el mundo. Acá tenemos mucha locura junta, pero no la suficiente. Somos muy pocos los locos que estamos acá, se necesitan muchos millones para cambiar el mundo. Después sí, después nos volvemos cuerdos. ¿No les parece?