LA ALEMANIA DE MERKEL CON UN FUTURO PREOCUPANTE

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Se están celebrando en Alemania una serie de elecciones regionales.  Son las últimas elecciones previas a las generales del próximo año. Las novedades que traen estas elecciones tienen varios matices, entre ellos se puede destacar la crisis del bipartidismo.

Alemania, desde la Segunda Guerra Mundial hasta ahora, viene siendo gobernando por dos grandes fuerzas políticas: La Social democracia y los social-cristianos. Entre ambas fuerzas no hay una gran diferencia. Desde hace unos años los “verdes” irrumpieron como una tercera fuerza, sin poder superar esa situación. Pero ahora están apareciendo otras expresiones, una por izquierda conocidas como pos-comunistas y otras expresivas de un nacionalismo xenófobo, por derecha. Éstas tienen un de fuerte crecimiento a costa de los partidos tradicionales. El principal escape de votos lo ha sufrido el oficialismo de los social cristianos de Angela Merkel. Como consecuencia la tendencia general nos pone ante una mayoría de los social demócratas con un porcentaje que ronda entre el 25 y 30% de los votos. Luego hay 4 fuerzas que oscilan entre el 15 y 20%, ellos son: el oficialismo que sostiene a Merkel, los verdes, el pos comunismo y los nacionalistas xenófobos.

Los casos más significativos los podemos encontrar en las elecciones del estado de Mecklemburgo-Antepomerania, al cual pertenece Merkel. Allí, los social demócratas lograron un 30% de adhesiones por delante de Alternativa para Alemania (AfD), el partido nacionalista que nació como una fuerza euro-escéptica en 2013,  heredó los votos neo-nazis y juntó muchos otros para reunir el 21% de los votos y le siguió el partido de Merkel con el 20%. La mayor parte de sus votantes son obreros temerosos de perder empleos o sufrir rebajas salariales ante la masiva presencia de trabajadores sirios. Si este antecedente es grave, en consonancia con varias elecciones realizadas con anterioridad, no es menos grave el resultado de las elecciones realizadas en Berlín, el domingo pasado. Allí volvió a ganar la social democracia con un 23%, retrocediendo más del 5% en su caudal electoral. Aquí resultó segunda la fuerza de Merkel con un 18% y un tercer lugar con fuerzas parejas entre: verdes, pos comunistas rondando el 15% y los nacionalistas cerca del 13%.

El origen de esta debacle del oficialismo es fácil de descubrir, se trata de la defensa que hace Merkel de la política de refugiados, fundamentalmente provenientes de Siria. Los nacionalistas reclaman que no haya más “refugiados”, esto se observa particularmente en la zona que antes formaba parte de Alemania Oriental, todavía  no totalmente integrados y que temen la “competencia” de los recién llegados.

Atendiendo estas tendencias, quienes miran las elecciones generales del año próximo suelen definir la situación de Merkel con la palabra “schreck” (susto). Más aún hay algunos que se atreven a pensar que podría no asumir el riesgo de participar en esas elecciones.

Juan Guahán

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