La cultura inmaterial de América Latina: Lenguas aborígenes en peligro de extinción
María Eva García Simone*
A partir de la colonización y en plena globalización, las lenguas nativas han sufrido de un incesante exterminio, generando una pérdida de identidad y la disolución de valores culturales originarios.
El XV Congreso Internacional de Lingüística y Filología de América Latina se llevó a cabo, durante la semana pasada, en Montevideo, Uruguay, con el objetivo de unificar criterios y ampliar el debate en torno a las políticas del lenguaje en el continente. Conformado por un grupo de investigadores de universidades latinoamericanas, este evento se inició en la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 1996.
Dicho simposio realizado en el marco del proyecto “Políticas del lenguaje en América Latina”, entre los días 18 y 21 de este mes, presentó entre sus ponencias el tratamiento de las diversas políticas estatales en torno a la constitución de lenguas nacionales, las lenguas aborígenes y las medidas de protección en torno a ellas, las herramientas lingüísticas utilizadas en la región, la globalización y el imperialismo lingüístico, la educación y las enseñanzas de las lenguas en los diferentes ámbitos educativos, entre otros.
Estas diversas aristas referidas a una parte tan esencial de la cultura como lo es el lenguaje, de los pueblos y los Estados, incentivan a la discusión y reflexión centradas en la desprotección de la que sufren los pueblos originarios -sobre todo, en el reconocimiento de sus culturas- ante la consolidación de las nuevas sociedades.
El desprestigio de las lenguas nativas conlleva la quita de valores culturales propios de esos pueblos que obligados, ante la falta de conocimiento y reconocimiento por parte de las instituciones acerca de sus léxicos, deben abandonar sus formas de hablar y reemplazarlas por otras, tras el proceso histórico-cultural iniciado con la conquista y colonización de América.
Tal es el caso de la mayoría de las escuelas que se encuentran en provincias como Misiones (Argentina), dónde los niños prefieren olvidar -durante el tiempo de clases- sus raíces y hablar en español, dejando de lado la lengua guaraní. Aquel léxico que mamaron desde el seno de sus hogares, en la institución educativa queda relegado.
Existen diversos motivos. Uno de ellos, se refiere a que los niños sienten vergüenza por sus orígenes debido a que desde la escuela no se los incentiva para preservar y valorar aquel rasgo que les es propio. A esto debe sumársele, el hecho de que los docentes no se encuentran instruidos en la dialecto guaraní. Por tal motivo, no pueden establecer una interacción con los alumnos fuera de lo que es el léxico español.
Las funciones del lenguaje son muchas y variadas, ya sea se trate de una lengua originaria, migratoria u oficial. Se incluyen dentro de éstas, principalmente, la posibilidad que brinda el lenguaje para comunicarse con otros, la formación de una identidad, la producción y reproducción de las relaciones de poder y el acceso al conocimiento y a la información.
A su vez, el lenguaje permite desarrollar posturas críticas y reflexivas frente a los acontecimientos de diversas índoles, adquiriendo una posición activa que permita defender los propios intereses, entre ellos, la misma conservación de la lengua, en el caso de los pueblos originarios de América Latina.
No obstante, dicha defensa debe ser propiciada por las autoridades, estableciéndose políticas acordes a las necesidades de cada una de estas comunidades aborígenes que ante el avance de la globalización y de los valores foráneos en la región, han sufrido un desgaste y un deterioro progresivo en desmedro de las raíces del continente, en su conjunto, y de cada una de las naciones, particularmente.
A pesar de que dichas medidas no se hallen en gran escala en la región, existen algunas centradas en las problemáticas de las lenguas y los lenguajes. Una de ellas es el programa denominado “Modelo de enseñanza común en escuela de zonas de frontera, a partir del desarrollo de un programa para la educación intercultural, con énfasis en la enseñanza del portugués y el español”, llevado a cabo por el Ministerio de Cultura y Educación de Misiones.
“El objetivo del mencionado programa es la formación de alumnos bilingües español-portugués en la modalidad intercultural a lo largo de toda su escolaridad básica; una de las características de este programa es la modalidad de intercambio de docentes argentinos y brasileños. Los ejes que tomaremos en cuenta son: interculturalidad, frontera y bilingüismo.”
En los tiempos que corren existe una tendencia hacia la unificación y la homogeneidad, en deterioro de la pluralidad, las diferencias étnicas y culturales y la diversidad. Esta actitud se denota, a su vez, en la unificación que los Estados pretenden del lenguaje y de la lengua oficial, relegando los “gritos” acallados de las lenguas aborígenes que buscan permanecer para resguardar la cultura, la tradición y las costumbres que conformaban a la América Latina precolonizada.
Uno de los mecanismos utilizados como medio de coerción para consolidar sus intereses políticos y económicos por España en América Latina fue la creación de la Real Academia de la Lengua en el año 1713.
“Esa institución surge, en el universo hispánico, con el claro objetivo de difundir un discurso de ´unidad lingüística´, ocasionando la marginalización de las lenguas locales americanas, bajo el punto de vista institucional, cuando no su aniquilamiento”, tal como lo cita el estudio “Lengua y procesos socio-políticos en América Latina”, de Elizabeth Verani.
“Tenemos una sed y un hambre infinitas de justicia. Una sed de justicia que arrastramos desde hace siglos y que lo abraza todo: acceso a la tierra, la salud, las infraestructuras, la educación, el agua, el precio de nuestros productos, el trabajo, el guaraní.”, son los pedidos que expresaron en una solicitud los movimientos rurales y aborígenes del Paraguay, precedentemente a las elecciones presidenciales.
Estas declaraciones definen las necesidades de los pueblos originarios, en este caso de Paraguay, entre las cuales se destaca el reconocimiento de sus léxicos. Cabe destacar que durante los sesenta años de hegemonía política del Partido Colorado, la lengua guaraní fue rechazada como lengua nacional, dejándola desterrada como tal en la educación y en los medios de comunicación.
Este menosprecio de las raíces genera perjuicios en la identidad nacional y una desvalorización de los nativos guaraníes, en tanto a su reconocimiento como ciudadanos iguales a todos los demás.
En Paraguay, desde 1811 hasta hoy en día, ha existido un régimen implícito de "apartheid lingüístico" que luchó y lucha contra el guaraní, marginando a todos aquellos que poseen a ésta como lengua única. “Millones de campesinos y campesinas, no hemos podido participar de forma plena en la vida social, cultural, económica e intelectual de la Nación”, expresaron las organizaciones y movimientos sociales y rurales.
A partir de la ruptura de tantos años de monopolio político, se espera que el reciente electo Presidente de la república paraguaya, Fernando Lugo, inicie proyectos y políticas que giren en torno al reconocimiento pragmático del guaraní como lengua oficial y a su revitalización y legitimidad como tributo identitario. Asimismo, es importante recalcar que dicha lengua aborigen, a su vez, es protagonista de la cotidianeidad de otros países latinoamericanos, como por ejemplo Argentina.
Este es un desafío que compromete al sistema político y demás instituciones públicas que deben procurar el afianzamiento y la reivindicación de las identidades, de los bienes culturales inmateriales y de las libertades y los derechos de las personas para expresarse a través de diversos lenguajes, entendiendo a éste como un sistema de signos -en este caso, sonoros- que sirven para comunicarse y formular ideas y sentimientos.
Es preciso considerar, tal como lo afirma la investigadora Elizabeth Verani: “la lengua está marcada por atributos sociales, geográficos, históricos, y se presta a ser manipulada por los juegos de poder de personas y pueblos”. Esta autora, ejemplifica lo sucedido con las lenguas nativas en la región, exponiendo, entre otros, el caso de Brasil.
En Brasil, durante el proceso de colonización, la “lengua general” que se estaba estableciendo era de origen indígena, “formada por varias lenguas tupíes-guaraníes emparentadas”. “Era fácil y expresiva; empezó a ser usada porque los conquistadores portugueses (…) comenzaron a vivir con mujeres indígenas, hablando el mismo idioma que ellas en el ámbito familiar”.
“El 1757, el primer ministro de Portugal, marqués de Pombal, en una drástica medida para favorecer el poderío de Portugal sobre sus colonias, prohibió que se enseñara en ellos cualquier otro idioma que no sea el portugués”. Así, Verani explica la manera en que los conquistadores, en este caso portugueses, inhibieron a sus dominios de conservar sus propias lenguas nativas, obligándolas a adoptar un idioma ajeno que no se correspondía ni con las condiciones históricas ni socioculturales del lugar.
Es de vital importancia priorizar la importancia del lenguaje y de las lenguas, cualquiera sea su origen, resaltando que la palabra es una expresión de libertad y una herramienta indispensable para la aprehensión y la interacción entre los sujetos.
Respetar y hacer respetar, reconocer y hacer reconocer el idioma propio y aquellos minoritarios es una de las maneras que los individuos poseen para intervenir en los mecanismos de control de los grupos dominantes.
Desde el resguardo de las lenguas se conllevará necesariamente a la preservación del capital cultural y de la identidad y se revertirá con años de dependencia iniciados en la colonización, agudizados con el imperialismo y extremados con la globalización.
No obstante, a pesar de las diferencias culturales y del pluralismo, es posible un proceso de integración, tanto nacional como regional, que acepte y valore las diferencias, eliminando los prejuicios lingüísticos y aceptando la diversidad cultural existente en el continente. Precisamente esa diversidad es lo que conforma la mayor riqueza de América Latina.
*Publicado en APM