La Cumbre de las Américas demostró que el interés de EU no está en la región
El último día de la Cumbre de las Américas, Washington presentó la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, el comunicado final de la novena, desabrida y quizá última Cumbre de las Américas, centrada en compartir responsabilidades en la gestión del flujo migratorio, que fue firmada por 20 países.
El fracaso de la novena cumbre de las Américas, en Los Ángeles, dejó al descubierto la incapacidad del gobierno estadounidense de demostrar el manejo de “su patio trasero”. Se constituyó en un duro traspié diplomático para EU y su presidente desde que varios jefes de Estado de América Latina y el Caribe descartaran su participación. El resultado fue una decepción generalizada en una región cuyas economías se han visto gravemente afectadas por la pandemia y ahora también por la guerra en Ucrania.
Quizás sea el único resultado sólido de una reunión continental deslucida por la ausencia de varios mandatarios -entre ellos los mayores emisores de migrantes- desde los excluidos por el gobierno de Joe Biden hasta los que no participaron por esa causa. La vicepresidente Kamala Harris prefirió regresar a Washington antes de que el evento terminara.
En la Declaración, Estados Unidos se compromete a acoger a 20 mil refugiados de América Latina en 2023 y 2024, así como a desembolsar 314 millones de dólares en ayuda para migrantes en la región. El gobierno del presidente Joe Biden también ofrece aumentar la acogida de refugiados haitianos, pero no dio cifras al respecto, y otorgará 11 mil 500 visas de trabajo temporal a ciudadanos de Haití y países de Centroamérica.
Entre los que firmaron el acuerdo hay países claves que envían o reciben migrantes o que sirven como corredores de tránsito: Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Panamá, Perú y Estados Unidos. También firmaron Argentina, Barbados, Belice, Jamaica, Paraguay y Uruguay.
Fue el final de una cumbre en la que la administración Biden se abstuvo de prometer nuevos acuerdos de libre comercio o un mayor acceso al mercado a los países de la región que aún no cuentan con estos acuerdos, ni ha demostrado aún ser capaz de recaudar nuevos recursos significativos para la inversión. Lo cierto es que nadie dio cuenta de cómo se financiará el aumento de la seguridad fronteriza y otras iniciativas.
Los ofrecimientos no podrían estar más distantes de lo que se requiere para atender el fenómeno migratorio, y ponen en evidencia las prioridades de EU: el monto de la ayuda para migrantes supone menos del uno por ciento de lo que destinará en un solo paquete de apoyo para continuar las acciones bélicas en Ucrania, y la cantidad de refugiados latinoamericanos a los que abrirá las puertas es una quinta parte de los ucranios a los que recibirá.
Según datos oficiales, 7.500 migrantes irregulares (en su mayoría de Centroamérica, pero también de Cuba, Nicaragua Venezuela y Haití) intentan cruzar a diario la frontera con Estados Unidos; sólo en abril pasado 234 mil personas indocumentadas fueron detenidas en la franja fronteriza, y más de 1,8 millones de migrantes han sido expulsados de manera expedita desde que en marzo de 2020 el entonces presidente Donald Trump puso en vigor el Título 42, una disposición que habilita a las autoridades a deportar sin mayor trámite con el pretexto de la pandemia de Covid.
El asunto es que Washington ha intentado escurrir el bulto del atractivo de su sociedad y quiere ahora que los países emisores de emigrantes acepten nuevas reglas del juego y colaboren a la hora frenar el ímpetu de los inmigrantes.
La declaración apunta dos datos de los que se ha hablado poco: Colombia y México son los dos países de la región que más refugiados han recibido y protegido. Por ello, EU ha tratado de presionar a los demás a hacer lo mismo.
Pero Centroamérica, cuya mayoría de mandatarios no participó de la Cumbre y produce la mayoría de los emigrantes hambrientos, se ha quedado fuera. No tiene grandes compromisos que asumir o cumplir. Quizá por eso muchos creen que esta pudiera ser la última de las Cumbre de las Américas.
Y resta otro detalle: por ley, muchas de las entrelíneas de este acuerdo deben pasar por la aprobación del Congreso estadounidense para que Washington lo cumpla. Y el país está en vísperas de elecciones parlamentarias, donde los “demócratas” de Biden pueden perder la mayoría.
Una plenaria para mostrar la cara
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, intervino en favor de promover el desarrollo de la región para mitigar la necesidad de emigrar, y luego -a través de una gran pantalla el presidente de Uruguay, Luis Lacalle, con Covid-19, reafirmó su iniciativa de integrar a su país a las políticas regionales y dijo que «hay países que están “lejos de la seguridad democrática”.
El mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, dedicó su intervención para ahondar en la defensa de sus políticas medioambientales y las desapariciones del periodista británico Dom Phillips y el indigenista Bruno Araújo Pereira en la Amazonia brasileña. “El bien más precioso para el ser humano es la libertad, de expresión, de trabajo y de culto religioso”, dijo Bolsonaro. “Somos un gobierno que cree en Dios, es favorable a la vida desde su concepción y defiende la familia”, añadió.
Por su parte, el presidente chileno Gabriel Boric llevó nuevamente a la plenaria, la exclusión de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela. “Acá deberíamos estar todos y no estamos todos. No me gusta la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua porque sería distinto exigir con su presencia la urgente necesidad de la liberación de los presos políticos de Nicaragua y pedir terminar de una vez por todas con el injusto y lamentable bloqueo estadounidense a Cuba”.
El ultraderechista presidente colombiano Iván Duque, cargó contra las reiteradas quejas por la exclusión de los tres países. “Nuestra región no se divide entre izquierda y derecha, entre progresistas y conservadores, sino entre quienes somos demócratas y quiénes son autócratas”, expresó el responsable de masacres, despariciones, torturas en su país, cogobernado con ocho bases militares estadounidenses.
El cierre de Blinken
La cita culminó con una rueda de prensa del secretario de Estado, Antony Blinken, quien dijo que el diálogo en México entre la oposición venezolana y el gobierno constitucional de Nicolás Maduro“es el mejor camino que podemos ver para establecer la democracia que los venezolanos merecen”. “Las sanciones son un esfuerzo para incentivar el diálogo (…) no son permanentes, si vemos cambios pueden ser levantadas. Ese es el propósito”, contestó. Pero las sanciones y los bloqueos siguen.
Preguntado acerca de la influencia de China y Rusia en la región, el secretario minimizó su impacto comparándolo con los logros alcanzados en la cumbre. “Este hemisferio es una prioridad para EU pase lo que pase en el mundo. Se requiere de compromiso día a día de EU y de los otros gobiernos, empresarios, ONG…”, respondió tratando de evadir la pregunta.
“Los países tomarán sus decisiones soberanas, pero la idea de que Rusia sea un socio en seguridad y en asistencia humanitaria… no aprueba el test de credibilidad”, remató.
Corolario
Para que haya otra Cumbre de las América, que desde 1994 trata de imponer un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) presentándola con distintos nombres, es necesario dejar atrás el paradigma intervencionista sostenido por Estados Unidos y lanzar una nueva etapa en la relación entre las Américas, una en la que la unidad responda a las realidades presentes y al sentir de la mayoría de las naciones.
Para destacar: 29 de los 32 estados que enviaron delegaciones a Los Ángeles votaron en contra del bloqueo de seis décadas a Cuba, lo que demuestra que sólo cuando Washington se decida a escuchar el clamor de sus vecinos y a apegarse a la legalidad en sus vínculos con ellos podrá realizarse una Cumbre de las Américas con resultados y trascendencia a la altura de las circunstancias globales.
*Integrante del Observatorio de Estudios Macroeconómicos de Nueva York, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)