Rubén Armendáriz*
Paradojas de esta América: durante el gobierno del ultraconservador George Bush germinaron los gobiernos progresistas en América Latina. Pareciera que hoy, la ofensiva de la derecha comienza con un tibio demócrata en la Casa Blanca. Los memoriosos recuerdan que las invasiones en nuestra región siempre se dieron con gobiernos demócratas. La izquierda latinoamericana enfrenta hoy tiempos económicos malos y comienzan a culparla -porque está en el poder-, hasta de la crisis del capitalismo.
Es que Obama tiene cuatro problemas quizá más graves para su gobierno: la confirmación de Sonia Sotomayor en la Suprema Corte; un descalabro continuado (heredado y ampliado) en Medio Oriente; hacer aprobar la legislación de salud antes de fin de año; y también una presión enorme por abrir las investigaciones de los actos ilegales del gobierno de George Bush. Si los gobiernos progresistas contribuyen a la solución de los problemas populares y los movimientos sociales se fortalecen construyendo ciudadanía y procesos de autogobierno, no habrá poder mediático capaz de distorsionar la conciencia popular. Son los pueblos quienes hacen la historia: ni los medios de comunicación, ni los ejércitos, ni líderes que puedan separarse de las masas que luchan por la liberación de la naturaleza y de los seres humanos.
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