La derrota de Kast no significa el fin de la ultraderecha en Chile
Así como la derrota de Donald Trump en Estados Unidos no representó el fin del trumpismo y la derrota de Bolsonaro en Brasil en 2022 no significará el fin del bolosonarismo, la derrota de José Antonio Kast en Chile tampoco representa el fin del “ kastismo ”, es decir, de la ultraderecha comprometida y radicalizada, ni la amenaza de la contrarrevolución autoritaria en Chile.
Mientras que en Brasil el contingente de ultraderechistas debería ser proporcionalmente menor por el bajo desempeño que debería tener Bolsonaro, alrededor del 20%, según encuestas, en Chile y Estados Unidos el efecto es el contrario. Tanto es así que las posibilidades de Trump de regresar al poder en 2024 son una realidad asombrosa.
Trump y Kast fueron muy competitivos electoralmente contra sus oponentes Joe Biden y Gabriel Boric, representando el 46,9% y el 44,1% de los votos, respectivamente.“ Si gano es, ganancia, y si pierdo, también gano ”, declaró Kast horas antes de la votación que confirmó la victoria de Gabriel Boric con un margen de 11,7%.
El punto de partida de Kast no es su comparación con su oponente directo, por quien fue derrotado, sino su desempeño en relación con él mismo en las elecciones presidenciales de 2017, cuando se postuló por primera vez para un cargo como candidato independiente, y en relación con la campaña del plebiscito para decidir la convocatoria de un proceso constituyente para redactar una nueva Carta Constitucional del país.
En el plebiscito fue el principal líder y gran artífice de la campaña Rechazo, contra la Constituyente.
Kast es el principal y más carismático líder de la ultraderecha chilena. Con su falsa retórica antisistema y antipolítica, ocupó progresivamente el lugar de la derecha tradicional y provocó a la derecha política, un fenómeno contemporáneo, de hecho, observable en todo el mundo, que combina el ascenso de la extrema derecha desde la propagación de los antivalores dantescos.
En Chile, por tanto, a pesar de la dinámica virtuosa del progresismo, del centro-izquierda y de la izquierda, tanto en el proceso constituyente como en la elección de Gabriel Boric, la ultraderecha no está en decadencia, como parece a primera vista.
Por el contrario, los datos muestran que este campo ideológico ha tenido una audiencia creciente en la sociedad chilena, como lo demuestra el desempeño ascendente de Kast en las últimas tres elecciones:
Los 3.649.647 votos obtenidos lo ubican como un candidato altamente competitivo en la disputa por las direcciones de Chile, como se muestra en el cuadro a continuación. Tuvo un voto más alto que Piñera en 2009 y Bachelet en 2013, y ha estado muy cerca de todos los demás presidentes electos en el país desde el último mandato en el gobierno del dictador Pinochet.
Kast pertenece a una familia vinculada al nazismo y colaboracionista del terror de Estado de la dictadura de Pinochet. Tiene una capacidad mental e intelectual, visión programática y articulación orgánica internacional muy superior a Bolsonaro.
En esta perspectiva, por lo tanto, representa una amenaza igual o más grave para la democracia y, también, un peligro equivalente desde el punto de vista de la propagación regional e internacional de esta corriente fascista.
En septiembre de 2022 Chile tendrá una nueva decisión sobre soberanía popular; será el tercero en tres años. Con la conclusión de los trabajos de la Asamblea Constituyente, se realizará un referéndum para que el pueblo chileno pueda decidir sobre la nueva Constitución.
El quórum para aprobar la nueva Carta Constitucional que sepultará el marco pinochetista vigente desde 1980 es de mayoría simple, 50% de los votos más uno.
Kast tendrá un papel central en este referéndum; será un combatiente de la mayor envergadura contra la nueva Constitución. Será el actor más tenaz en defender el viejo orden para evitar que la nueva era se imponga en Chile.
El domingo pasado, cuando la encuesta mostró que la victoria de Boric estaba sellada, Kast fue en contra de las expectativas creadas en la recta final de la campaña con amenazas de cambiar las tornas. Además de comunicarse telefónicamente con Boric para conocer el resultado, también fue a recibirlo personalmente en el búnker del Frente Amplio.
Este gesto puede decir más que la repentina e increíble conversión de Kast al republicanismo y la democracia. Este simulacro de civilidad política puede ser producto de un cálculo programático para retener al impresionante electorado cautivado por su monstruosa retórica.
Si repitiera la truculencia de sus homólogos fascistas -Trump, Bolsonaro, Keiko Fujimori- Kast vería desaparecer mágicamente a una parte considerable de este electorado. Se considera un ganador en relación a la estrategia que aprecia de conquistar el poder en Chile para promover la restauración del estado ultraliberal mantenido a través del terror.
La revoluición democrática en Chile, que enfrenta dos transiciones, tiene un sujeto histórico al acecho para intentar, en todos los sentidos, una contrarrevolución autoritaria.
*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)