La desamparada infancia: supervivencia infantil en África

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Gisela Ortega*

En África las características de sus residentes y su esperanza de vida varían según las condiciones socio-ambientales. En África del Norte, por ejemplo, la mayor parte de sus ciudadanos son mayores y superan a los adolescentes, aunque no se da envejecimiento progresivo. Primera entrega.

En el África subsahariana priman los jóvenes, sin embargo en las últimas décadas se observa un crecimiento de la población adulta y una progresiva senectud, principalmente en países como Etiopía y Somalia, aunque en Sudáfrica también se aprecia un incremento de adultos pero no tan común la longevidad. Lo más preocupante en esta área continental  es la persistencia de crisis alimentarias periódicas.

África es el tercer continente del mundo por extensión geográfica.  Tiene una superficie total de 30.272.922 kilómetros cuadrados que representa el 22% del total terrestre. Su población es de 910.844.133 habitantes. La región  se organiza en 53 países, siendo todos ellos miembros de la Unión Africana, con excepción de Marruecos.

El  territorio  africano está dividido por el Sáhara –o Sahara–, el mayor desierto del mundo, y esta demarcación no  es solo geográfica. En los países que se sitúan principalmente al norte del Sáhara –Argelia, Egipto, la Jamahiriya Árabe, Libia, Marruecos y Túnez-, la mortalidad media de los niños y niñas menores de cinco años en 2006 fue de un 35 por cada 1.000 nacimientos vivos, lo cual significa que en ese año aproximadamente uno de cada 29 niños expiraron antes de su quinto año de vida.

Desde 1990, se ha reducido la tasa de defunción infantil en al menos un 45% en todos y cada uno de los cinco países de África del Norte, con una tasa media subregional anual del 5,3%, lo cual implica que van por buen camino para lograr el Objetivo de desarrollo de milenio, de las Naciones Unidas,  que pretende  reducir la tasa de muerte de los niños y las  niñas menores de cinco años en dos tercios entre 1990 y 2015.

El contraste de las tendencias de supervivencia infantil en el África subsahariana –que incluye Djibouiti y Sudán– no podrá ser más llamativo. En 1970, la estadística de defunciones media de los menores de cinco años en África del Norte era de 215 fallecimientos por cada 1.000 nacimientos  vivos,  lo cual no difería demasiado de los registros en el mismo año en los países de África oriental -216 por cada 1000-,  o de África meridional -208 por cada 1000 vivos-.

Sin embargo, entre 1970 y 2006, en África del Norte se redujo la mortalidad de los menores de cinco años en un 84%, mientras que la reducciones correspondientes en África oriental y meridional eran solo de 43% y 30%, llegando a 123 y 146 muertes por cada 1.000 nacimientos vivos, respectivamente.

Como en África Central y África Occidental tampoco se produjeron reducciones significativas, en el conjunto del África subsahariana la tasa de expiraciones de los menores de cinco años se redujo en poco más de un tercio durante el mismo periodo de 36 años.

Aunque este contraste supone un ejemplo punzante de la creciente brecha entre el África subsahariana y otras partes del mundo, también alimenta esperanzas, puesto que algunos países africanos han sido capaces de reducir de manera sostenible las cifras anuales de mortalidad infantil durante las últimas cuatro décadas.

La experiencia de África del Norte demuestra que es posible acelerar el descenso  de la mortandad infantil de forma rápida mediante acciones consensuadas, estrategias y recursos adecuados y una fuerte voluntad política, aplicados de manera sostenida a favor de la salud materno-infantil.

El África subsahariana es todavía el lugar más difícil del mundo para que un niño o niña viva hasta cumplir cinco años. En 2006, el último año del que se tienen estimaciones definitivas, el número de fallecimientos de menores  en  esta región fue de 160 por cada 1.000 nacimientos vivos; es decir: aproximadamente uno de cada seis niños no llegó a la edad de cinco años. Aunque esto representa una reducción del 14% desde 1990, continúa siendo la tasa de mortalidad infantil más alta del planeta, y ocupa la última posición en relación a los Objetivos de desarrollo del milenio, que pretende reducir la defunción materna en tres cuartas partes entre 1990 y 2015.

En varios países, hay impedimentos importantes para cumplir esas metas, como una pobreza generalizada y de hondas raíces, el azote del SIDA y las guerras civiles, infraestructuras inadecuadas y la deficiente capacidad de los sistemas de salud, que han contribuido al estancamiento, o incluso aumento de las cifras de muerte infantil en décadas recientes.

África del Norte va por  buen camino, ya que su tasa de mortalidad infantil, se ha reducido en un 57% desde 1990. La  de defunción de menores de cinco años de esta subregión es inferior a 40 por cada 1.000 nacimientos vivos. Mejorar las perspectivas de supervivencia infantil en el África subsahariana supone un gran reto, aunque en esta región, la  mortalidad haya descendido desde 1990.

Una tendencia aún más inquietante es el incremento en el África subsahariana del total de muertes de párvulos de cinco años en los últimos decenios. Esto se debe en parte a una tasa de fecundidad media mayor que la encontrada en otras regiones del mundo; en 2006, por ejemplo, fue de 5,3, mientras que en el conjunto de los países en  vías de desarrollo del sur de Asia, fue de 3,0 y 2.8. Este aumento corresponde a los lentos avances en el abastecimiento de atención primaria de salud de calidad, a la nutrición insuficiente y a una falta de fuentes de agua mejoradas y de instalaciones básicas de saneamiento, entre otros factores.

La comparación  de fallecimientos de infantes de cinco años correspondiente al África subsahariana en las últimas tres décadas y media con las del resto del mundo pone de relieve su delicada situación. En 1970, el 11% de la  natalidad y el 18% de las muertes de niños de cinco años en el planeta se produjeron en esta región.

En 2006, no obstante, mientras que la cantidad de nacimientos se reprodujo, llegando al 22%, la de muertes de pequeños de cinco años se disparo hasta el 50%. La parte proporcional de los fallecimientos de niños de esa edad en el orbe relacionada a África Central y África occidental juntas se ha triplicado desde 1970, pasando de un 10% a un 30%, y la parte referida a África oriental y África meridional juntas se ha duplicado. La suma de las defunciones infantiles de Djibouti y Sudán más las de África subsahariana supone el 50% del total de muertes de infantes de cinco años en todo el mundo en 2006. En contraste la proporción correspondiente al resto del universo ha descendido.

Fuentes
UNICEF. Progreso para la Infancia.
Informes de la Organización Mundial de la Salud

*Periodista.
 

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