La destrucción de nuestro capital natural

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Sin embargo estos modelos tienen otro importante factor común a todos ellos, que tiene que ver con la subestimación sistemática del aporte del capital natural a la creación de riqueza y bienestar material, y por ende al desarrollo económico y social de la humanidad, lo que ha conllevado a la fuerte presión que ejerce la actividad económica sobre los ecosistemas naturales y que concluye en su sobreexplotación.

Esto tiene directa relación con una de las características del pensamiento económico moderno, que es la predominancia de una visión más bien mecánica del comportamiento económico de los individuos y de los agentes productivos. Dicho pensamiento fue introducido –básicamente– por los fundadores de la escuela neoclásica, a partir de lo que se ha denominado la “revolución neoclásica o marginalista” en teoría económica.

Desde entonces, las cosas no han cambiado sustancialmente y, aún hoy, en los textos convencionales de economía prevalece la clásica representación del proceso económico como un diagrama circular o como un movimiento pendular entre la producción y el consumo, en un sistema cerrado y autosustentado, desvinculado de la base material que da sustento físico al proceso y sin referencia al conjunto de relaciones que existen entre el proceso económico y el ambiente natural.

El sector pesquero es un caso paradigmático de la fuerte crisis de sustentabilidad que enfrenta la actividad económica moderna. En el último informe de la FAO El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura”(SOFIA) se indica que el 52 por ciento de las poblaciones marinas se encontraría completamente explotado, lo que significa que su pesca ha alcanzado el máximo de productividad biológica.

fotoAumentar la pesca en estas poblaciones no produciría ninguna captura adicional sostenible y reduciría la reproducción a niveles peligrosamente bajos.

Por otro lado, el 16 por ciento se encuentra sobreexplotado, el siete agotado y el uno por ciento recuperándose de agotamiento. 21 por ciento está moderadamente explotado y podría resistir aumentos modestos de pesca y capturas. Siete de las diez principales especies marinas –que representan juntas alrededor del 30 por ciento de toda la producción de la pesca de captur–- están plenamente explotadas o sobreexplotadas.

En estos momentos nos encontramos en una profunda encrucijada respecto al destino de las actuales estrategias de desarrollo, básicamente por la crítica situación de los “stocks” de capital natural en el mundo, y la insustentabilidad que acarrea los actuales niveles de consumo y explotación por parte de los países industrializados.

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* Economista. Fundación Oceana, Oficina para América del Sur y Antártica.

Este artículo fue publicado en Chasquis (www.chasquis.cl).

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