La educación también es cosa del hogar

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El aprendizaje del ser humano comienza en la casa, ya que es fundamental la labor familiar para el buen desarrollo integral de la persona. Los valores de una sociedad se empiezan a medir a través de lo que se enseña en el hogar.

fotoPrácticamente nadie nos enseña a ser padres, hermanos, tíos, sino que ese rol se va aprendiendo con el paso del tiempo. Así que, más allá del simple hecho de cumplir un programa curricular, se debe educar al estudiante como un ser integral frente a sí mismo, luego frente a la familia y, finalmente, frente a su entorno social y, cuando esté ejecutada, se debe proceder a enseñar el diseño curricular en cuestión.

Naturalmente hay que invertir más tiempo en los niños y adolescentes para formarles la conducta, pero si los educadores enseñan a sus discípulos en base a sus propias vivencias, valores, principios de vida y responsabilidad en lo que hagan, es allí donde comenzará la labor educativa y dejará el maestro de ser un profesor para convertirse en un ejemplo a seguir. Es entonces cuando las muchachas y muchachos entenderán el valioso regalo que uno les da al enseñarles que se están formando para ser unas personas dignas y de quienes las próximas generaciones puedan seguir sus ejemplos.

El docente debe pasar de ser un evaluador, «colocador de notas» y calificar al estudiante, a convertirse en un amigo, alguien de confianza y finalmente el maestro de sus discípulos.

En Venezuela se invierte más tiempo en memorizar para acumular información que en generar conocimiento; se cumple con el objetivo del curso, pero no se hace énfasis en que el estudiante aprenda valores y tome conciencia que pueda llevar luego a la práctica, sino para solamente en que apruebe el examen.

La educación debe estar orientada hacia una simbiosis del individuo con su ambiente, y no me refiero simplemente al entorno social sino también al entorno global -social, espiritual, ambiental, familiar, etc.- y en eso la política gubernamental ha fallado al tratar de importar modelos que sirven para otras sociedades pero no para la nuestra.

Tal vez el diseño curricular que funciona en Francia no sea aplicable en España, Italia o Suecia, y mucho menos en América Latina. Si cada individuo y en consecuencia cada sociedad centrara su atención en programar la educación que sea útil para su «entorno global» entonces se podrían ver los resultados en el «entorno local».

La educación debe estar orientada hacia el fin práctico de la sociedad. El Estado debe plantearse como meta que la enseñanza sea diversificada de acuerdo a las necesidades que las comunidades tengan en las diversas regiones del país. Eso no significa que se deje a un lado la formación integral del individuo sino, más bien, pensar en cómo orientar la educación para que las exigencias de cada localidad sean satisfechas y, de esa forma, poder ir articulando una sociedad más eficiente en donde cada quién tenga los conocimientos necesarios y suficientes para contribuir al desarrollo  de la nación en su totalidad.

La educación es un proceso de aprendizaje continuo; es el cultivo del discernimiento y hay que fusionarla, entonces, con la cultura para que pueda desarrollar en el estudiante juicios críticos, refinamiento y personalidad.   

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