La entrega del miliciano Battisti a Italia sorprendió y desató protestas en Bolivia
Cesare Battisti, miliciano de izquierda capturado casi tres décadas después de ser haber sido condenado por cuatro muertes, fue entregado este domingo por Bolivia a las autoridades italianas, en un operativo express que causó no solamente sorpresa sino también desató protestas contra la actitud tomada por el gobierno de Evo Morales.
Battisti, de 64 años, fue detenido el sábado en la región de Santa Cruz, unos 590 kilómetros al este de La Paz, y fue enviado a Italia bajo custodia de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) en un avión Falcon enviado por el gobierno italiano, informó el coronel Paul Saavedra, director de Interpol en Bolivia.
Battisti fue miembro del grupo autonomista de los Proletarios Armados para el Comunismo, fundado en 1976 y desarticulado tres años después durante la época de agitación social (los llamados años de plomo). El grupo, acusado de terrorismo político, fue acusado de ser responsable de crímenes en Italia a finales de la década de los 70.
La entrega de Battisti a las autoridades italianas no cayó bien en Bolivia. El defensor del Pueblo, David Tezanos, y el exministro Hugo Moldiz son algunos de los que cuestionaron la decisión del Gobierno. “La Comisión Nacional de Refugiados (Conare) viola derechos de Cessare Battisti al entregarlo a Brasil o Italia, y el costo político para el gobierno boliviano será alto”, escribió Moldiz.
“Conforme a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Ley de Protección a Personas Refugiadas. (Por tanto se) vulneran los principios de ‘no devolución’ y ‘no expulsión’” afirmó por su parte Tezanos.
El ministro de Gobierno, Carlos Romero indicó que se dio una “salida obligatoria” puesto que su situación migratoria era irregular. “En aplicación de la Ley 370 de Migración, se emitió la resolución con la que se dispone su salida obligatoria de Bolivia por su condición ilegal“, señaló.
El periodista Pablo Stefanoni dijo que el ciudadano italiano tiene derecho a un proceso de extradición que “es un derecho básico en todos los casos. No hace falta simpatizar con Battisti y no simpatizo, pero se trata de alguien ya asilado en Francia y Brasil, una entrega en 24 horas impide cualquier evaluación del caso”.
Añadió que el presidente Evo negoció el tema Battisti en su viaje a la asunción de Jair Bolsonaro. “La entrega en 24 horas, parece un método de Plan Cóndor, no de una decisión de un gobierno popular. Más aún si es cierto que había pedido refugio”, publicó Stefanoni.
La politóloga y presentadora de televisión, Susana Bejarano también cuestionó la medida: “La red de extrema derecha mundial hoy recibe un regalo. ¿Dónde quedó nuestra soberanía? ¿Y la solidaridad? ¿Y la ideología?”, preguntó.
Un largo camino a la extradición
Condenado en ausencia a cadena perpetua en Italia, Battisti, de 64 años, pasó antes por México, Francia y Brasil, cuya justicia rechazó en un primer momento la extradición a su país y luego la autorizó.
El ex presidente brasileño Michel Temer firmó en diciembre un decreto ordenando su extradición, ante lo cual el italiano habría hecho un último intento por evitar cumplir su captura. Tras pasar varias veces por la prisión acusado de delitos comunes, a finales de los años 70 se unió a la lucha armada de los Proletarios Armados Por el Comunismo.
Tras ser detenido en Milán fue encarcelado en 1979 y escapó en 1981. En 1993 fue condenado en ausencia a cadena perpetua por dos asesinatos y por complicidad en otros dos, cometidos en 1978 y 1979; él dice ser inocente. Tras pasar por México encontró refugio en Francia entre 1990 y 2004 gracias a la protección del ex presidente socialista François Mitterrand, quien se comprometió a no extraditar a ningún militante de extrema izquierda que hubiera renunciado a la lucha armada.
Igual que un centenar de militantes italianos de aquella época, Battisti rehizo su vida en París. Sin embargo, en 2004, el gobierno derechista de Jacques Chirac decidió poner fin a la jurisprudencia Mitterrand y extraditarlo. Battisti huyó entonces a Brasil con una identidad falsa, según él, ayudado por los servicios secretos franceses.
Después de tres años de clandestinidad, en 2007 fue detenido en Río de Janeiro y pasó cuatro años en prisión, donde mantuvo una huelga de hambre porque decía preferir morir en Brasil antes que volver a Italia. En 2009 el Tribunal Supremo de Brasil autoriza su extradición, pero deja la decisión final en manos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que en el último día de su segundo mandato decidió no expulsarlo. Como represalia, Italia llama a consultas a su embajador en Brasilia.
En junio 2011 Battisti fue liberado y logró un permiso de residencia. Después de la elección en octubre pasado del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien prometió su extradición, Battisti volvió a la clandestinidad hasta el sábado, cuando fue detenido en Bolivia.
Battisti intentó conseguir asilo en Bolivia el 21 de diciembre, informó el Defensor del Pueblo, David Tezanos, solicitud que no fue respondida, por lo que consideró que se violaron los derechos del ciudadano italiano como solicitante de asilo. Romero aclaró que Battisti no fue extraditado, sino obligado a salir del país por ingresar de forma ilegal, su salida tuvo que ser obligatoria en un puesto migratorio cercano, en este caso el aeropuerto.
En Roma, la policía italiana publicó un video en el que se veía a Battisti horas antes de su captura, al parecer sin percatarse de que era vigilado mientras caminaba por la calle con pantalones vaqueros, camiseta azul y lentes oscuros, una imagen posterior mostraba la foto de la ficha del extremista con el sello de la policía boliviana.
* Antropóloga y economista, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)