La fascinación el barreno y un calendario: sólo fútbol
Magalí Silveyra.
Mucho más en Estados Unidos, pero en todas artes el fútbol invade los aposentos femeninos. Y si los hombres comienzan a inercambiar recetas de cocina, las mujeres opinan sobre la conformaciòn de las escuadras. Y también lo juegan: el "soccer" pretende convertirse en el gran juego femenino en EEUU; algunos dicen que es suave, elegante y cooperativo, lejos de lo que debe ser una actividad masculina, y siguen atornillados al fútbol americano y sus clavículas dislocadas.
Cabe preguntarse qué de suave tiene darse de patadas, dónde está la elegancia de los escupitajos luego de una jugada que acierta o fracasa; lo de cooperación sí. Es un juego, finalmente, de once contra once y si no saben cooperar con sus compañeros…
En Europa y América Latina, y lentamente en Asia y también en 
África, el fútbol, más que un deporte, sobre el negocio que es (¡y vaya si lo es!, nos cuenta aquí Luisa Bustamante), más allá incluso de haberse erigido en el "opio de los varones", es una categoría de estudios sociológicos.
Hay algo que fascina en el correr de la pelota, y es esa fascinación la que sirve de trampolín a quienes de mil distintas maneras hacen fortunas a su costa. Y así como la fascinación es cosa de magia, el barreno de utlizar lo que queda del deporte para amasar fortunas y traficar a veces con niños futbolistas es asunto de "los negocios".
No sería raro que vivamos los años finales de esta pasión mundial que se expresa cada cuatro años en un Mundial; el comercio agrede, saquea, mata lo que se le ponga por delante. Y entonces, ¿y por qué no?, volverán nuestros hombres a la pichanguita de los domingos con los amigos y los clubes serán de nuevo lo opuesto al serrallo, pero tan exclusivo como aquel, y nosotras podremos, finalmente y en paz, dedicarnos a los que nos importa.
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